Diario de León

libros

El hermoso abismo de la vida

Publicado por
JOSÉ ENRIQUE MARTÍNEZ
León

Creado:

Actualizado:

Libro de familia

Félix Grande. Ed. Visor (col. Palabra de Honor), Madrid, 2011. 160 pp.

Félix Grande es autor de poemarios como Blanco spirituals (1967), Las rubáiyátas de Horacio Martín (1978) y Con buenas formas (1997), entre otros. A medio camino entre la llamada generación del 50 y los novísimos, a aquellos puede vincularse en cuanto a la temática comprometida y a estos en el afán renovador del poema y del lenguaje, bajo la férula literaria, reconocida por el poeta, de César Vallejo y Antonio Machado. Desde una «subjetividad despiadada» su obra se desarrolla en círculos temáticos concéntricos que algún crítico ha sintetizado en los siguientes: la intimidad y sus terrores, la familia, la tierra y la ciudad, las relaciones eróticas, humanas y culturales y la conflictividad general del mundo. No menos importante es la preocupación formal del poeta, con distintos registros verbales y la investigación de distintas y nuevas fórmulas de versificación. Todas estas apreciaciones se decantan en este abundante y excelente Libro de familia , título bien preciso, como se aprecia ya en el primer poema, en el que mirando una foto de escuela, el padre del niño Félix despeja aprensiones y miedos en el hijo abriéndole ventanas a un futuro esperanzado, a ese mañana que ya es hoy. En el segundo poema habla el poeta con entrañable cariño a «la mujer de mi vida» que «duerme lucha en la cama a tos partida». «El madrigal del odio muerto» quiere ser la resolución del pleito de odio a la madre, ante su tumba, el arreglo de viejas cuentas con un «beso verdadero» al fin. Ajuste de cuentas es «El desterrado del Espasa», palabras dirigidas a Lorenzo Aguirre, el padre de la mujer del poeta, ejecutado tras la guerra civil: «¿Qué ganaron con ese crimen?». Un canto de amor fraterno es «Yeros», y una satisfacción cumplida en el amor, la amistad, «la emoción del lenguaje» y la música es el poema final, «Hijo paterno de mí», confidencias con el padre ahora que «vamos por fin siendo uno solo junto».

Libro de familia se escribe desde el amor a los seres que nos han acompañado en la vida. Sobre ese libro de familia ha sobrevolado el tiempo. Las canas paternas son ahora las canas propias, las del poeta. Porque quizá el asunto que impregna las páginas del poemario no sea otro que la vejez. Desde la vejez se mira la vida y las personas de nuestra vida. El asunto impulsa otra característica evidente: el cariño, el afecto, el amor. Los diminutivos (viejita, ruidillo, lo calentito, princesilla...) son la manifestación externa de ese afecto, como lo son los vocativos: amor mío, dama mía, etc. «Péndulo santo» es, en este sentido, una entrega de amor, de cincuenta años de amor a aquella que creció con el poeta en canas, medio siglo de cana en cana, de beso en beso, abrazados los dos y los tres (la hija) «a las cuatro palabras más profundas del lenguaje»: «Hoy es siempre todavía», salvadoras en los días más negros: «Y ahora viejita yo te ayudo / dame la mano ayúdame». «Esta vejez» se titula otro poema que quiere conjurar la tristeza: envejecer juntos es el premio al fin. Otra característica del poemario es la expresión libérrima en extensas composiciones en las que mezcla verso y prosa y a las que acuden voces de otros, singularmente la de Machado (uno de los poemas se titulará «Don Antonio Machado escribe el último poema de su vida»). Machado, Vallejo, Rosales, etc., forman parte también del Libro de familia , al que asimismo pertenecen los cantaores flamencos, a los que homenajea en el larguísimo poema «Criatura del dolor», Bach, objeto de otro poema superior, «Ante tu trono me presento», y nosotros, los lectores, que exigimos nuestro derecho a estar en ese magno Libro de Familia .

tracking