Diario de León

Los sabores del río y del pinar

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León

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La tradición familiar de la empresa chocolatera de Castrocontrigo no comenzó en este pueblo, pese a que son ya las tres generaciones que han trabajado en esta empresa familiar, sino que entronca con San Justo de la Vega, donde inició su actividad el bisabuelo de los actuales dueños y trabajadores de la empresa. De hecho, Mantecadas Milagritos y los chocolates que se produjeron bajo este nombre en Astorga, pertenecieron a la familiares de los artesanos de Castrocontrigo, hasta que se vendió la marca, según relata, Juan Francisco Fernández. Fue David González Pombar quien llevó la industria del chocolate a Castrocontrigo, desd San Justo: «Allí había un elevado número de fabricantes y, por tanto, competencia. Por otra parte, en Castrocontrigo había agua que proporcionase la fuerza para moler el cacao y madera para tostarlo», recursos que fueron suficientes González Pombar estimó suficientes para trasladarse, cuenta Fernández. Quiñones y racionamiento Aún hoy dos canales de agua que se obtiene en el río Eria cruzan Castrocontrigo y un su recorrido se alzan un buen número de molinos, algunos de los cuales aún se pueden ver en funcionamiento. Por otra parte, la madera no sólo servía para el tostado, sino también para embalar en cajas de madera la tabletas de chocolate, motivo por el que David González compraba quiñones de leña a los vecinos del pueblo. La empresa de Castrocontrigo se funda en 1916 y sufre los efectos de la Guerra Civil y el racionamiento de alimentos que siguió al conflicto. Ante esta circunstancia «mi abuelo fabricaba distintas marcas -Davis, Virgen del Camino y Santocildes-, con el fin de conseguir más cupo de azúcar y harina», indica Juan Francisco Fernández.

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