Diario de León

Los agricultores independientes darán apoyo a los lupuleros en sus protestas

Piden revisar el actual contrato y subir el precio de los 43 a los 55 euros el kilo para cubrir costes

El actual contrato con la multinacional termina este año. RAMIRO

León

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Los lupuleros de León tienen previsto manifestarse mañana viernes frente a las instalaciones de Hopstainer España en Villanueva de Carrizo con el objetivo de reclamar mejoras económicas en el contrato que tienen en exclusiva con este proveedor internacional.

Lúpulos de León ya ha comunicado a la Subdelegación del Gobierno en León esta concentración, que está convocada a las 10.00 horas, y para la que en principio se espera la presencia de cerca de 200 agricultores de la zona.

Los productores de la zona del Órbigo-Tuerto levan años reclamando la revisión del contrato firmado con la multinacional en 2017, y cuya vigencia termina este año 2024, por el cual perciben 43 euros por kilo alfa. Desde el 2022 llevan pidiendo que se aumente esta cantidad, por lo menos en este último año de contrata hasta alcanzar los 55 euros, cantidad con la que garantizarían la rentabilidad de sus explotaciones en un año que ha sido especialmente duro para este cultivo.

El presidente de la SAT Lúpulos de León, Alberto Martínez, asegura que la situación de muchos cultivadores de la zona es «especialmente complicada». Afirma que desde la pandemia, y sobre todo como consecuencia de la guerra de Ucrania, se han disparado los costes de producción, lo que hace que para muchos de los 180 productores que hay en la zona las cuentas no cuadren. «La situación para nosotros es insostenible, ya que con la cantidad que nos paga Hopstainer casi no cubrimos los costes de producción», denuncia.

Explica que el motivo de la concentración se debe a la negativa de Hopstainer para acercar posiciones. «Nos dicen que no tienen margen para subir el precio, y que lo que está firmado tiene vigencia hasta este año», explica Martínez.

Hopsteiner, por su parte, asegura que ellos a su vez tienen el contrato cerrado que ellos a su vez tienen un contrato con las empresas cerveceras, por lo que no procede revisar hasta que venza la fecha.

Lo que está claro es que una vez que termine el contrato este 2024 se tendrán que sentar a negociar un precio que satisfaga a las dos partes para las próximas campañas, algo que no parece sencillo, ya que los agricultores pondrán sobre la mesa nuevas exigencias.

«Cuando en 2017 negociamos este convenio se ajustó mucho la cantidad, y no se tuvo en cuenta ni el IPC ni los posible incrementos de los costes», explica Alberto Martínez.

Los agricultores exigen con su protesta poder compensar los incrementos de los costes de producción como los fertilizantes, los combustibles o la electricidad, que en algunos casos han sido de más de 50%.

A todos estos incrementos se une también una caída de cerca del 30% en la producción en la última campaña respecto al año pasado, alcanzado los 700.000 kilos en flor. La mayor parte de este descenso se debe a la situación de sequía que ha afectado a la agricultura en general y también al oídio, que ha supuesto la ruina para muchas explotaciones de la provincia.

Este hongo, que ataca los cultivos y torna el verde de las motas en un marrón parduzco, ha provocado está campaña más problemas que nunca a los agricultores y ha arruinado buena parte de las plantaciones, en las que ha llegado a afectar hasta al 60% de la planta, lo que hace que ésta pierda valor.

El uso de fitosanitarios

Otra de las reivindicaciones de los agricultores del lupulo en la provincia de León es la de poder contar con la autorización del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (Mapa) para la utilización de fitosanitarios con los que poder afrontar las cada vez más continuas plagas o enfermedades que afectan a este cultivo, como este año el oídio, y que merma considerablemente las producciones.

El principal problema es que, al contrario que otros países europeos productores, el lúpulo en España entra dentro de lo que se denominan «cultivos menores», para los que no hay respuestas por parte de las empresas químicas multinacionales al no ser tan rentable la puesta en el mercado de productos nuevos que sustituyan a los que se retiran de la circulación por ser potencialmente más peligrosos.

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