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LA SERIE SALÓN DE PASOS PERDIDOS ALCANZÓ EL PASADO DICIEMBRE, CON ‘SERÉ DUDA’, LOS 19 TOMOS DE CONFIDENCIAS. SUS 715 PÁGINAS REDONDEAN LOS MILES DE HISTORIAS CUYA RESPIRACIÓN ÍNTIMA NOS MUESTRA AL NARRADOR DE EPISODIOS LIVIANOS, JUGOSAS MALDADES Y PINCHOS DIVERSOS DE LA POMADA CULTURA QUE NUTREN EL PROYECTO LITERARIO MÁS AMBICIOSO DEL ÚLTIMO CUARTO DE SIGLO.. divergente

El escritor leonés Andrés Trapiello

El escritor leonés Andrés Trapiello

Publicado por
ERNESTO ESCAPA
León

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A ndrés Trapiello (Manzaneda de Torío, 1953) es un autor que no se resigna, en el despliegue de su obra literaria, al formato de los géneros, de manera que resulta frecuente encontrar poemas en sus diarios, relatos en sus versos, lírica en sus ensayos y deslumbrantes aforismos en la textura de sus novelas. Quiero decir con esto que Trapiello es un creador singular y poco convencional. En realidad, su andanza solitaria y a su aire resulta inusual e incluso rara en una literatura gregaria, tejida con grupos, clanes y generaciones, donde cada cual procura arrimar el ascua a su cuadrilla. Quizá por eso, para combatir el desamparo que siempre conlleva el ir por libre, Trapiello aúna en su perfil al poeta y al novelista, al tipógrafo y al editor, al ensayista y al generoso confidente, que desde 1987 ordena la cadencia anual de sus diarios en esa magna obra de la literatura contemporánea que constituyen los diecinueve volúmenes del Salón de pasos perdidos, cuya memoria ya alcanza a 2005. Un año con muertes que recorren el libro: Haro Tecglen, el pintor y escritor Ramón Gaya y el filósofo Julián Marías, que da el relevo a su hijo en la Academia. También un año cervantino, que lleva a Trapiello de trajín quijotesco por toda la geografía española, vendiendo el género. Y lo trae a León, para grabar el documental de televisión sobre sus escenarios primeros, infantiles y escolares, por la ribera del Torío y el colegio de los dominicos.

AUDACIAS CERVANTINAS

Hace once años, Trapiello abordó su primera novela cervantina, Al morir don Quijote (2004), cuya aparición causó perplejidad, antes de ser reconocida como mejor novela del año en Francia, con el premio Madeleine Zepter, y en España, con el premio de la Fundación Lara. Pero tampoco fue ese el estreno de Trapiello como interlocutor con las prosas de Cervantes. De 1993 es su primer acercamiento biográfico a la escritura y penalidades del autor, en Las vidas de Miguel de Cervantes. Un escritor, señala Trapiello, que de vivir ahora, nunca recibiría el premio Cervantes, porque se lo darían a Lope de Vega. El empeño le llegó de rebote a Trapiello, después de la rendición de quien había corrido a copar el encargo para la colección «Memoria de la Historia». Aquel descarte dejó agraviado por siempre al ambicioso Javier Marías, pero su relevo sembró en Trapiello la pasión cervantina, de la que más tarde brotaron dos novelas y la versión actual del Quijote.

Escritor de obra amplia y contrastada, traducido a más de una docena de idiomas, Trapiello ha cosechado premios importantes dentro y fuera de España, desde el Nacional de la Crítica por su libro de poemas Acaso una verdad (1993), a las distinciones mencionadas de su novela Al morir Don Quijote (2004). Además, Los amigos del crimen perfecto (2003) fue elegida mejor novela extranjera en China, después de haber obtenido el Premio Nadal.

La tinta simpática (1988) supuso su estreno narrativo en Seix Barral. Siguieron El buque fantasma (premio Plaza y Janés), La malandanza, Días y noches, Los confines y Ayer no más (2012), con argumento y escenario leoneses. Su asunto, un crimen de la guerra sucedido en la Fonfría de Carrocera (que disimula el estandarte comarcal de Fontañán), remite a la indagación en su memoria, la difícil relación entre padres e hijos, entre víctimas y verdugos. El 15 de agosto de 1936, aprovechando que ya concluye la faena estival en su pueblo ribereño del Luna, un padre y su hijo tratan de pasar la frontera caliza entre Carrocera y Gordón por el valle del río Torre. En la Fonfría, les echa el alto un grupo de falangistas, que mata al padre, al descubrir que es hermano del Lenin de la Ribera. La novela enriquece su relato con las reflexiones de un autor que cuenta en su bagaje con la obra que quizá ilumina mejor la tragedia de la guerra: Las armas y las letras (1994). En ese territorio de reflexión y confidencia alcanza Trapiello uno de sus mejores registros.

En 2014, El final de Sancho Panza y otras suertes devolvió al camino a cuatro personajes cervantinos, prolongando el homenaje que inauguró Al morir don Quijote. Sancho, Antonia y Quiteria abandonan la aldea manchega animados por el bachiller Sansón Carrasco. Lo más llamativo de la novela es su expresión en una prosa actual, que cautiva con su dicción e incorpora al lenguaje narrativo la semilla fecunda de Cervantes. Sin alardes ni aspavientos, con la difícil tersura de lo espontáneo.

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