Ahora la Diputación

QUERIDO hermano: Aún no han desollado el osezno -en algunos ayuntamientos- y ya están vendiendo la piel del oso, la Diputación; que está adjudicada pero hay más de un postor. El osezno, desde luego, va a quedar hecho unos zorros de tanto tirar unos y otros. Es de esperar que antes del 16 queden todas las incógnitas despejadas pues, si no fuera así, más de uno sufrirá taquicardia y el consiguiente soponcio. Pero ya es casi historia pasada. Habrá cameos incontrolados, cabreos en do mayor y decepciones que no tendrán cura, al menos hasta dentro de cuatro años, que allí te espero. Y como decía el abuelo, al que Dios se la dé san Pedro se la bendiga; mientras los alejados, como buenos arrieros, esperan en el cruce de los caminos para esas fechas. Entonces, como puedan, sacarán la tralla. Ahora, querido, sin haber desollado el osezno, toca Diputación. A rebato han sonado las campanas, que repica con singular habilidad Martínez Majo. Majo y garispo salió el de Coyanza para hacerle frente a la Doña. En León, su alfoz y partido brillan las cabriteras, refulgen alfanges ancestrales, reverberan puñales adamasquinados y se afilan dagas que pueden ir directas al corazón de Isabelita Carrasco. La lucha, hermano, va a ser a muerte y el que caiga tendrá police verso , sin piedad de clase alguna. Mas estas rencillas inter pares no me preocupan. Me preocupa más ver que a la mayor parte de los actores lo que menos les importa es la obra en sí, el guión, la trama, el meollo de la Diputación. Les importa encontrar un papel, brillante unos, secundario otros; y con papel en mano -o sea acta- estar al arrimo de la escena, aunque sea tras las candilejas y de tramoyista, en los próximos cuatro años. Fíjate que me han soplado de uno que se fue a casa en la pasadas elecciones, ahora -dicen- quiere volver por la demarcación de Astorga. Desde aquí, a las orillas del Jerga, con su futuro piragüista, uno solamente tiene la osadía de reflexionar en voz alta y traspasar a los futuros diputados -y diputadas- unas cuitas; más que nada por si tienen a bien recogerlas en el camino que conduce al palacio de los Guzmanes. Aunque casi todos van a ser perros viejos y curtidos por lo que la petición de poco alivio me va a servir. Sin embargo ahí van unos apuntes, hermano. Que tengan bien claro el papel que juega la Diputación y sepan delimitar el campo de actuación de la misma; ya no digo nada del compromiso moral que adquieren. Que entiendan, de una vez, que los municipios de más de veinte mil habitantes están excluidos de su órbita de actuación. Que sean capaces de gestionar con ecuanimidad y responsablemente los escasos fondos que se les encomiendan. Que no despilfarren las ya exhaustas arcas provinciales con gabelas, primas y familiares de toda índole con las que se premian a quienes, por estricta obligación de su puesto, deben atender y asistir a las diferentes comisiones, delegaciones o estudios correspondientes a la institución. Que cuando accedan dentro de mes y medio al puesto que tienen allí, al sol provincial, piensen de verdad en la triste realidad en la que está sumida esta provincia. Con carreteras tercermundistas; con una disponibilidad de comunicaciones modernas propias de la selva amazónica; sin infraestructuras básicas en muchas localidades; y con un despoblamiento galopante, producto de esas carencias que son solamente atenciones primarias; atenciones que deben ser propuestas, canalizadas y ejecutadas desde la Diputación. Como ves, hermano, no son gollerías lo que uno pide. Quedan más cosas, -como eso de las Sociedades Anónimas Deportivas, que clama al cielo-; pero como se me acabó el papel, en su día volveremos a las andadas.