Diario de León

La lluvia obligó a proteger las tallas y a recortar el itinerario, lo que lamentaron los cofrades

El Gran Poder, junto a la Virgen, de estreno, se recogió antes de lo previsto

El trono y los varales de la Virgen ya son de plata; el próximo año será un manto bordado

La Virgen, a su paso por El Cid, donde la lluvia ya exigía el paraguas

La Virgen, a su paso por El Cid, donde la lluvia ya exigía el paraguas

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Pedro Orive - león
León

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La lluvia, tan deseada por casi todos a estas alturas de un año seco como no se conocía hacía mucho, hizo su aparición en el peor momento. Esta circunstancia obligó a la procesión del Cristo del Gran Poder que organiza la cofradía del mismo nombre, a acortar desde la calle Ancha el itinerario habitual del cortejo. Los pasos fueron debidamente protegidos desde la plaza de Santo Martino. La cofradía inició su undécimo desfile del Cristo del Gran Poder ­­-el primero tuvo lugar en 1995- en el convento de las Hermanas Trinitarias. En este momento ya se escapaba alguna gota de agua, muy débil, que no hacía presagiar lo que ocurriría minutos después. A las cinco de la tarde el cortejo iniciaba su peregrinar con la colaboración de la Policía Local. El paso de los Apóstoles fue el primero en abandonar el patio de las Hermanas Trinitarias escoltado por efectivos del Ejército de Tierra. La banda de cornetas y tambores del Santísimo Cristo del Calvario fue la encargada de acompañar musicalmente a esta talla. A continuación un grupo de niños papones. El segundo paso, el del Cristo, iba acompañado por miembros de la Policía Nacional y la banda de cornetas y tambores del Cristo del Gran Poder. La talla titulada la Oración iba seguida de un grupo de cofrades que portaban los diez mandamientos. La imagen de San Juan, pujada por mujeres, estaba acompañada por efectivos de la Policía Local. La música era de la Real Cofradía Minerva y Veracruz. Por detrás, un pequeño grupo de papones portaba ramas de laurel. Las manolas precedían a la Virgen, transportada también por mujeres y escoltada por números de la Guardia Civil. Con gran orgullo, este colectivo portaba un trono y varales nuevos, de plata, que han sido sufragados por ellas mismas, la cofradía y gente anónima. Su idea es que el próximo año el manto esté bordado, como el vestido. El millar de componentes de la cofradía lamentó la mala suerte por la aparicición de la lluvia, después de un año de trabajo.

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