Diario de León
Publicado por
MARTÍN MARTÍNEZ
León

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QUERIDO hermano: Ay salao la que tenéis montada en esa orilla. Vaya por delante mi saludo; el deseo de que todos gocéis de buena salud y sigáis disfrutando de este tiempo propicio para los topillos de doña Clemente, y mejor para las cigüeñas que campan por el valle de Portugal; rebaños he visto por los mermados centenales de San Román haciendo coro a bandadas de gaviotas. Quién le iba a decir al abuelo, que llegaba a Gijón en burro a tomar baños, que estas marinas iban a colonizar los cordeles de las merinas. Pues sí, querido, desde la capital nos tenéis asombrados a estos paletos cazurrines, por la que habéis montado a cuenta de lo que llamaban Patronato de Turismo y que, parece que por obra y gracia de la Doña, ahora pasa a ser Consorcio. Esperemos que cambie algo más que el collar. Por ahí sois muy dados a mezclar churras con merinas y llegó la mayorala para poner al rebaño, si no en su sitio, dejar sentado que el pastoreo debe racionalizarse. Vamos por partes, hermano. Nunca entendí -ni nadie de los de más allá del Bernesga y el Torío- que León ciudad capitalice aquello que corresponde , por derecho, al resto de los pobrines provincianos, si tenemos en cuenta el papel que debe jugar la Diputación en el concierto provincial. La exclusión, por ley, de las poblaciones de más de 20.000 habitantes siempre ha sido pasada por el arco de Pelayo, llevándose León la parte que le corresponde siguiendo la clásica fábula; es el más fuerte; esto me corresponde. Está al lado de la teta y succiona como tal. Entiendo, eso sí, que la promoción turística de León y el resto de la provincia, léase Intur, Fitur y otras hierbas que no comen los burros, ha de ir pareja y uñida al mismo yugo; que los unos sin los otros no somos nada. Aparte que el sistema del Patronato está obsoleto y esperamos que el cambio se note. Sin embargo debéis entender que León provincia, en el aspecto turístico, es mucho más que León ciudad, lo cual no habéis querido captar, o no os interesa. En la espantada del Ayuntamiento leonés se ve mucha miga razonable, pues nadie duda que el Patronato más bien no funcionaba. Parece que ahora intentan reflotar un barco a la deriva y vosotros, por si acaso, saltasteis por la borda antes de que la capitana gritara lo de sálvese quien pueda. Lo cual, a veces, no es malo; porque lo malo en este caso es que el camarote de León ciudad quedó lastrado con una gran deuda; vamos, que se ha dicho no pagaba la parte alícuota que le correspondía, mientras en los saraos se marcaba el 50% del protagonismo provincial. Más de una vez fui testigo. Ahora Isabel Carrasco -Dios la guarde y la ilumine- quiere darle un vuelco a ese Patronato y vuestras gentes rectoras decidieron saltarse, con antelación, las reglas de juego. Y así los vimos por esa feria separados y divorciados, cosa mala para la provincia y peor para la propia ciudad de León; que a pesar de lo dicho, no puede y no debe desligarse del resto de la provincia. Bueno será hermano, primero que en ese consorcio dejen de lado a los políticos y aficionados, para entregarlo en manos, y mentes, de profesionales; que unos y otros dejen de lado las cuestiones políticas y partidistas; y pidiendo que no les salga la vena de aquel rey cencerro Fernando VII, vayamos todos juntos por la senda de la promoción turística conjunta, de la provincia y si necesario fuere hasta una miajilla revueltos; que León, querido somos todos, como han hecho en lo de la autovía a Braganza. Y por darle vueltas a esta noria desnortada no te he dicho nada de la Doña que estuvo por aquí. Será cuando vuelva, que prometió hacerlo pronto.

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