Diario de León
Publicado por
PEDRO V. ÁLVAREZ COLLAR
León

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NO sé yo, si las iniciativas llevadas a cabo por la Diputación Provincial, con un viaje a Hannover (Alemania) del presidente del ante y dos de sus diputados, para investigar acerca de la introducción del cultivo del gingseng en las montañas omañesas, y se supone que si tiene buena acogida, por extensión se haría en todas las zonas propicias para ello. No sé yo, digo, si las gestiones llevadas a cabo habrán tenido éxito y el gingseng será la panacea que cure los males de nuestros pueblos cada día un poco más vacíos de gentes. Lo que sí cura el gingseng, mítica planta originaria de China y Corea es muchos de los males de moda en estos apurados tiempos que nos ha tocado vivir, el estrés, el cansancio intelectual y físico, el envejecimiento, la depresión, la impotencia. O al menos, eso dicen los prospectos de cualquier medicina que esté formada por dicha droga. Lo que está claro es que gran parte de la milenaria medicina china está basada en drogas naturales como el gingseng, y la medicina china parece ser que está funcionando a las mil maravillas. Será en gran parte porque está basada en la paciencia. Paciencia habrá que tener también, para ser si estas plantaciones que se van a experimentar en las montañas omañesas llegan a ser una realidad o no, pues para recoger las raíces hay que esperar seis años. Pero la prisa nunca es buena compañera y si la envejecida población omañesa pudo esperar hasta ahora, seis años más o menos no son nada en toda una vida. Realmente, uno piensa que los montes omañeses estarán mucho mejor plantados de gingseng, prospere o no prospere, que sembrados de molinos aerogeneradores, tal y como proyectan desde los ayuntamientos del entorno. En primer lugar porque si funciona el proyecto podrá generar buenos ingresos a sus cosechadores, no como la energía eólica que se proyecta que solamente dará dinero a las empresas instaladoras. En un principio en forma de subvenciones, una de las razones por las que está tan de moda la limpia energía, o alguien se pensaba que las eléctricas piensan en el bien común, y posteriormente por su producción. Lo que está claro es que la citada energía lo único que puede aportar a Omaña es un deterioro medioambiental y paisajístico impagable, mientras que la producción del gingseng, si se lleva a cabo y se hace de manera controlada posiblemente no reporte ningún deterioro. Pero volviendo a que podamos pensar que el sembrar nuestras montañas de cualquier cosa, sea esta gingseng o lo que sea, va a terminar con el envejecimiento poblacional que es una realidad palpable ya, es una tontería. Para terminar con este envejecimiento hay que tratar de asentar la población y para ello hay que tomar determinaciones duras a veces. No se comprende, por citar alguna, cómo pueden desarrollar su trabajo competentemente muchos de los funcionarios públicos que se meten entre pecho y espalda a diario 180 kilómetros que separan León de Villablino. Y hay muchos que teniendo el puesto de trabajo en Babia, Omaña o Laciana, tienen el lugar de residencia en la capital, León. Será verdad que no se pueda obligar a residir en un lugar por decreto, pero también será verdad que sí se pueda obligar a cumplir en el trabajo. Esta sería una de las maneras de asentar la población. Pero volviendo al gingseng, a la medicina china y a la filosofía, china también, habrá que tener paciencia pero a la vez habrá que obrar con prontitud y que no se quede todo en buenas intenciones y mejores palabras. Sin prisa pero sin pausa, busquemos soluciones nuevas a los problemas viejos. Lo de cultivar gingseng en Omaña me parece bien. Habría que cultivar también optimismo, sentido común y ganas de hacer.

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