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La agroalimentación es un arma cargada de futuro. Por un lado, porque son muchos y diversos los productos de gran calidad de norte a sur y de este a oeste del territorio leonés y, por otro lado, porque es un sector que no sólo puede generar actividad económica sino también ayuda a asentar población en zonas que, de otra manera, tendrían pocas posibilidades de recuperar habitantes.

Según datos aportados por la Diputación, en León existen 507 empresas dedicadas a la alimentación tradicional, que suponen el 9% del PIB provincial y el 10% del empleo de la provincia, más de 13.700 personas.

Y todo, con las nuevas tecnologías como gran aliado para mejorar la gestión en cuanto al día a día —facturas, búsqueda de clientes, pedidos— y también para algo cada vez más presente en todas ellas, la internacionalización y la búsqueda de nuevos mercados.

Vino, lácteos, embutidos, frutas, verduras... León cuenta con tres Denominaciones de Origen —los vinos del Bierzo y Tierra de León y la manzana de reineta-; nueve marcas de garantía —el botillo, la cecina, el queso Los Beyos, los pimientos de Fresno y los asados del Bierzo, la alubia de La Bañeza, las mantecadas de Astorga y la lentaja pardina-; tres marcas de garantía —la cecina de chivo, la pera conferencia y la castaña del Bierzo— y una marca colectiva como es el chorizo de León.

Ese esfuerzo de tantos pequeños emprendedores, muchos desde hace varias generaciones, no sería posible tampoco sin el aporte de estudios e investigaciones que han servido para impulsar y lograr todos esos marchamos de calidad. Otra forma de afianzar la base tecnológica de las empresas. En ese sentido, son muchos los programas desarrollados, sobre todo en los laboratorios de la Universidad de León, para demostrar científicamente los beneficios de tantos buenos productos.

A ese impulso de cada productor se unen también medidas como la reciente aprobación de la la Ley Agraria de Castilla y León en marzo pasado, con el consenso de los principales partidos políticos, de los agentes económicos y sociales y de las organizaciones sectoriales.

Igualmente, se aprobó ‘Futura Alimenta’ 2014-2017, una estrategia para apoyar a la industria agroalimentaria de Castilla y León en materia de financiación, sin olvidar el nuevo marco de la PAC. Además, existe un nuevo Programa de Desarrollo Rural, la principal herramienta de la política agraria de la Comunidad. Y una nueva Estrategia de Especialización Inteligente RIS3, que tiene a la agroalimentación y al sector agrario como prioritarios. Al respecto, la Junta destinará en los próximos años en la Comunidad más de 70 millones a I+D+i.