Diario de León

Resurrección estival

El León vacío recibe 150.000 visitantes durante el verano

Dos jóvenes vuelan con sus bicicletas junto a la playa fluvial de Villoria de Órbigo. DL

Dos jóvenes vuelan con sus bicicletas junto a la playa fluvial de Villoria de Órbigo. DL

Publicado por
Raquel G. Bosco, Ana B. Vázquez, Clara Pinos, Acacio Díaz y A. Domingo.
León

Creado:

Actualizado:

La trastienda del éxodo rural —los pueblos en los que cada verano descansan aquellos que no encontraron una salida laboral en su pueblo— atrae cada año a Léon a más de 100.000 personas. El año pasado la cifra se acercó a 150.000 visitantes en julio y agosto —64.434 en el primer mes y 85.377 en el segundo, el de preferencia para el descanso estival—, convirtiendo las localidades vacías en pueblos que renacen. Esta multitud logra que muchos negocios consigan buena parte de su rentabilidad gracias a las vacaciones. En definitiva, que el medio rural no baje la persiana por falta de personal, pues añadir 150.000 personas a una provincia con 463.746 habitantes —último dato de población del Instituto Nacional de Estadística (INE), de 1 de enero de este año— es tanto como sumar un 32% al padrón provincial. Además de revitalizar la provincia, los municipios se enfrentan al reto de mantener unos servicios de calidad en abastecimiento y depuración de agua, recogida de basuras y ocio, entre otros.  

El medio rural leonés despierta en julio, con agosto como mes dulce, como lo reflejan los datos. El de 2017 fue el mejor de estos en los últimos cuatro años, con 87.843 veraneantes, mientras que 2015 fue el peor, al contabilizarse solo 72.368 personas más. El mejor julio fue el del año pasado, con 64.434 visitantes, mientras que 2016 bajó a 23.821 personas.  

En el cómputo global de los meses veraniegos de los últimos cuatro años dan a 2018 el primer puesto, como ya se ha indicado, seguido de 2017 —con casi 122.300 visitantes—, 2015 —112.700— y 2016 —no llegaron a 108.000—.  

El incremento de la población se ha estimado a través de los datos del Consorcio Provincial para la Gestión de los Residuos Sólidos Urbanos en la Provincia de León (Gersul), que experimenta incrementos entre 812 —el más bajo, correspondiente a julio de 2016— y 2.961 toneladas —como pico más alto, en agosto de 2018— en la generación media mensual de residuos urbanos.  

Los datos arrojan otras conclusiones, como que León registró una media de basura por habitante y día de 1,15 kilos y un aumento de los residuos sólidos urbanos en el último años, con 193.001,18 toneladas recogidas en 2018, frente a los descensos consecutivos de los años precedentes —188.095,54 toneladas en 2017, 193.649,32 en 2016 y 193.914,96 en 2015—. Agosto es el mes en el que más basura genera León, con incrementos del 15,09% en 2015 al 18,75% de 2017.  

   

Historias tras las cifras  

Tras los datos se encuentran las historias de quienes llenan de bullicio estival la provincia. Turismo rural, campismo, playas fluviales, piscinas y naturaleza son el refugio veraniego de los miles de veraneantes.  

Como un buque insignia del estío, las piscinas de Valencia de Don Juan están llenas de niños, adultos y mayores que disfrutan de una tarde soleada. Algunos están refrescándose en las piscinas mientras otros aprovechan la zona de sombra para aguantar las temperaturas. Casi todos ellos son veraneantes que han elegido al municipio como lugar donde disfrutar sus vacaciones. «El 80 por ciento de las personas que acuden son asturianos mientras que el 20 por ciento restante proceden de distintos puntos», indica Pablo Álvarez, encargado del restaurante del recinto. El motivo que les lleva a venir es «el microclima y la poca distancia que hay entre ambas zonas». Algunos de ellos, como Paco Cienfuegos poseen casa propia desde hace años y se sienten tan a gusto que se autodenominan ‘asturcoyantinos’. «Es una zona en la que el clima es muy bueno y la convivencia aún más», resalta. Todos los veranos, este asturiano y su mujer hacen las maletas para venir a disfrutar de la época estival en la zona. «Fíjate si llevo años aquí que mi número de carné de la piscina es el 317», indica con orgullo.  

Casi al atardecer se oyen las risas provenientes de una gran tienda de campaña. Al dar la vuelta a la esquina se puede ver que en un porche improvisado decorado con globos de colores, una familia está celebrando un cumpleaños. Virginia, la hija de la protagonista, cuenta que vienen al camping desde hace cuatro años. «Esto es como un pueblo. Poco a poco vas juntando la parcela con otros y creas una familia». En un momento se animan y llegan a sacar la gaita. El padre comienza a tocar canciones típicas de su tierra, Asturias, y los demás se animan a cantar mientras que otros toman ‘culines’ de sidra. Después de varias melodías la familia aplaude y sonríe, demostrando que el espíritu de la vida de campista «es estar unos con otros tranquilamente y disfrutar»  

   

«Esto es un paraíso»  

Virgina insiste en que lo que más les gusta es «estar así en familia», aunque también «andar en bicicleta, conocer pueblos y hacer sendas». Mientras, los niños de la familia disfrutan tranquilos de la velada, pero su madre confirma que no siempre es así y que en realidad no paran en todo el día. «Para ellos esto es un paraíso. Tú imagínate ser crío y que a las 9 de la mañana ya estés con la bici fuera. Es una gozada».  

En la playa fluvial de Villoria de Órbigo otra familia de campistas decide aprovechar la buena temperatura que ofrece el día para pasar la tarde. Es el cuarto año consecutivo que los asturianos eligen este destino del que destacan su buen clima y sus gentes. Mientras dan un bocado a su merienda, los más pequeños de la familia, Hugo y Enol, detallan con alegría la sensación de libertad que sienten en esta pequeña zona del Órbigo y que les permite realizar múltiples actividades con el grupo de amigos que han ido formando durante estos cuatro años. «Solemos ir de rutas con otras familias, pero ahora con el buen tiempo aprovechamos sobre todo para ir al río. Nosotros en Asturias vivimos al lado de la playa, pero no tiene nada que ver con esto. Son espacios diferentes y a mi me gusta mucho más este», relata Enol. Su hermano no se atreve a afirmar cuál de los espacios es su favorito, pero deja claro que La Bañeza es uno de sus destinos preferidos.  

   

Desde el extranjero  

Esta también es la fecha en la Raquel y Marina hacen las maletas y cruzan la frontera entre Portugal y España para disfrutar las vacaciones en su pueblo: Benavides. Con añoranza, Raquel recuerda como hace 20 años se fue al país vecino en busca de una oportunidad laboral. Su soñado puesto de matrona junto con otros factores hicieron que decidiera quedarse allí y establecer su lugar de residencia. Pese a ello, el cariño por su pueblo y su familia es algo que siempre está presente. «Todos los años venimos porque es la única vez que podemos encontrarnos con toda la familia y también disfrutar de este pueblo tan bonito», detalla. Entre risas cuenta además que el verano para ella es una fecha especial porque es el único momento en el que se reúne con su popular grupo de amigas: ‘Las Finas’. Marina, pese a criarse en el país extranjero, también aprecia el lugar de origen de su madre. «Me gusta estar aquí porque el ambiente es diferente al de Portugal. En el pueblo hay mucha más libertad en todos los sentidos y las verbenas son especiales», señala. Siempre que puede acude junto con sus primos y sus amigos que, al igual que ella, vienen a pasar el verano al lugar de residencia de sus tíos y abuelos.  

   

 

tracking