Diario de León

Dime cómo ves y te diré qué animal eres

l Xulio Gutiérrez disecciona las cualidades ópticas de los animales en una investigación única. ojos. animales extraordinarios Xulio Gutiérrez Faktoría K de libros 2016

everett kennedy browm

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rafael gonzález díaz
León

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L a agudeza visual del león, la precisión del gibón, la perfección del camarón mantis o la simpleza del caracol común son algunos ejemplos recogidos en el libro Ojos. Animales extraordinarios , que demuestra que la mejor visión es la que permite sobrevivir de una forma eficiente en cada hábitat. «La evolución durante millones de años ha propiciado que el sentido de la vista de cada animal se adapte dentro de su ecosistema» y, por ejemplo, el león es un cazador nocturno que «ve muy bien durante la noche, pero cuando llega el día aprecia peor los colores», aseguró el autor del libro, Xulio Gutiérrez.

El gibón, un pequeño primate de la familia de los homínidos que habita en el dosel arbóreo, tiene que calcular con exactitud las distancias entre las ramas porque un fallo en un salto de diez metros «le puede acarrear la muerte». «Sólo aquellos que cuentan con una visión muy precisa para deducir el espacio existente en cada uno de los brincos pueden sobrevivir», ha señalado Gutiérrez, quien afirma que para esta especie también es «muy importante» reconocer las tonalidades de las frutas para saber cuáles están maduras, así como para distinguir las comestibles de las venenosas.

El camarón mantis, un crustáceo emparentado con la gamba y la cigala, reside escondido entre algas y piedras en el fondo del mar, donde existe «una iluminación muy intensa y aparecen una gran cantidad de reflejos a poca profundidad». Por ello, este artrópodo puede eliminar todos los destellos visuales «como si llevase unas gafas polarizadas», es decir, «absorbe la luz y tiene la capacidad de observar dentro del agua como nosotros en la superficie». Su modo de ataque consiste en propinar un golpe de gran potencia con sus «pinzas especiales», por lo que han de disponer de una perfección visual; «no ve el agua, por lo que un pez que nade por delante de él es como si permaneciese en frente nuestra».

Otro de los animales que aparece en el libro es el caracol común, cuyo sentido visual es «muy malo», ya que apenas distingue siluetas monocromáticas a muy corta distancia, y se introdujo en el manual como contraste para «comprobar cómo eran los ojos primitivos de nuestros ancestros hace quinientos millones de años».

En el caso de los humanos, este experto ha explicado que necesitan distinguir bien los colores y ver a un rango de profundidad «suficientemente amplio» acorde con «aquel ecosistema primitivo de cazadores y recolectores de la sabana». «Los homínidos contaban con una visión propicia tanto para una alta luminosidad como para una larga distancia, y desde su origen se acostumbraron a la vida diurna a diferencia de otras especies como el perro o el gato, los cuales apenas ven de lejos», precisa el biólogo.

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