Diario de León

Un ritual que enmudece entre enredos

La procesión de la Borriquilla sale por vez primera sin acordes de tambores y cornetas después de que el obispo comunicara a las cofradías que no quería música en el cortejo

El obispo impartió la bendición de las palmas y los ramos

El obispo impartió la bendición de las palmas y los ramos

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Asun G. Puente - león
León

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Un extraño silencio -sólo eclipsado tenuemente por el incesante murmullo de los niños- acompañó la procesión de las Palmas en su camino desde la plaza de San Marcelo a la Catedral. Antes de la bendición de los ramos por parte del obispo de León, el paso de la Borriquilla había llegado al punto de la salida del cortejo con los sones de las cornetas y tambores de la banda de la Cofradía Santo Cristo de la Bienaventuranza. Los acordes siguieron al conjunto escultórico desde San Isidoro hasta San Marcelo, a pesar que el obispo había prohibido este nuevo recorrido. Allí tuvieron que despedirse, porque Julián López había advertido que no quería música en la procesión de las Palmas. Representantes de varias cofradías expresaron ayer a este periódico su malestar ante la decisión y aseguraron no entender los motivos. «Se trata de un cortejo de alegría. Simboliza la entrada de Jesús en Jerusalén y su encuentro con los niños...». Un mar de palmas aguardaba al obispo para ser bendecidas. Maceros reales, guardias de gala y la Corporación en forma de Ciudad reeditaron y acudieron a la cita con la tradición del Domingo de Ramos. «Acompañamos a Jesús con las palmas en nuestra manos, con nuestra alegría y amor». Julián López recordó al niño de 12 años que el sábado murió tras sufrir un accidente en el hueco de un montacargas. «No nos puede acompañar. Pensamos en él y su familia. Cristo recogerá en su sendo su pequeña alma». En su alocución, el obispo resaltó que Jesús es el «amigo de los niños». «¡Levantad vuestras palmas en honor a la entrada en Jerusalén de Nuestro Señor y Salvador!». En ese momento cientos de ramos y palmas de pequeños y sus familias se alzaron al firmamento para recibir la bendición. «Concédenos entrar en el Jerusalén del cielo», exortó Julián López, dando paso a la lectura del Santo Evangelio según San Lucas que relatar el pasaje de la entrada de Cristo a lomos de una borriquilla en Jerusalén, donde también miles de ramos le recibieron. Tras el «Vayamos en paz en el nombre del Señor», la procesión con la Borriquilla a la cabeza se puso en marcha: medio centenar de braceros -representantes de todas las cofradías de la ciudad- pujaron el paso por segundo año consecutivo tras recuperarse una tradición de los años cincuenta. Desde entonces y hasta el 2006, esta representación escultórica procesionaba a ruedas. La Corporación con sus largas palmas, los invitados al cortejo -el ex presidente de la Junta, Juan José Lucas, y el ex diputado por León Manuel Núñez Pérez- y los canónigos de la Catedral siguieron a la Borriquilla. También varios miembros de la asociación de Amigos de la Capa engrosaron el desfile hasta la Catedral. En el camino, los cantos de los clérigos, con los problemas técnicos del equipo de sonido. Misa y vuelta a San Isidoro de la Borriquilla, otra vez acompañada por la banda.

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