Diario de León

NOVELA GRÁFICA

Una psiquiatra con el ADN de Carvalho

Jordi Lafebre publica ‘Soy su silencio’ una novela gráfica protagonizada por una psiquiatra-detective con mucho parecido a Pepe Carvalho, el inolvidable investigador privado creado por Vázquez Montalbán.

El escritor catalán Jordi Lafebre. FONTCUBERTA

Publicado por
Sergio Andreu
Barcelona

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L a primera página de Soy su silencio (Norma) es una declaración de intenciones, una gran viñeta de Barcelona a pleno sol, y es que la ciudad, desde sus barrios altos a los muelles del puerto, es paisaje esencial de esta novela gráfica protagonizada por una psiquiatra-detective con ecos del Carvalho de Vázquez Montalbán. En su segundo trabajo largo en solitario (tras el éxito de la romántica Carta blanca ), Jordi Lafebre se saca de la manga un thriller-comedia en torno al asesinato de un empresario del sector del cava, perteneciente a una «familia de toda la vida». Una trama que permite al autor dar rienda suelta a su visión de una Barcelona plena de luz, pero con sus rincones oscuros y tenebrosos (en lo moral) si se sabe hurgar un poco, ha explicado este jueves el autor en la presentación del libro.

Soy su silencio se publica en castellano y catalán, tras hacerlo en Francia, donde ha sido recibida con entusiasmo: se ha llevado el premio de Mejor Obra de las Librerías Francesas. De hecho, la crítica gala ha llegado a señalar que Lafebre —que trabaja principalmente para el mercado franco belga en sus colaboraciones con el guionista Zidrou— «se ha inventado un género» con una novela que combina con habilidad el humor y la vertiente detectivesca.

«Quería mezclar géneros y buscar los límites del thriller que tiene mucho para explorar, además la comedia me atrae como autor, pero en su justa dosis, para que no quite peso a la acción», desvela el autor (Barcelona, 1979). Lafebre comenta que detrás de las andanzas de Eva Rojas, una psiquiatra que iba para cirujana, pero a quien su aversión a los cadáveres abocó a estudiar la mente humana, está el «referente» de Carvalho y la «ironía constante» que el detective ideado por el «maestro» Vázquez Montalbán desplegaba en sus pesquisas en la Barcelona de los años 70.

La «culoinquieto»

Eva de Lafebre es una mujer bipolar muy inteligente, que se deja aconsejar por voces de familiares muertas, y que por culpa de una de sus pacientes, una niña bien caprichosa, se convierte en sospechosa del asesinato del empresario tras ser invitada a un evento en la finca familiar, donde se topa con las luchas nada disimuladas de sus miembros por hacerse con el poder.

«Me he cubierto las espaldas, he jugado con arquetipos, espero que nadie se sienta identificado en los personajes», ha bromeado el autor, preguntado por si temía que alguna familia bodeguera pudiera verse reflejada en los insufribles Monturós.

La crónica social y el entorno de una saga familiar son siempre ámbitos «muy jugosos» para este tipo de novelas, señala el dibujante, que ha sabido aunar el cosmpolitismo de la capital catalana con la tradición tan enraizada en la producción del cava.

El historietista utiliza además una estructura narrativa muy inteligente, es la propia Eva la que va contando la historia a su psiquiatra (se ha documentado para utilizar los términos adecuados), en una especie de secuencias en flashbacks que rompen con la linealidad del relato como si fueran pequeños episodios, un recurso que funciona para dar mayor ritmo al libro.

Lafebre, que ha dejado el final abierto a su «magnética protagonista», por lo que no sería descartable que la detective amateur retomara sus pesquisas en próximas historias, remarca que Barcelona es un gran escenario para un thriller luminoso como este, «aunque suene a oxímoron, con mucho amarillo, mucho naranja, en el que hace calor, y la gente suda». Insiste además que la Ciudad Condal «tiene una tradición literaria espectacular» cuando se convierte en una protagonista más, en obras de autores como Mercè Rododera, Eduardo Mendoza o el propio Vázquez Montalbán.

«Yo soy de aquí, y sé de lo que hablo, podría sonar un poco a estafa si hubiera hecho un thriller en el Manhattan de los 70 o en Estocolmo. He querido mantener esa coherencia», apunta el historietista que habla y piensa en catalán, pero que «de toda la vida» escribe sus guiones en castellano.

Eva Rojas es una psiquiatra que iba para cirujana, pero su aversión a los cadáveres le abocó a estudiar la mente humana

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