Diario de León
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León

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QUISIERA SER CAPAZ de plasmar en el papel, los sentimientos que puede suscitar un Viernes Santo cualquiera. La tarea se me antoja imposible. Por eso indicaré las horas aproximadas y lugares recomendados y que cada quien presencie los momentos-”si es que el gentío no se lo impide-”. Sólo una premisa: no lleven ideas preconcebidas, déjense arrastrar por las emociones. No las escondan y disfruten, de la mañana a la noche. León, el Viernes Santo, vive a golpe de timbal. Sólo se respira incienso y aromas de flores. Se saborean bacalaos regados con limonada. Al final del día quedará el sabor salado de alguna lágrima, recuerdos imperecederos y unas pocas flores que irremediablemente se marchitarán. Así debe ser. Que nadie se preocupe. Los caprichos de la luna, hacen que quede menos de un año para otro Viernes Santo.

A partir de las seis de la mañana, con una luna llena recién llegada a nuestros cielos, miles de túnicas negras se acercan a Santa Nonia. Todos los enlutados papones llevan cara de ansiedad y prisas. Si se acercan a la capilla verán a los montadores sacar los pasos a la calle.

Entre 7 y 7, 25 h. Última ocasión de escuchar la Ronda acercarse a Santa Nonia. Muy pronto solo podrá hacerse en el cortejo, ya sin el hermano cantor.

7, 30 h. Normalmente, el primer rayo de sol que se asoma en la ciudad, alumbrará el rostro del Nazareno justo cuando traspase el umbral de la capilla «al brazo» de los hermanos. Ya fuera, el « Himno Nacional» parte de Jesús del Prendimiento y Reina del Amor - en una chicotá mágica- lo levantará majestuoso.

Entre 8 y 9 h. Espacio de atajadores. Sígase la Procesión. Presénciese la subida de los pasos por la Cuesta de las Carbajalas al ritmo de las distintas bandas y estén atentos a las primeras bajadas de los Crucificados «al brazo» para sortear los cables que atraviesan el vuelo de las calles. Muy pocos afortunados, podrán seguir el desvío del San Juan por la calle Juan de Arfe, aunque merezca la pena acompañarlo hasta la plaza a ritmo solo de tambor y timbal (si hacen esto no podrán ver El Encuentro. La gente agolpada ya en la plaza, no les dejará pasar).

E ntre 9 y 9, 30 h. Aunque el culmen del Encuentro dure apenas unos segundos -los momentos en que San Juan se arrodilla ante su Madre- desde que un corneta marque «La Dolorosa» hasta que, sin solución de continuidad, la Banda haya interpretado una segunda marcha, cerca de quince mil personas (entre hermanos, manolas, escoltas y espectadores) habrán sentido cómo la emoción empuja con fuerza sus corazones nazarenos ya que en ese momento, todos seremos San Juan. Sólo el ramo de flores que se entregará a la Virgen, acallará, poco a poco, las emociones contenidas.

Entre 9, 45 y 10, 30. Los pasos se acercan al descanso. Antaño estrecha y tortuosa para la puja, Cardenal Landázuri, cuando las Bandas tocan a golpe de caja china al pasar por el centro hospitalario -como queriendo no molestar al enfermo- merece llevarse en los recuerdos visuales y sonoros. Algunos pasos, recorrerán parte de la calle raseando como antaño. Si tiene la suerte de vivirlo, regresarán al pasado. Cuando el Nazareno transite por las Clarisas, éstas le cantarán suavemente. Uno de los pocos silencios de la mañana (disfruten de él).

De 10, 30 a 12 h. Los pasos irán llegando a Santo Martino. Los hermanos necesitan un descanso y todos, absolutamente todos, un desayuno con fundamento: bacalaos, escabeches, huevos duros, tortillas. Y para regarlos, limonada.

A partir de las 12. «La Dolorosa» acaba de dejarse en el suelo. En ese mismo momento «La Oración del Huerto», pone en marcha el cortejo de nuevo.

De 12 a 14. La Procesión, tras dejar espléndidas imágenes en la Plaza de San Isidoro, Cid y Ancha, toma el moderno León. Si alguien quiere verla casi entera a un solo golpe de vista, debe ubicarse en Ordoño II, a la altura de Gil y Carrasco y mirar hacia la Catedral (quizás, once de los trece pasos pueden atisbarse en la lejanía). No se olvide la Rúa que a esas horas se hace ruda para la puja -“que ya lo dijo el poeta-.

De 14 a 15,30. Uno a uno, se irán meciendo ante las puertas de la capilla, todos los pasos y se despedirán solo hasta el año que viene. De recuerdo, unas flores que se entregarán a quien más se quiere.

De 15, 30 a 18. Un merecido descanso. Quizás ni siquiera el papón coma demasiado porque la mayoría, tienen una cita inmediata a la 5 de la tarde, o con «sus Siete Palabras» o a las 6 con el «Entierro».

18 horas. Necesariamente hay que optar: o por ver la salida de la Siete Palabras con el Sermón -“quizás me inclino por ésta- o la del Entierro que éste, como año impar, será representado por la Real Cofradía de Minerva y la Santa Vera Cruz.

No debe perderse el piquete a caballo de las Siete Palabras y el orden y compostura de sus hermanos en procesión. Ni al titular de la Cofradía, el Cristo de los Balderas acompañado del resto de las Palabras. El Cristo de la Sangre (Sexta Palabra obra de Manuel Martín Nieto) va llorando. Busquen su triste lágrima.

De 19 a 21 horas. El Entierro enluta la ciudad antigua. Este año, hay que asomarse a la plaza de Regla, a la Ancha, Cid o San Isidoro para ver el discurrir de los pasos iluminados, con la luna llena rebosante en nuestro cielo. El machacón ritmo de tambor hará que los braceros lleguen a duras penas hacia el final -para muchos- de su semana santa.

Sobre las 22 h. La Corporación Municipal cumplirá la tradición de pujar «un par de tiradas» a la Virgen en su Soledad, la «Virgen Guapa» a quien el maestro Odón Alonso, dedicara la marcha Sola quedas, Madre mía . Será en la plaza de San Isidoro.

A partir de las 11 y hasta la 1 de la madrugada. Pueden verse, poco a poco la llegada de los pasos a la Plaza del Grano. Los últimos esfuerzos de los braceros -que llegan justos- se verán recompensados con un que sea enhorabuena, un par de flores, un abrazo y un adiós, sólo hasta el año que viene.

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