Diario de León

Vida y muerte en tierras de Castilla

Publicado por
NICOLÁS MIÑAMBRES
León

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El título, llamativamente estremecedor, anticipa ese extraño clima de muerte en el que se desarrollan la mayoría de los relatos del libro. Una muerte que se presenta de forma diversa y que (incluso cuando siega la vida de los animales) provoca una honda emoción. Es lo que ocurre con la muerte de dos perros, animalillos que presentan relación muy distinta con los protagonistas humanos, en «Paris» y en «Día de perros». Ambos relatos representan igualmente dos perspectivas ante la temática desarrollada: el pasado que sitúa en el ámbito rural y el presente (que incluye los bloques «Ecos de la memoria» y «Hontanalta») y un presente especial, vinculado a espacios urbanos, integrado por los bloques «Mediócritas» y «A la vuelta del camino». Entre ambas perspectivas temporales se sitúa «Valcarlos», nombre del reformatorio que sirvió de título a la novela anterior de Agustín García Simón.

No sólo por la extensión de los relatos que incluye, sino también por el tratamiento del paisaje y de los personajes el bloque de «Hontanalta» es del de mayor relevancia. En él puede situarse también «La peseta», título del inquietante relato que abre el libro. «Hontanalta» incluye relatos de la Castilla de la posguerra, por la que discurren la vida de unos seres, y de algún animal (como Paris, el perrillo del cuento así titulado), dependientes de forma intenta del paisaje. Los protagonistas de los tres primeros relatos de «Hontanalta» mantienen una íntima vinculación entre sí. Tanto la recia personalidad de Ezequiel Molina, protagonista del cuento del mismo título, como la sabiduría de Dimas Fresno Revilla (el catedrático que se refugia en su casona del pueblo en el relato «La última espera») se ven complementadas con un sentimiento semejante ante el ejercicio de la caza y en la contemplación del paisaje, lugar de sosiego y escenario de sus últimos momentos. La visión se transforma en espléndidas descripciones psicológicas del escenario. Relacionada con ambos, aunque por motivos distintos, se sitúa Elisa, autora de una apasionada confesión de amor, contenido temático de «Carta de Elisa».

No está ausente la infancia, pretexto argumental de «Floren», un relato estremecedor, en el que no falta ni la crueldad, ni la truculencia, ni está ausente la maldad. Tampoco lo está el sentido del amor infantil que, a la larga, será la fuente de la venganza. Si buena parte de los personajes de los relatos de «Hontanalta» mantiene entre sí relaciones personales, también el último se relaciona con «Valcarlos». En el reformatorio se encuentra Floren, a punto de finalizar su reclusión, siendo este espacio también el escenario de «Lucía Álvarez».

Este pasado rural, fruto de la memoria, se completa con una visión de los tiempos actuales, especialmente con el mundo de la burocracia, bien conocida por el escritor y de la que hace una feroz caricatura. Es una imagen de ciertos círculos actuales, completando la visión el pasado. Todo ello hace de la obra un fruto literario excelente, por la sabia armonización de tiempos, personajes y argumentos.

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