Diario de León
Publicado por
PEDRO V. ÁLVAREZ COLLAR
León

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ANTAÑO, por estos nuestros pueblos, los veraneantes eran aquellos parientes que habían ido a medrar a los madriles (Madrid) generalmente, y que regresaban en los meses de calor a comer el samartino que quedaba. Llegaban a mesa puesta y no le hacían ascos a una buena cecina, ni a los lomos que las abuelas metían en aceite para que cuando llegasen los hijos pródigos estuviese suave. Hoy nuestros veraneantes continúan siendo los nietos de aquellos de antaño, y otros muchos que han ido abandonando el terruño por necesidades del guión. Suelen venir en julio y agosto, y les honra el continuar con esos invisibles lazos de unión con estos pueblos que vieron nacer a sus progenitores. Generalmente son gentes preparadas, universitarios que saben hablar y saben escuchar, pero sobre todo son jóvenes que han despertado de este letargo que sufrimos en los pueblos y no nos deja ver más allá del valor del dinero. Se les acusa desde la prepotencia y la ignorancia que alberga el poder establecido de venir a los pueblos solamente a crear conflictos, cuando todos sabemos que ellos dicen lo que observan desde la lejanía. Ellos saben y no tiene reparos en decirlo que la mayor riqueza que tienen nuestros pueblos es su naturaleza. Esa naturaleza que desde las alturas del poder se quiere destruir, y a veces se consigue. Bien sea con una explotación a cielo abierto, con un pantano, o con una estación de energía eólica. Por eso, estos veraneantes que igual que golondrinas aterrizan por nuestros pueblos cada verano, para volver a marcharse en otoño, molestan al poder establecido. Porque dicen lo que los vecinos de nuestros pueblos se callan por temor. Por eso, en el debate que sobre la conveniencia o no, de colocar varios molinos para producir energía eólica en Omaña, se culpa a los únicos que levantan la voz, los veraneantes. Pero eso ocurre en todos los lugares, hay que satanizar al que se le ocurra llevar la contraria. Es indiferente que el poder esté detentado por una supuesta izquierda, como ocurre en Murias de Paredes, que sea la derecha más inmovilista, caso de Riello. Sin reconocer que pudieran estar equivocados, intentan cargar la responsabilidad de que el futuro de Omaña esté cargado de malos vientos, como serán los de esos aerogeneradores que esperan ver colocados por estos montes, a los alcaldes pedáneos de los pueblos. Personajes estos, que no cobran por realizar su cometido y que generalmente actúan a las órdenes del poder. La mayor parte de las veces por desinformación, otras por intereses nada obscuros. El arriba firmante, que podrá equivocarse como cualquier hijo de vecino, nunca ha defendido bastardos intereses particulares, ni de empresas que vienen a acabar con el bien más preciado que tenemos, ni de asociaciones, colectivos, ni particulares. Sencilla y llanamente, opina lo que cree. ¿Qué intereses comunes de los vecinos defienden aquellos que hoy dictan una normativa y pasado mañana la cambian según convenga? ¿Defienden, con la verdad por delante, a los pueblos que les votaron o andan dándole vueltas a un supuesto interés que podría contarse en unos pocos euros? Ya me gustaría saber qué hacen los alcaldes y concejales de Omaña. Qué hace el diputado provincial de Medio Ambiente. Qué hace la delegación provincial de la Junta. Qué hace la Asociación Cuatro Valles. Qué hacen en definitiva aquellos que cobran para defender Omaña y no para cargársela...

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