Diario de León
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MANUELA BODAS
León

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DONANDO VENGO, y así mi sangre vuelve al ciclo vital de la vida para ser recibida por la persona enferma y ferida e para reponer la que en quirófano, hubiera perdido la persona que es intervenida. Donando voy, donando vengo y en aquestas lides tan humanitarias es menester que todo buen caballero e dama que bien se precie tenga a bien facer de su sangre una bebida de dioses para que el necesitado que en sus venas reclamase este líquido no muera por falta de este líquido rubí que mantiene la vida. El Caballero de la Mancha mira a Sancho con humildad y cariño. «Hay Sancho ya te tengo dicho que no soy de amedrentarme.. Y en estas lides de la vida un pinchazo así no es sino una caricia después de lo acostumbrados que vamos a recibir palos de ciego un día si y otro también, y palos al alma que esos si que son dolorosos». Sancho miró a su amo y amigo y pensó que aquel hombre tenía mucho menos de loco que lo que su fama proponía. La cazuela de Manuela: Receta: Pastel con plaquetas. Ingredientes: Humanos que se precien de serlo/ Unidad Móvil de la Hermandad de Donantes de Sangre de León que nos visitó el domingo 29 de mayo/ Delegado que en la figura de Santiago Mansilla Ariño trabaja aquí en Veguellina de Órbigo para las bolsas de la vida sean siempre tan numerosas/ Personal sanitario que con cariño y profesionalidad hace que el rojo esté al alza en la bolsa más hermosa/ Conductor, Isidoro Pérez que con su buen humor hace que la sangre fluya más alegre. Preparación: el donante es el ingrediente por excelencia que se acerca a dejar unas plaquetas, unos hematíes y un sorbo de vida que puede resucitar a tantos Lázaros ya aletargados en la muerte. Pero como el mesmo Caballero de la Mancha nos diría: «Tampoco es grande sacrificio dar algo que nos sobra y que tanto puede facer en la salud de los demás. Que las mesmas madres e padres deberían enculcar a sus retoños en este ejercicio de la donación». Porque ¿cuántas madres al dar a luz si no fuera por la solidaridad de otros, no hubiesen pasado la frontera a tiempo y hubiesen dejado huérfano a su bebé?». Sancho replica: «Por las barbas de los gigantes que convirtieron en aspas sus brazos mi amo, que cuando así declamáis pónseme un nudo en el vientre que me encoge. Solo de pensar que mi Teresa hubiéraseme ido en tan felice venimiento de los mis hijos me obliga a facerme donante en la próxima venta».

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