Diario de León

Así fue la jornada de ayer del juicio

El recuerdo de los fallecidos, a la entrada de los juzgados de León. DL

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León

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El juicio oral por el accidente de la Hullera Vasco Leonesa se retoma hoy con el inicio de la declaración de los testigos de las acusaciones , después de que en las dos primeras semanas de vista oral prestaran declaración los 16 acusados por lo ocurrido en el Pozo Emilio el 28 de octubre de 2013, que le costó la vida a seis mineros y causó lesiones a otros ocho. 

Son 34 los testigos citados por las acusaciones, a los que se sumarán después los 19 que han convocado las defensas de los acusados . Después prestarán declaración los peritos que han elaborado los numerosos informes que se presentan en el caso para determinar las causas de la invasión de grisú en el macizo 7º de la planta 7ª.

En sus declaraciones los acusados han coincidido en señalar que se trató de un fenómeno gasodinámico impredecible e imprevisible, y en que se cumplían todas las medidas de seguridad establecidas en una mina de categoría 3, es decir, muy grisuosa. 

La primera jornada de declaración de los mineros que resultaron lesionados en el accidente, en la jornada de mañana, concluye que todos eran conscientes de que la mina era muy grisuosa, y que en ese macizo las condiciones de trabajo eran peligrosas. Dos de los tres interrogados (a mayores de Juan Manuel Menéndez, cuyas lesiones le impiden recordar lo ocurrido) han coincidido en señalar que comunicaron su inquietud por las condiciones de trabajo al vigilante de su grupo, pero no saben si lo transmitió o no a sus superiores. 

A preguntas de sus abogados han señalado que la inquietud sí se comentaba entre los compañeros en la mina, y pero ante las defensas han especificado que comentaron esta preocupación con el vigilante de su grupo, aunque nunca la transmitieron de otra forma ni saben si éste la comunicó, También han señalado que no tienen constancia de que nunca se denunciara ninguna incidencia ni a los distintos mecanismos establecidos dentro de la mina ni al delegado de seguridad, que era elegido por los trabajadores. Han señalado que si esto se hacía podían tomarse represalias como cambiarles de relevo o enviarles a otro trabajo donde se cobrara menos. En todo caso, nunca se registró por ningún medio, que ellos sepan, ninguna comunicación sobre los temores por las condiciones de explotación en el taller siniestrado.

17.50

Tras las preguntas de los letrados de la defensa la jueza da por finalizada la declaración de Roberto Julián Crespo. Y la primera de las sesiones de declaraciones de los testigos de las acusaciones en la vista oral por el accidente del Pozo Emilio de la Hullera Vasco Leonesa. 

16.40

Se reanuda la declaración de los testigos de la acusación. Con el testimonio de Roberto Julián Crespo, que trabajaba como picador sutirador en la planta 5ª del pozo 9º. 

Declara al fiscal que acudió al rescate porque escuchó que había habido un accidente por el teléfono de la mina. Cuando bajaba estaban ayudando a Amancio y a Cabello, había mucha gente, intentando recuperar a José Luis Arias (Tella).

Se puso el autorrescatador y entró a la galería Este, pero no llegó al taller. A unos 50 metros venían unos compañeros con un fallecido, "me agarré con ellos" y le dejamos. Volví a entrar. "Y por el camino se me cayó de las manos, me quedé".  

Declara que no llegó al taller, aunque llevaba puesto el autorrescatador. "Notaba mucho calor en la garganta", y le costaba respirar con el autorrescatador. Se despertó en la planchada del aire (donde llega el aire limpio, donde tenían a los fallecidos y heridos).  Tiene también incapacidad total para su trabajo habitual (pérdida de audición), volvió a trabajar pero no en la mina. 

Explica que el macizo 7º solía tener más gas que los otros, y que los trabajadores salían varias veces. Y comentaban también los compañeros que se veía bóveda. Aunque señala que en ese macizo salir con frecuencia era normal, eso no era lo habitual en el resto de las explotaciones. Los días anteriores al accidente en mayor medida. 

Sí escuchó a un compañero que le dijo al delegado minero que las condiciones de peligrosidad eran maýores y preocupantes en ese taller. 

A preguntas de las defensas señala que no hubo medida de seguridad adicional sobre las que se habían establecido en la explotación del macizo 9º.

Crespo estaba afiliado al sindicato USO, y tenía relación con los miembros del sindicato que formaban parte del comité de seguridad. Sin embargo no les dijo nada de las incidencias que después declaró que se producían. 

Reconoce que no recibió ninguna orden concreta de trasladarse a la planta accidentada de ninguno de los cargos directivos de la empresa. 

15.15

La jueza pregunta a Amancio Viñayo sobre la explotación del taller, y las características técnicas de las definiciones que utilizan tanto los declarantes como los abogados, para intentar aclarar cómo y en qué condiciones avanzaba la explotación siniestrada.

Finaliza la declaración del testigo de las acusaciones. La jueza da un receso para seguir tomando declaración por la tarde.

13.45

Declara Amancio Viñayo, que señala que estaba comiendo el bocadillo con Javier Cabello. También resultó herido en el accidente. Cuando notaron el fuerte golpe de aire Cabello entró y él después, vio a Cabello que se tambaleaba y le ayudó a salir. Fueron al pozo y se colocaron el autorrescatador para entrar a la galería. No recuerda nada más. 

Era sutirador y se encargaba de sutirar el techo. Abrían, veían bóveda y cerraban.

Señala que la bóveda que veían en ese taller era "muy anómala", que no conocía ninguna a pesar de su larga experiencia que tardara tanto en hundirse.

Viñayo sufrió también el accidente que se registró en el Pozo Emilio por un escape de grisú en 2009, cuando estaba haciendo un transversal. Entonces oyeron muchos ruidos, se llenó todo de polvo y había vibraciones. Salieron corriendo. "Llegamos hasta el pozo y perdí el conocimiento, pero allí desperté por mis propios medios".

Declara que después de ese accidente no notó que se tomaran medidas especiales o distintas para explotar el resto de las zonas.

En el macizo donde se produjo el accidente de 2013 era que hubiese muchos cortes de electricidad por las subidas de metano, "el macizo 7º era especialmente conflictivo por la cantidad de gas". 

El minero continúa respondiendo a las preguntas de las defensas (sin mirar a los abogados) y señala que no recuerda en concreto visitas de los vigilantes de seguridad o delegado minero, ni siquiera que uno de sus compañeros fallecidos era el sustituto del delegado minero. "En esa rampla no recuerdo ver a nadie del comité de seguridad en esos días".

 

13.13

El minero heridos asegura que no se colocó el autorrescatador y respiró por sus propios medios porque notó la falta de aire de forma paulatina. También atendió a los heridos y fallecidos sin respirador, para colocarles en el tren que les sacaba al exterior. Luego notó una presión en el pecho y falta de aire y tuvo que ser atendido. 

Sus secuelas son ataques de pánico y claustrofobia, no puede ir solo a ningún sitio y durante años ha necesitado medicación. También señala que nadie le dio la orden de ayudar, simplemente estaba allí y era su obligación. 

Concluye la declaración de tercero de los mineros afectados por el escape de grisú que sobrevivieron al accidente. 

 

11.53

Comienza la declaración por videoconferencia desde el Juzgado de Vinaroz de Arpad Acs Harmath, otro de los mineros heridos en el accidente. Con una intérprete. Dice que han pasado casi 10 años desde entonces y tiene problemas de memoria, pero mantiene lo declarado en ocasiones anteriores. 

Tenía entonces una experiencia de 38 años en las minas, y se encargaba de trasladar explosivos. En el momento del accidente notó un fuerte golpe de aire, se encontraba en la planta inferior a la del accidente. La persona más cercana estaba a aproximadamente a un kilómetro de distancia. 

Nadie le pidió por teléfono o megafonía que acudiera al rescate, pero notó el aire y como tenía mucha experiencia se dio cuenta que había pasado algo. Decidió ir a la planta 7ª y ayudó a rescatar a heridos y fallecidos. Luego necesitó ayuda para salir porque se encontró mal. Le trasladaron al hospital y ahora tiene reconocida la discapacidad total como consecuencia del accidente. 

A preguntas de los abogados señala que en el pozo 7º sí había que devolver habitualmente dinamita porque no se utilizaba toda la prevista. 

Trabajó 12 años en la Hullera Vasco Leonesa, y sí tenían todos los equipamientos de seguridad y formación para utilizarlos. Y que había un comité de seguridad que cada semana vigilaba los trabajos. 

Por lo que se refiere a los delegados mineros, él trabajaba para una empresa húngara, así que no estaba al día de lo que había la parte española. Y cuando la empresa húngara desapareció pasaron a formar parte de la Vasco.

El minero había estado en anteriores ocasiones concretamente en el taller accidentado, y sobre si percibió preocupación de los compañeros por el desarrollo de la explotación señala que sí, sabía que este lugar era peligroso porque había exceso de metano. 

11.37

Termina la declaración de Javier Cabello con sus respuestas a las preguntas de la magistrada, en las que explica qué funciones realizaba cada uno de los tres sutiradores del taller accidentado y quién tomaba las decisiones sobre qué labores se realizaban.

 

10.45

A preguntas de las defensas, Javier Cabello Carrera contesta reiteradamente que no recuerda muchas cosas porque ha pasado mucho tiempo, que no sabe otras y que no es técnico para valorar lo que pasaba allí. 

Y que no comunicaban a nadie la preocupación por cómo se desarrollaba el trabajo porque sólo se lo decían al vigilante de la explotación, "y él ya sabe lo que tiene que hacer". El vigilante era Juan Carlos Pérez, uno de los mineros fallecidos.

Reconoce también que les daban cursos y formación sobre los autorrescatadores, aunque advierte de que lleva unos segundos colocárselos. 

Sabía que había una Brigada de Salvamento, y aunque manifiesta que no sabían quiénes eran ni quién les mandaba sí sabe que dos de los fallecidos formaban parte de esta brigada.

A preguntas de las defensas sobre por qué unos días después del accidente no mencionó ante la Guardia Civil que había bóveda y un año después en su declaración ante el Juzgado de Instrucción se centró en insistir en la presencia de la bóveda, responde que sólo respondió a lo que le preguntaron.

9.10

Comienza la declaración de Javier Cabello Carrera, otro de los mineros heridos. Estaban comiendo el bocadillo en el travesal, donde siempre, en el taller no se puede comer hay mucho ruido y mucho polvo. 

Sutirador, llevaba 18 años en la Hullera Vasco Leonesa. Relata que notó "una corriente de aire muy fuerte y mucho polvo, entré hacia el taller y me agarré a un hastial, no podía respirar y me sacó Amancio" (el compañero con el que comía el bocadillo). Luego se colocaron el autorrescatador y entraron a buscar a los compañeros. 

Explica que la corriente venía "de la rampla hacia afuera, con mucho polvo". Al entrar hacia el taller el autorrescatador se le agotó y ya no se acuerda de nada hasta que ya estaba en la calle. Estuvo ingresado tres días y tiene incapacidad laboral permanente, con estrés postraumático, que le hace seguir en tratamiento psiquiátrico. 

Recuerda que esos días había repetidas subidas de gas en la zona y se cortaba la corriente del panzer, el día del accidente también cortaron la ventilación porque les dijeron que había una avería y tardarían en arreglarla. 

El día del accidente no vio en la explotación nada distinto a otros días de trabajo. Sí señala que durante días se veía bóveda, y que se sutiró todos los días. Era una bóveda grande que no había hundido; y los postes traseros consideran que no estaban todos bien recebados. Eso es más peligroso porque si hunde la bóveda sale todo el gas por ahí. 

El día del accidente la ventilación se paró dos veces. Y el nivel de grisú superó el 2,5%, por lo que les mandaron salir. 

Asegura que en los vestuarios y en todas partes se hablaba de la preocupación por cómo estaba la explotación, y que se lo comentaron al vigilante, pero no sabe si lo transmitió. Y que su sueldo era el único que llegaba a casa. Reconoce que a mineros que se habían quejado les cambiaban a veces de relevo o a "cortes en los que se ganaba menos". 

 

9.55

Se adelanta la declaración del minero Juan Manuel Menéndez Montero, el minero que resultó herido más grave al acudir a rescatar a las víctimas. Por la situación de pérdida de memoria que sufre. 

A preguntas de la jueza responde: "¿Yo tengo que decir la verdad y los otros no?". Pero asegura que sí que dirá la verdad. 

A preguntas del fiscal sobre qué le pasó explica que "según escuché, un escape de grisú". Sí recuerda que estaba en la mina, pero no sabe dónde. Ni qué pasó. Su mujer le dijo que estuvo en el hospital. "Sinceramente, no me acuerdo de nada. Pero vi por la tele alguna declaración que me daba vergüenza". 

A otras preguntas, contesta: "Pregúntele a mi muller". 

9.47

Comienza la tercera semana de juicio por el accidente de la Hullera Vasco Leonesa. A petición de las acusaciones se propone un cambio en los médicos forenses propuestos por el fiscal del Instituto de Medicina Legal de León. Que acepta el fiscal. La jueza considera que el colegio es un órgano colegiado y las conclusiones pueden ser defendidas por otros porque son peritos imparciales. 

 

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