Diario de León

El eterno párroco de la ciudad

El cura «atropachicos», como pronto le apodaron los bañezanos, no sólo realizó una labor espiritual sino que, además, destacó como fundador de distintas publicaciones

El acceso al Hogar del Jubilado se realiza desde la calle de Ángel Riesco

El acceso al Hogar del Jubilado se realiza desde la calle de Ángel Riesco

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Javier Tomés - la bañeza
León

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La semana pasada iniciábamos la evocación de esta calle nominada de Ángel Riesco, en homenaje al sacerdote fundador de El Adelanto y párroco durante veintidós años en la iglesia de Santa María. Una vía que se extiende entre dos plazas, las dedicadas respectivamente al obispo Alcolea y los Reyes Católicos, conocida hasta el verano de 1965 con la tradicional denominación de camino del Carmen. Efectivamente, tal como se desprende de las investigaciones llevadas a cabo por el padre Albano, uno de los grandes eruditos en el pasado bañezano, por aquí mismo discurría la senda que llevaba hasta el emblemático convento de carmelitas descalzos, ubicado extramuros de la vieja ciudad. La denominación de camino del Carmen ya figura en 1625 y con respecto a tan venerable cenobio, incluido en el panteón de los mejores recuerdos locales, desapareció prácticamente con la desamortización de 1835 y la posterior exclaustración que tuvo lugar en 1837. Pues bien, el domingo 22 de agosto de 1965 y bajo un sol de justicia, la calle cambió su antiguo nombre por el de Ángel Riesco Carbajo, el entonces obispo de Limisa y auxiliar de Tudela. Pero no adelantemos acontecimientos, pues debemos remontarnos a comienzos del siglo XX para recrear la trayectoria vital de nuestro personaje protagonista. Don Ángel vino al mundo el día 9 de julio de 1902 en la localidad zamorana de Bercianos de Vidriales, emigrando con su familia a Buenos Aires cuando apenas contaba 10 años de edad. De regreso a España, en el mes de septiembre de 1914 ingresaba en la Universidad Pontificia de Comillas, donde siguió estudios eclesiásticos hasta doctorarse en Filosofía y Sagrada Teología. En el curso de 1926 completó en forma brillante su carrera, siendo ordenado en Astorga por el obispo de la diócesis el día 25 de julio de aquel mismo año. Y al mes siguiente, concretamente el día 22 de agosto, regresaba a su patria chica en Bercianos de Vidriales para cantar la que fue su primera misa. Fundador de publicaciones En septiembre de aquel mismo año 1926 don Ángel recaló en La Bañeza, al ser designado coadjutor en El Salvador. De inmediato el cura atropachicos , tal como se le conocía en sus primeros tiempos como sacerdote, caló hondo entre nuestro pueblo, entusiasmado ante la entrega e ilusión de este curita tan relacionado con la Acción Católica. En los años 1927, 1928 y 1930 publicó, en el primero, la revista La Catequesis , y en los siguientes los respectivos almanaques catequísticos. Y en el mes de diciembre de 1932 se fundaba el seminario católico e independiente El Adelanto , estando al frente de su dirección el propio don Ángel Riesco, dedicado también por entonces a realizar cursillos de ejercicios espirituales para los jóvenes de la localidad. Poco después del fallecimiento de don Lucas Castrillo Martínez, el día 27 de noviembre de 1943 era nombrado párroco de Santa María y el 9 de enero de 1948, por decisión del obispo Jesús Mérida, se le reconoció como Vicario General del obispado y canónigo de la Santa Apostólica Catedral de Astorga. El paso de don Ángel por la capital maragata no pasaría desapercibido, pues editó una publicación titulada Mi parroquia cuya tirada llegaría a alcanzar los 20.000 ejemplares. Una etapa realmente rica en logros personales, como evidencia la fundación de las Misioneras Apostólicas de la Caridad, organización que se extendería posteriormente por varias capitales de España e Iberoamérica. Y el día 2 de junio de 1964 se inauguraba oficialmente el Seminario Menor San José, una obra promovida por el infatigable don Ángel y rematada por el doctor Mérida Pérez. En palabras de don Conrado Blanco, cronista oficial de La Bañeza y buen amigo personal, nuestro protagonista puso en el naciente seminario «los pilares de la esperanza, los del trabajo, constancia y tesón». Don Ángel Riesco facilitó la levadura para esta gran obra merced a distintas charlas, conferencias y artículos, juntamente con la visita personal a vecinos y autoridades de La Bañeza para hacerlas ver que los frutos, tanto morales como materiales con que se beneficiaría la ciudad, resultarían incalculables. Y así fue, el Seminario de San José le ha dado a La Bañeza mucho nombre, fama y prestigio, incrementado luego al transformarse los diez y seis mil metros cuadrados de sus instalaciones en la organización de Mensajeros de la Paz, el proyecto social, asistencial y humanitario más importante de España.

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