Diario de León

El ave lleva trece días colgando por una pata del nido de la espadaña de la iglesia

La cigüeña muerta sigue en la torre

La Junta se negó ya a retirarla cuando quedó atrapada y aún vivía; nadie ha vuelto a preocuparse

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Armando Medina - corresponsal | zotes
León

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Más de diez días lleva colgada de lo alto la torre de la iglesia de Zotes del Páramo una cigüeña sin que nadie se haya ocupado de retirar el cadáver, ya en descomposición. Y es esto, la putrefacción de zancuda ya muerta lo que más preocupa a los vecinos de esta localidad paramesa y los problemas higiénicos y de salubridad que ello puede traer consigo. De hecho, según señala el presidente de la junta vecinal de Zotes, Jairo González, «el resto de las cigüeñas ya casi ni se acercan al lugar. Revolotean por la zona pero ya no duermen en el nido», señala. Añade que los gusanos no tardarán en aparecer y caer al suelo. Los hechos se remontan al sábado, día cinco de julio, cuando el pobre animal quedó enganchado al nido que hay en lo alto de la espadaña de la iglesia sin poder liberarse, condenada a una muerte segura si nadie ponía remedio. Los vecinos avisaron al lunes siguiente al servicio de Medio Ambiente de la Junta para que lo rescatara, ya que ellos no disponían de los medios para poder hacerlo. Un día después, el martes día 8, por la mañana, un técnico de la Junta se acercó hasta la localidad para liberar al animal de su sufrimiento pero se negó a bajarlo porque aseguró, sin subirse a la torre, que ya estaba muerto. En cambio los vecinos, indignados, niegan esta versión señalando que el ave murió ese día a última hora, ya que por la tarde se le vio revolotear. La cigüeña blanca pertenece a una especie protegida por la Ley de Conservación de los Espacios Naturales y la Flora y Fauna Silvestre de 1989. Las administraciones están obligadas a promover de manera especial su conservación ya que su población se considera «vulnerable». Ahora la vida de la cigüeña ya no se puede salvar pero los vecinos de Zotes están preocupados por la descomposición del cadáver y los problemas higiénicos que puede acarrear. Esperan que alguien lo baje de lo alto del campanario. Han pasado trece días y nadie se ocupado de hacerlo.

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