Diario de León

El promotor del Palacio Episcopal

Una imagen de la calle Obispo Grau, en el centro de la ciudad

Una imagen de la calle Obispo Grau, en el centro de la ciudad

Publicado por
Javier Tomé - astorga
León

Creado:

Actualizado:

Parafraseando al gran Fray Luis de León, «decíamos ayer...» que la calle nominada homenajea al obispo Grau discurre entre la plaza dedicada al obispo don Marcelo y la calle Puerta Obispo. Una vía de evidentes connotaciones religiosas cuyo caserío está compuesto, a partes casi semejantes, por edificios de moderna planta y viviendas de dos alturas que son muy representativas de esta zona urbana. En cuanto al protagonista de su rótulo, Juan Bautista Grau Vallespinós fue nombrado obispo de Astorga el 19 de octubre de 1886, llegando a la ciudad el día 28 del mismo. Tras pasar apenas un par de meses entre nosotros y en vísperas de la Navidad, un incendio casual redujo a cenizas el vetusto Palacio Episcopal donde tenía su residencia. Entonces llamó a su amigo de la infancia Antonio Gaudí, nacidos ambos en Reus, para que realizase en Astorga uno de aquellos fantásticos e imaginativos proyectos que caracterizaron al genial arquitecto catalán. El día 24 de junio de 1889, coincidiendo con la onomástica del prelado, se colocó la primera piedra de un fabuloso diseño que, ha llegado hasta nuestros días. Y con no pocas dificultades, pues el máximo valedor del temperamental Gaudí, el siempre afable obispo Grau, encontró inesperadamente la muerte cuando hacía una visita pastoral al pueblo zamorano de Tábara. La noticia de su fallecimiento, el día 18 de septiembre de 1893, cayó como un jarro de agua fría en Astorga y de inmediato Antonio Gaudí labró, con la misma piedra blanca de granito que empleaba en la obra del palacio, la sepultura de Grau. Aún puede verse en la Catedral, dentro de la capilla de la Concepción, la última morada donde reposa para la eternidad el estimado prelado catalán. Tras la desaparición de su amigo, comenzaron a surgir desavenencias entre el cabildo catedralicio y Gaudí, quien se marchó enfurruñado de Astorga. Serían otras manos las que remataron, años después, un conjunto que destaca por la agilidad estética y sus caprichosas filigranas en piedra. No obstante, a modo de último homenaje a su promotor, figuran en los torreones circulares dos escudos con las armas esculpidas a granito del benefactor obispo Grau. Su repentino fallecimiento causó, como decimos, tremenda conmoción en una ciudad enlutada, que asistiría como un solo hombre al entierro. En la fúnebre comitiva iban delante los asilados del Hospicio con velas encendidas, seguidos por un gran número de pobres a los que se había socorrido con la limosna de costumbre. Los funerales Y a continuación, según narra el semanario La Luz con gran sabor de época, todas las cofradías de la ciudad y arrabales con sus pendones e insignias correspondientes; la Real Hermandad del Hospital de las Cinco Llagas, presidida por el Hermano Mayor, Sr. Iglesias; estudiantes y dependientes del Seminario; muchas personas distinguidas con hachas encendidas, los sacerdotes residentes en Astorga, el clero parroquial con sus cruces correspondientes, el Claustro del Seminario en pleno, el personal del Tribunal Eclesiástico, la comisión del Cabildo Catedral, con Cruz alzada, el ataúd conducido en hombros por dependientes del Palacio, el Excelentísimo Sr. Obispo de León con su acompañamiento, y después constituyendo el duelo, en primer término: la familia del difunto representada por D. Ignacio Grau, hermano de su Excelencia, y los Sres. Provisor, Mayordomo, Secretario, y Vicesecretario de Cámara. También compareció el Ayuntamiento en pleno precedido por los maceros; acompañado por los Seres. Jueces de instrucción y municipal, y Fiscal Sr. Manrique, y finalmente los señores Jefes y oficiales de la zona, cerrando la marcha una apiñada muchedumbre que a pesar de lo desapacible del día quiso rendir el último tributo de consideración al ilustre muerto. La comitiva recorrió la plazuela y calle del Seminario, calle de la Cárcel y plaza de la Catedral, en cuyo templo entró por la puerta principal, en la que aguardaba el Excmo. Cabildo en pleno, cuyos individuos ostentaban magníficas capas de luto. Depositó el cadáver sobre el túmulo construido al efecto delante del altar mayor, rodeado de gran número de candeleros enlutados y revestido de Pontifical el Sr. Obispo de León. Luego empezó el oficio de difuntos, cantando a toda orquesta, y finalmente se dio sepultura al cadáver en la capilla de la Inmaculada Concepción, al lado izquierdo del presbiterio de la Catedral. En homenaje a Grau figuran en los torreones circulares dos escudos Gaudí labró con la misma piedra de granito del palacio, la sepultura de Grau, su amigo de la infancia

tracking