Diario de León

Villasimpliz en el concierto histórico de Vegacervera y el Concejo de Gordón

Villasimpliz es un epónimo, debido al repoblador o dueño de terrenos de época romana, un «Simplicius», ya que en la época mozárabe del 932 se encuentra una donación que Ramiro II hace al abad Severo de unas heredades que tenía en V

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MATÍAS DÍEZ ALONSO
León

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Es el primer pueblecito de Gordón que encontramos en nuestro descenso a la par del río Bernesga. Está circundado de altas montañas que al Norte denominan El Sellón, la Sierra Formenosa, las Lamas, el Tueiro y Valgatín . Por el Oriente se recorta al horizonte la Ceposa, Collaprieto, la Cerra, los Llanos y Trampascolladas. Al Mediodía el fuerte paso de La Gotera legendaria y la Lámpara y por el Poniente las dos grandes Colladas, una del peregrinaje, la Collada de Buiza y la otra la cañada de La Mesta que llaman Collada de la Salve o San Antón, porque desde ella se avista el santuario de Barrio de la Tercia y se rezaba la Salve.

Tres grandes arroyos, además del río Bernesga, marcan su territorio: el de Valdefresno , el Valgatín y el Quiñón. El camino que unía Villasimpliz con su capitalidad concejil, que entonces era Vegacervera, iba por el Humero hacia el puerto de La Vid, pasando a Villar del Puerto.

Es un pueblo pequeño, con economía híbrida, de ganaderos y mineros. La carretera y el ferrocarril parten al pueblo en dos barrios. En el de Abajo, que se cruza por el Bernesga, hay un viejo molino que sirvió para producir y distribuir energía eléctrica a todo el pueblo, regentada su productividad por una sociedad, La Amistad , de la que formaban parte todos los vecinos.

Cuando se construyó la central eléctrica de La Gotera, con una producción de cinco millones de kilowatios hora al año, llegaron a un acuerdo por el que Villasimpliz quedaba libre de pago sobre el consumo para uso doméstico. La sociedad consiguió una subvención de la Diputación para mejorar el tendido, y el pueblo sólo soportaba los gastos del alumbrado público, una cuota a Icona y el pago de trabajos vecinales.

El patrono local es San Martín, con festividad el 11 de noviembre, pero aún se celebra otra festividad, la de San Juan Bautista, el 24 de junio. Se cuenta que esta festividad era propia del cercano pueblo de La Vid y, siglos atrás, se la jugaron a los bolos los dos pueblos y ganó Villasimpliz, por lo que fiesta e imagen pasaron a gloria y honra de Villasimpliz. La imagen de San Juan es barroca, del siglo XVII, y se halla en el Museo Catedralicio, en el segundo descanso de la escalera. Es una buena talla, donde el Precursor señala a Cristo, simbolizado por el Agnus Dei, nombre con que se le distingue entre la multitud, según el Evangelio de San Juan.

El Hospital de Peregrinos

Abundan las casas antiguas. En la plaza del Pontón, queda sobre el dintel de la puerta de una moderna casona una piedra tallada con una gran copa, pregonando que allí se asentaba la Venta, donde aposentaban los itinerantes arrieros de La Tercia del Camino de Argüellos.

En otro conjunto de viejas casas localizan la ubicación del hospital de peregrinos. Hace años aún se apreciaba un tosco arco de piedra de medio punto y un paredón con mirilla de saetera.

Allí esperaba el canónigo Bayón en su cenobio, tocando la campana de la hospitalera para orientar a los peregrinos y les ofrecía pan y vino, fuego y vinagre para restañar las rozaduras producidas en el camino.

Este hospital de Villasimpliz, del canónigo Fabián Bayón, se había fundado el 24 de abril de 1548 con la obligación de que «tubiere en él una persona que viva e rresida en el dicho hospital e cassa e tenga agua e fuego e sal e Puerta abierta de día e de noche y en cualesquiera tiempo que los peregrinos llegaren e reciba por inbentario e cuanta e razón todas las camas e rropa e otras cossas cada un año sea obligado a dar quenta y exebirlo delante de sus exequtores que para ello sean nombrados».

Agregan que se tocase la campana del hospital cuando fuere necesario, para que se orientaran los peregrinos. Este hospital pertenecía al monasterio de San Isidoro de León, cuyo abad era el señor de Villasimpliz.

Según las Declaraciones para la Última Contribución, que conocemos como Catastro de La Ensenada , referentes a Villasimpliz, formalizadas el 21 de octubre de 175 2, como veremos más adelante, esta Obra Pía gozaba de unas tierras de buena calidad, trigales linariegos, en los sitios de Las Curras de cinco heminas, las Linares de una hemina, los Arenales de hemina y media, las Regueras de dos heminas.

De mediana calidad hay una de centenal secano en la Rieda de dos heminas y de ínfima calidad, otra centenal secano en la Collada, de cinco heminas.

De prados los tiene de buena calidad, uno cercado en Las Curras de seis heminas y tres abiertos en los sitios de los Huertos de tres zelemines , de dos heminas y media en la Vega y de tres heminas el del Amparo.

De media calidad y de regadíos y abiertos, uno de dos heminas en las Quintanas. Entre los prados de secano hay uno abierto de buena calidad en Prado Nuevo de siete heminas, los restantes son de mediana calidad, cinco heminas el de la Collada, hemina y media el de la Urz, tres heminas el Campaz, tres heminas las Regueras y hemina y media la Terrona.

Toda la heredad de este hospital la llevan en renta Martín Díez y Juan Díez y pagan 200 reales de vellón al año, quedándoles de utilidad a los dos 474 reales y 29 maravedíes de vellón. La confección del Catastro de Villasimpliz costó 996 reales de vellón.

La Comisión Declarativa

Estuvo integrada por el regidor Juan de Lombas, el cura don Toribio López Bibero, los peritos vecinos, elegidos por el Concejo, Lázaro Lombas y Domingo Ordóñez y el residente en Villasimpliz Cristóbal Alonso, que es quien da fe por falta de escribano. Las Declaraciones se prestan ante Juan de Valcárcel, abogado de los Reales Consejos y Juez Subdelegado de Su Majestad, y les toma juramento por Dios Nuestro Señor ante una señal de cruz en forma de derecho, excepto el cura, que lo hace «in verbo sacerdotis». Prometen decir verdad de lo que supieren y les fuere preguntado.

Declaran que Villasimpliz es Lugar del Concejo de Vega de Zerbera, y es del señorío jurisdiccional de la Dignidad Abacial del Real Convento de San Isidro de León, poniendo dos justicias o alcaldes ordinarios, proponiéndole antes por el Concejo y sus Diputados cuatro personas en quienes forzosamente ha de elegir, pero por esta razón no se le contribuye de vasallaje cosa alguna.

Dice la Comisión que en tales fechas había en Villasimpliz 35 vecinos, 7 viudas y 3 habitantes, con 43 casas habitables. Disponen de 32 colmenas, tres molinos, el Baio, el de la Vega y el del Pontón, y un batán en el Baio para paño basto.

Perciben 800 reales por el arriendo de su puerto para 300 cabezas de ganado fino, de los herederos de Juan Fernández de Luco. La taberna pública la sirve Juan Ordóñez y se le da ocho reales cada vecino y el abastecedor paga 300 reales al año. Hay dos sastres, Juan Díez y Juan Díez Orejas y ganan cuatro reales diarios. El herrero se llama Antonio Díez y saca de su fragua 200 reales al año, aunque también es labrador de pancoger.

Dieciocho vecinos son arrieros y portean su negocio con un caballo. El cura párroco tiene allí su residencia y hay otro capellán que sirve la vicaría de «Vega de Zerbera».

Con los 800 reales que abonan los merineros cubren sus gastos concejiles, que detallan de esta forma: abonan los Diezmos al cura párroco, otros dos reales por primicia para la iglesia parroquial y cinco cuartillos de centeno por cada familia de voto a Santiago de Galicia.

Por gastos de Justicia abonan 14 reales, otros 10 reales de residencia, 20 reales por repartimiento de papel sellado, 15 reales al escribano del Ayuntamiento, 24 reales para la fiesta del Corpus, 100 reales el quitar la nieve y arreglar los caminos del puerto y 205 reales y medio del impuesto de alcabalas al Conde de Sevilla la Nueva, que las tiene enajenadas de la Corona.

Bernardo Díez Paniagua, contador real, comisionado por la Real Junta, investiga las Declaraciones y halla respuestas «diminutas» y obliga a ampliarlas. Entre ellas, el detalle de los Diezmos, que definitivamente quedan expresados así en la tazmía que da el párroco: diez fanegas de trigo, cincuenta fanegas de centeno, ocho fanegas de cebada, sesenta libras de lino limpio, veinticuatro corderos, veinte reales de leche, treinta reales de manteca y sesenta libras de lana.

Tienen propiedades, censos por préstamos y cobro de foros en Villasimpliz, la Cofradía de las Ánimas del Malvar de León, la abadía de Beberino, el convento de San Isidro de León, las Ánimas de Villasimpliz y las de La Pola, la capellanía de San Benito de San Martín de León, la parroquia de San Salvador del Nido de León, el hospital del Lugar, la rectoría y la iglesia.

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