Diario de León

La Navidad para un niño en León

De Dylan Thomas a Emilia Pardo Bazán muchos han sido los escritores que han utilizado la Navidad como escenario. Por supuesto, nombres como Dickens, los hermanos Grimm o Hans Christian Andersen son fundamentales. Pero hay más

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Niños caracterizados de personajes de cuentos de Charles Dickens. EFE/EPA/VINCENT JANNINKEFE

León

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La Navidad es un cuento.

-Yo creo que no nos dejamos nada en el hotel. Y menos mal porque no creo que nos hubieran dejado subir al tren con tanto. Lo que más me ha gustado es la Catedral. Ha estado bien elegir León para estos días.

-Sí. Cuando los días saben a poco es que son buenos.

-Bueno estaba el cocido ese de Castrillo de los Polvazares. Comer el cocido allí es como subirse al mundo al revés y coger el camino adecuado.

-Los chicos estarán bien, ¿no?

-En la gloria. Los cinco solos en su vagón... iban con Netflix como si mañana tuvieran examen de Stranger Things.

-Viajar con cinco niños la verdad es que es una locura.

-¡Sí! Los hijos crean adicción.

Pablo caminaba sus 12 años por Ruiz de Salazar con cierta fascinación, miedo y algo de curiosidad. Jaime Torcida adecentaba su terraza con esa cara única que pone cuando en León hace Sol y frío. Pero le llamó la atención que un rapaz pequeño deambulara a las 10 de la mañana por esa zona, si ni había colegio ni nada abierto que pudiera ser de su interés.

-Chaval, ¿qué haces?

Pablo señaló hacia Botines y dijo: «Voy hacia la Colegiata, al hotel. Me he enfadado con todos...».

-Pues vas cojonudo. ¿Con quién te has enfadado?

-Con mis padres y todos mis hermanos. Les he dicho: pues voy a dar una vuelta antes de que salga el tren.

-Y a qué hora sale?

-A las 10 y 10...

-¿Pero tú estás tonto? Son las 10.

A Pablo entonces se le vinieron encima todos los años, que no tenía, para gestionar un problema que ya descifraba como grave. Una lágrima y el cuerpo rígido fue su forma de expresar lo que sentía: terror.

Jaime se percató al momento. «No te preocupes, chaval. Que lo solucionaremos».

Y Pablo sintió como un escalofrío de confianza. Aunque no sabía de dónde le venía.

-Menos mal que Renfe en estos casos echa una mano..., añadió Jaime.

El tiempo se paró y Pablo dijo, aunque no sabía de dónde le salían las palabras ni si eran incluso suyas: «Qué difícil es hacer bien las cosas, ¿no?».

-Cuando tengas más años te darás cuenta de que solamente hacerlas ya es difícil. No tengas miedo. Vamos.

Igual que esa frase que le había salido a Pablo no sabía de dónde, de repente la luz empezó a ser como si el Sol fuera azul. Al menos eso pensó él. No dijo nada porque la cosa no estaba para bromas.

Cuando Pablo y Jaime pasaban por delante de Botines, Gaudí, que no se levanta de su banco jamás, al verles lo hizo de golpe. La verdad es que antes de hablar con ellos se sorprendió y pensó para sus adentros: «Joer, no me duele ni un hueso. Si lo sé me levanto antes. Será lo que tiene hacer las cosas despacio». Entonces dijo: «Jaime, a ti te conozco, pero este chico tiene prisa, le acompaño yo».

Y los tres siguieron juntos. Eso sí, Gaudí, por sorpresa, se quedó parado y les dijo: «Si tenéis que decirme algo, llamadme Leopoldo».

Jaime y Pablo se encogieron de hombros y asintieron con la cabeza sin decir nada.

Cuando pasaban por San Marcelo, Pablo señaló para la plaza: «Con ese León de la alcantarilla me hice ayer una fotografía», dijo. El León salió de la alcantarilla y se oyó un rugido que retumbó por toda la ciudad y desde Ordoño se veía venir una luz de muchos colores que deslumbraba de belleza, pero deslumbraba, y sólo se veía que la luz venía de después de la plaza de Guzmán El Bueno, como un foco encendido que proyectaba desde la estación de tren. Gaudí volvió a hablar. Y cuando hablaba Gaudí, todos los edificio de Ordoño empezaban a parecerse a figuras de la naturaleza, árboles, animales, bosques, montañas... «Si os digo la verdad lo de Leopoldo no me hace mucha gracia. Me llevé un disgusto muy grande. Porque me dijeron que me iban a hacer una estatua para poder estar tranquilo frente a Botines. Pero resulta que ahora me ha contado un caballero que en realidad no soy yo. O es, o soy, vaya lío. Es Clarín». «Pues a mi no me llaméis León, podéis llamarme Álex, dijo el León que les seguía unos pasos atrás.

Recorrer Ordoño fue un visto y no visto. Y en Guzmán, el propio Guzmán se había bajado del centro de la plaza y despistado ahí estaba señalando para todos los lados. «Hacedme caso. Es por ahí», exclamaba apuntando a todos los puntos cardinales.

El caso es que Pablo, Guzmán, el león, Gaudí y Jaime llegaron a la estación de tren. Y se oyó una voz por megafonía: Les informamos de que el tren con destino a Valencia ha sufrido una incidencia y está parado en Vilecha y tiene que volver a León. Y así fue: el tren volvió y Pablo se subió al tren al vagón junto a sus hermanos y se quedó dormido con ellos nada más sentarse.

DYLAN THOMAS

La Navidad para un niño en Gales es uno de los mejores relatos de Dylan Thomas y hará revivir al lector los recuerdos de la infancia. Dylan Thomas es algo más que un poeta: es toda una leyenda. Este relato nos lleva a un pueblo de la costa de Gales, lleno de gatos, carteros y niños ansiosos por jugar con la nieve, que cayó «durante seis días con sus noches cuando yo tenía doce años, o durante doce noches y doce días cuando tenía seis», según cuenta el autor al principio del libro. Editado por Nordika.

CHARLES DICKENS

Cuento de Navidad, en diferentes títulos traducidos, es una novela corta escrita por el británico Charles Dickens y publicada originalmente por Chapman & Hall el 19 de diciembre de 1843. Su trama cuenta la historia de un hombre avaro y egoísta llamado Ebenezer Scrooge y su conversión tras ser visitado por una serie de fantasmas en Nochebuena.

E.T.A. HOFFMANN

Austral edita Cuentos de E.T.A. Hoffmann, selección en la que se encuentran algunos de los más famosos del escritor: El puchero de oro, El Cascanueces y el rey de los ratones, El caballero Gluck, Don Juan y El consejero Krespel.

HANS CHRISTIAN ANDERSEN

En Andersen Stories se puede leer El último sueño del viejo roble (Cuento de Navidad), un cuento de Hans Christian Andersen sobre un bosque.

OSCAR WILDE

El autor de El fantasma de Canterville escribió el cuento El gigante egoísta, un cuento para todas las edades sobre la percepción de las personas.

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