Diario de León

OPINIÓN Carlos Cuenya (*)

Se cambia línea por estación

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León

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Eso dijo, al parecer, el presidente de la Mancomunidad de municipios de Riaño en recientes declaraciones a un periódico asturiano. Desde luego, hay que ver lo que aprende uno leyendo los periódicos. O sea, a ver si me aclaro. Nosotros les dejamos pasar la línea de alta tensión por el Parque Regional y ellos nos hacen una estación de esquí en San Glorio: pues va a dar gusto ver a Pedro Mielgo dando trompicones por Lechada para dirigir las obras. ¡Ah!, ¿Qué no es eso?. ¿Qué nos dan el dinero y la hacemos nosotros?, jolines, pues entre los pocos que somos en la montaña y lo cansado que debe ser hacer una estación de esquí, vamos a tardar siglos. Que no es así, burro. ¿Entonces cómo?. Que dan 5.000 millones y nosotros se lo damos a una empresa para que haga la estación. Eso ya me tranquiliza mucho más. Aunque no sé que tal les sentará a los de Europa. Después de haber denunciado la línea y haberles tenido 3 años dando vueltas a papelotes, leyendo informes y estudiando leyes, para llegar a la conclusión de que la línea era ilegal, que ahora vayamos a decirles que todo era una broma me parece que no les va a hacer ni puñetera gracia. Porque habrá que ir hasta allá a pedir permiso para la estación, digo yo. Y no sé, no sé. Con la trilla de millones que nos han dado durante los últimos años para que nos desarrollemos y a la vez protejamos el medio ambiente, y después de haberles tenido 3 años liados con la broma de la línea, me da que lo de la estación les va a pillar muy mal. Y mira que si luego no nos dejan hacer la estación..., ¿qué hacemos con el dinero de la línea?. Propongo repartirlo a toca teja. Ah no, que por Prioro no pasa, ¿o sí? Porque ahora ya no sabe uno qué pensar. Pues que se lo repartan los pueblos directamente afectados. Aunque tampoco sé si le gustará la idea al resto de los ciudadanos de la Comunidad. A mí, desde luego, no me haría ninguna gracia que la Diócesis de León, pongamos por caso, permitiera poner unas antenas de telefonía móvil en los pináculos de la catedral a cambio de que telefónica les comprase a los frailes una sotana nueva y una caja puros. Me consta que Porfirio Díez, que durante estos amargos días ha repetido tantas veces las palabras democracia y diálogo para justificar su sorprendente cambio de postura, ni siquiera reunió a la Mancomunidad antes de realizar esas declaraciones, que son, aparte de otras cosas, un error mayúsculo: condicionar la ejecución de un proyecto que va a ser muy polémico (la estación), a otro todavía más polémico (la línea), en unos términos que rozan casi la ilegalidad, no se le ocurre ni al que asó la manteca. Imagino que el señor Presidente de nuestra Mancomunidad de municipios habrá calculado la magnitud del lío que se puede armar ahora, y que como ecologista que fue en su juventud se dará cuenta de que acaba de poner la estación de San Glorio en el punto de mira de todas las organizaciones conservacionistas de España. Lo cual va a ayudar poco teniendo en cuenta que en Valladolid no quieren ni oír hablar de la estación, por mucho que ahora, con las elecciones ahí, se realice alguna maniobra de distracción. Querría imaginar que las declaraciones del presidente no se hicieron nunca, que existe alguna explicación para lo ocurrido, no sé, una errata de imprenta, un error de interpretación por parte del periodista, algo así. Porque si esto fuese verdad, si esto fuese cierto, sería un engaño a toda la comarca, y una traición imperdonable para todo un colectivo de gente que lleva muchos años luchando por algo que es tan de cajón de madera de pino, que dentro de 10 años todo el mundo lo dará por descontado: que en un país que se considere a sí mismo civilizado, el patrimonio histórico, artístico y natural debe ser mimado y respetado. Que una línea de alta tensión no puede pasar por un espacio natural protegido del mismo modo que unas antenas de telefonía móvil no pueden ponerse en la Catedral de León. En toda esta tragicomedia sólo hay una cosa cierta: la montaña de Riaño se muere. El deterioro del tejido económico y social es tan profundo, que en 5 años, si nada cambia, la situación será irreversible. El chorro de millones europeos no ha servido para nada. El Parque Regional, que debería ser el principal motor de desarrollo de la comarca; se ha convertido, ante la pasividad de casi todos, en una indigna sucursal de negocios medioambientales y en un cortijo de caza fácil para amiguetes. No existe, que sepamos, un proyecto de desarrollo concreto, realista y consensuado sobre el que trabajar; ni parece que interese hacerlo. Y seguimos sin querer ver cual es el papel de una comarca como lo nuestra en la Europa post-industrial del siglo XXI. En ese contexto, alternativas bananeras de desarrollo a cualquier precio son inaceptables. El «no» a que la línea de alta tensión pase por el Parque Regional debe ser innegociable y sin fisuras. Por mil motivos, repetidos ya hasta el hastío, pero principalmente por dignidad. Poner de nuevo el culo en pompa a quienes hace años fueron verdugos de la Montaña Oriental, nos dejaría, como colectivo humano, a la altura del betún. Carlos Cuenya González. Ecologistas en Acción.

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