Diario de León

Castilla y León, Asturias y Miteco sientan las bases del nuevo censo nacional del urogallo

En dos semanas habrá un encuentro para fijar metodología de este segundo muestreo oficial que arranca este mismo año

El objetivo es incrementar la captura y radiomarcaje de ejemplares, para superar los ocho que hay actualmente en León. DL

León

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Técnicos de la Junta de Castilla y León, del Principado de Asturias y del Ministerio para a Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco), junto con investigadores de IREC-CSIC, se reunirán en las dos próximas semanas para establecer las bases del próximo censo nacional con el que se evaluará la delicada situación en la que se encuentra el urogallo cantábrico. Según fuentes de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta de Castilla y León, el objetivo de esta primera reunión de trabajo es repasar la metodología, esfuerzos de muestreo y plazos de ejecución. Después de este primer encuentro, y de forma previa al trabajo de campo, se realizaría una jornada formativa para todo el equipo técnico y de campo que participará en la realización del censo.

El último censo nacional se realizó en 2019 y fue el primer conteo oficial de la especie en todo el territorio de influencia. Este trabajo, realizado entre las comunidades implicadas y el ministerio, vino a confirmar con cifras la preocupante situación de esta emblemática especie que sólo contaba por entonces con 292 ejemplares, que sobrevivían en un área de distribución de 350 kilómetros cuadrados de la cordillera cantábrica. El 80% de ellos (233), se localizaban en las comarcas leonesas de Alto Sil y Omaña y el 20% restante (59), en el suroccidente asturiano.

A pesar de que todas las esperanzas para revertir la dramática situación de la especie se encuentran en este censo nacional, la Junta de Castilla y León realiza un seguimiento del estado de conservación de la población del urogallo cantábrico, con el que se determina anualmente el área de ocupación y el tamaño de las poblaciones.

El Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad en Castilla y León, en lo referente al urogallo cantábrico fija que, anualmente se deberá estudiar la presencia o ausencia de ejemplares de urogallo en cuatro zonas Zepa de la provincia de León: Alto Sil, Omañas, Ancares y Picos de Europa. También se deberá señalar el número de cantaderos que permanecen activos. Para ello se realizan los llamados censos al canto, que se realizan en primavera, coincidiendo con la época de celo de la especie. Es el mejor método para obtener una estima del número de machos que visitan un cantadero.

Hay que tener presente que es muy posible que un mismo macho visite los diferentes lugares de canto de un mismo cantadero o incluso algún otro cantadero próximo. De ahí que una de las normas para la realización de este tipo de censo, es cubrir la totalidad del cantadero y censar todos los cantaderos cercanos a la vez, para evitar la posibilidad de conteos dobles.

Debido al estado de conservación del urogallo cantábrico y considerando que el reclutamiento de juveniles puede ser un indicador importante de la evolución de la población, anualmente, dentro de las zonas con mayor presencia de la especie y donde se hayan detectado machos y hembras en la época de celo, se realizaran batidas estivales con el objetivo de determinar el éxito reproductor de la especie contando las hembras y el número de pollos que tiene cada una en el cantadero.

Las batidas a realizar se determinarán en función de los datos de presencia obtenidos en el censo al canto y los itinerarios prefijados, con el fin de optimizar los esfuerzos.

Para realizar un censo de individuos es necesaria la realización de recorridos prefijados, sobre unidades de muestreo, en los que se cuantifique el esfuerzo realizado y el número de indicios encontrados. Esos indicios encontrados, fundamentalmente excrementos, se recogerán y se analizarán genéticamente con el fin de obtener un número mínimo de ejemplares presentes en los cantaderos de urogallo de Castilla y León. Este tipo de censo se hace mediante la recolección de muestras biológicas de urogallo en unidades de muestreo homegéneas de unas 20 hectáreas cada una.

La Junta mejora las técnicas de radiomarcaje

Dentro de las labores de seguimiento de la especie, la captura y radiomarcaje de ejemplares de urogallo permite mejorar el conocimiento sobre la especie, así como poder caracterizar en la época de puesta la productividad de las hembras. Según explica la Consejería de Medio Ambiente, la localización de puestas en el campo mediante búsqueda directa, es una labor «muy compleja y poco efectiva dada la baja densidad de ejemplares en libertad que existen en la actualidad. Por ello se empleará otra técnica consistente en la captura de ejemplares, que serán radiomarcados con emisores de collar, lo que permitirá su localización en la época de incubación y la retirada de la puesta.

Por la especificidad de este trabajo es necesaria su realización por personal especializado en el manejo de urogallos. Se preveen dos métodos de captura, el primero, empleado en Cataluña, Pirineos y Aragón, consiste en la captura de los ejemplares mediante una caja-trampa de captura en vivo, similar a la empleada para otras especies terrestres. El segundo se basa en atraer a las hembras hacia una red vertical, valiéndose de su instinto maternal de defensa y reagrupación de su pollada, con el objetivo de que la hembra quede atrapada en la red. Estos métodos de captura, marcaje y radioseguimiento, así como las épocas de captura, fueron aprobados por el Grupo de Trabajo de Urogallo cantábrico.

En la actualidad en Castilla y León hay ocho ejemplares de urogallo cantábrico radiomarcados, lo que hace necesario su seguimiento. Para ello los equipos de campo estarán dotados de receptores y antenas para ubicar a estos ejemplares.

Todo el trabajo genera numerosa información en forma de fichas que una vez comprobadas y validadas, deben incluirse en una base de datos de la especie. A la vista de los datos obtenidos en los años anteriores, el número de fichas urogallo generadas al año podría estar entre las 600-700 en los años sin censo genético y entorno a las 1.000 en los años que se haga censo genético.

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