Diario de León

Para evitar que continúe el expolio se ha colocado una alambrera, que dificulta el paso

Las carmelitas envían a familiares a cerrar el convento tras los robos

El Ayuntamiento, el Obispado y la cofradía tienen «las manos atadas» hasta que se resuelva al juicio

Los ladrones entraron al convento por la zona de la huerta y la puerta de la hospedería

Los ladrones entraron al convento por la zona de la huerta y la puerta de la hospedería

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A. Calvo - redacción
León

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Aunque de manera endeble, el convento de las carmelitas de Grajal de Campos ya está cerrado. Ayer, los familiares de una de las monjas se desplazaron hasta la localidad de Tierra de Campos para colocar una alambrera que dificulte el paso a los posibles ladrones. El secretario de la Orden Tercera de San Antonio, Julián Rodríguez, señala que ayer por la mañana, a través de la Guardia Civil de Sahagún, intentó ponerse en contacto con las carmelitas, que tras negarse a formalizar una petición por escrito a la cofradía y a los agentes para que cerraran el convento enviaron a sus familiares para evitar que continuara el saqueo del convento y de la iglesia. Rodríguez apunta que desde que el miércoles se descubrió que el convento estaba expuesto ha visitado todos los días la zona para evitar que continúen robando. Desde la cofradía ya se ha certificado que han desaparecido las caras de tres ángeles que estaban talladas en el altar mayor y otras dos columnas de otro menor, además de pequeñas imágenes. Desde el Obispado, el delegado de Patrimonio, Máximo Gómez, señala que el último inventario de piezas que se tiene de la iglesia y del convento es de hace dos años y que ahora, hasta que no se resuelva el litigio que enfrenta a Grajal con la orden de las carmelitas -porque se llevaron tres tallas de la iglesia- tiene «las manos atadas». De igual manera se postulan Julián Rodríguez y el alcalde de Grajal, Francisco Espinosa. Tanto el regidor como el secretario de la orden aseguran que el pueblo «está dolido» ante la actitud de las monjas, sobre todo ahora que muchos vecinos han entrado al convento y se ha descubierto que no existe ningún problema de termitas, como alegaron las carmelitas para poder desplazarse hasta Toledo, donde residen actualmente. «Los vecinos que han entrado al convento aseguran que es una lástima ver el estado de las celdas y que todo el edificio, que está declarado Bien de Interés Cultural, está completamente abandonado», comenta Espinosa. El primer paso, cuando la cofradía puso un candado a la iglesia la semana pasada, fue «por amor propio, para evitar que se continuara expoliando el edificio y las obras que contiene», señala el alcalde.

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