Diario de León

| Reportaje | Exhumación de tres represaliados en Quintanilla de Combarros |

Lágrimas al borde de una fosa común

Publicado por
M. Almanza
León

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quintanilla de combarros

«Me robaron mi infancia, me lo robaron todo». Con esta frase, y con sus ojos llenos de lágrimas, recordaba ayer Laureano Marcos en Quintanilla de Combarros, en el municipio de Brazuelo, cómo un grupo de falangistas mató a su padre, Higinio Marcos Pérez, en octubre de 1936, cuando él estaba a punto de cumplir tres años de edad. «No recuerdo nada de él», se lamentaba, mientras los restos de su progenitor, y de otros dos represaliados, empezaban a ser retirados de la fosa común en la que descansaban, en el cementerio civil del pueblo. «Teníamos verdadera necesidad de sacarlo y de darle sepultura en el panteón familiar de Destriana», explicaba ayer Laureano Marcos mientras un nieto del represaliado, Victorino Marcos, afirmaba que la exhumación de los restos «es un descanso para la familia, pero no se ha hecho justicia, porque no la hay cuando te pegan un tiro».

José Manuel Revillo, nieto de Salvador Pérez Turrado, otro de los represaliados que yacía en la fosa, destacó: «Por lo menos ahora los familiares podremos tener una partida de defunción, como la gente normal». Los hijos de este paseado «tenían mucha necesidad de saber dónde estaba su padre, para poder darle una sepultura digna».

Junto a ambos, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) exhumó ayer los restos de un tercer vecino de Destriana, Tomás Martínez Prieto, asesinado, como sus compañeros, a finales de octubre de 1936. Durante los trabajos aparecieron monedas, pedazos de tela, piezas dentales y otros objetos que, según el vicepresidente de la ARMH, Santiago Macías, pueden ayudar a la confirmación de la identidad de los represaliados, cuyos cadáveres fueron calcinados. Macías expresó su confianza en que este hecho no afecte a la identificación, que estará resuelta en dos meses, afirmó.

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