Diario de León

«El género negro francés es más poético»

l Michel Bussi publica en España su éxito ‘No lo olvides jamás’. michel bussi, que publica en españa ‘no lo olvides jamás’, novela que ha sido un éxito en francia, espera que el género negro francés tenga el mismo éxito que el nórdico

El escritor francés Michel Bussi, que publica en España ‘No lo olvides jamás’

El escritor francés Michel Bussi, que publica en España ‘No lo olvides jamás’

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josé oliva
León

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E l escritor francés Michel Bussi, que ha participado esta semana en el festival BCNegra, considera que el género negro de su país, que ha reemplazado la atención que en otro tiempo tuvieron los autores nórdicos, tiene peculiaridades como el recurso a la fantasía y la poesía.

Bussi espera que el «polar» francés, como se conoce el género en Francia, tenga el mismo éxito que los autores nórdicos, que «siguen vendiendo y seduciendo a los lectores». Cree que «en los libros de suspense franceses hay más fantasía, un toque más poético, irracional, un vínculo entre lo social y lo fantástico, como se puede encontrar en las páginas de Fred Vargas, Bertrand Minier o Pierre Lemaître, sea thriller o policíaco, que tiene menor presencia en los nórdicos».

Y esas dos dimensiones, fantasía y lirismo, «se utilizan mucho en la novela francesa, seguramente por la influencia del surrealismo y de los poetas franceses».

El escritor, que es geógrafo y politólogo de profesión, ha llegado con su última novela publicada en España, No lo olvides jamás (DeBolsillo), que ha vendido unos 150.000 ejemplares en Francia y sus derechos a 30 países. No lo olvides jamás presenta a Jamal, un joven de origen magrebí con una discapacidad física, que se entrena duro para que su prótesis en la pierna no interfiera en su vida y que sale a correr por los acantilados normandos de Yport. En una de esas salidas se encuentra a una joven a punto de saltar por un acantilado y en su intento de salvarla le tiende una bufanda roja, pero la chica acaba precipitándose y la policía halla el cadáver de la desconocida en la playa con la bufanda alrededor del cuello y signos de haber sufrido abuso sexual.

Jamal da su versión al lector, que no sabe a quién creer: si al joven, que aparece, como reconoce el propio Bussi, como «un chivo expiatorio», o a la policía, que ofrece su versión más fría y condenatoria.

«Quería un protagonista héroe, pero al mismo tiempo chivo expiatorio, es decir, alguien sin suerte en su vida, pero con coraje, valor, encanto y empatía», apunta el autor, para quien «el lector es aquí una especie de jurado, que delibera en función de sus emociones y que no sabe hasta qué punto es manipulado por el propio Jamal, que quizá aprovecha su discapacidad para granjearse la simpatía».

A pesar de esos condicionantes de Jamal, Bussi insiste en que «la cuestión racista o su origen humilde no es el motor de la historia».

El principal reto al que se enfrentó el escritor con esta novela fue «la dificultad de conseguir un ritmo en espiral, es decir, que se acelerara permanentemente y sin tiempo muerto, con una escena cada vez más sorprendente que la anterior, sin llegar al punto de que el lector piense que Jamal está loco de atar».

Para que el lector no acabe tirando la toalla, añade Bussi, debe encontrar en el texto elementos que lo vinculen a la realidad.

No ve conexiones entre su profesión de profesor de geografía o de politólogo con la narrativa: «Siempre quise escribir, mucho antes de ser profesor o geógrafo, y acabé en la novela casi por azar».

De hecho, Bussi intenta «mantener separadas su dedicación a analizar la política y su vocación literaria, un género que siempre le ha gustado, como demuestra su debilidad por Hitchcock y en particular por su película Vértigo . Sin embargo, no descarta que en un futuro acabe escribiendo sobre el mundo de la universidad o de la política.

Bussi no percibe una evolución en su narrativa desde que debutara con Code Lupin en 2006. «La dificultad para un escritor que no tiene un protagonista que se va repitiendo es explorar nuevos campos, nuevos mundos», y esa dinámica le ha llevado en su última novela, aún inédita en España, Maman a tort (Mamá se equivoca), a meterse «en la cabeza de un niño de 3 años para construir una novela negra».

Como geógrafo, se sirve del paisaje normando para apoyar la trama de No lo olvides jamás : «Hay allí unos enormes acantilados, tan altos como los del sur de Inglaterra, que sugieren ese ambiente de misterio, con pueblos balnearios desolados en invierno».

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