Diario de León

Admirable cuaderno de bitácora

UNA SUERTE PEQUEÑA Claudia Piñeiro Alianza Editorial, Madrid, 2015, 238 pp.

Publicado por
NICOLÁS MIÑAMBRES
León

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S e queja Mary Lohan, la protagonista de Una suerte pequeña , de que, en efecto, «yo solo tengo una suerte pequeña», y es relativamente cierto, al menos en el plano de los afectos. Así lo comprueba cualquier lector en este admirable ‘cuaderno de bitácora’ que tiene en sus manos. Ella no quiere que sea ‘diario’, en el que narra sus profundas tribulaciones vitales: especialmente la muerte del niño Juan, la de su marido Mariano y el conocimiento de Robert… símbolo de los sentimientos maduros, pero dotados de una verdadera condición humana. En el fondo lo narrado por la protagonista responde al viejo concepto de la diacronía, o su pasado y la sincronía, en la que ella se encuentra: la experiencia que vive en Buenos Aires, en el colegio Saint Peter a donde llega desde Boston como experiencia académica. En un viaje donde, al llegar, María recuerda: «Yo también cierro mis ojos. Y ya no pienso en Mariano, ni en la casa, ni en Robert. Pienso en él y en cuáles serán los caminos que toma cada día que vaya». Piensa, lógicamente, en su hijo.

En Argentina descubrirá algo inesperado y dramático, la existencia de ese mismo hijo que trabaja como profesor y con el que no ha tenido relación alguna, lo cual hace de la experiencia afectiva un verdadero drama. Otra cosa es cómo el hijo llegará a conocer su situación. Un drama vivido por Mary Lohan que desentraña uno de los más llamativos recursos de la obra: el detallismo, la prolijidad literaria con la que Claudia Piñero describe tanto experiencias psicológicas como sensaciones materiales u objetos representativos. La dramática e inesperada tribulación personal, surgida con el reconocimiento de su hijo, da lugar a los mejores pasajes..

Evidentemente, el final supone un desenlace inesperado. Es decir, el alma por encima de todo. Y especialmente… los sentimientos.

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