Robótica. El micro computador mágico

Por poco más de 45 euros, el viejo proyector, la pizarra digital o un televisor se convierten en un equipo a la última con el que trabajar en el aula. Es la Raspberry-Pi , un microcoputador que tranforma los equipos en ordenadores versátiles. Lo hace Jorge Pérez, ceo de Robotics León.

«Ofrece una gran flexibilidad, ya que permite la utilización por cualquier persona de aplicaciones y documentos con su propio sistema operativo Linux y su propio escritorio», explica.

El sistema erativo de Raspberry-Pi se encuentra en una tarjeta de memoria extraíble micro SD, por lo que cada usuario saca la tarjeta cuando haya terminado la sesión o las clases y el equipo está listo para ser utilizado por otro usuario.

«Solucionamos uno de los problemas existentes con los equipos convencionales», argumenta Jorge Pérez.

«Ofrece la posibilidad de trabajar programación mediante aplicaciones específicas, podemos instalar un software educativo específico y podemos navegar por Internet para ver contenidos multimedia en Full HD», apunta.

Hay más. «Una de las ventajas de este hardware es su compatibilidad con la plataforma electrónica Arduino, pudiendo implementarla para proyectos mucho más ambiciosos», dice Pérez.

En Robotics León se han centrado en crear soluciones «económicas y a medida» para que las nuevas tecnologías sean accesibles y adaptables a todo el mundo. Es su filosofía y su empeño. Eso, y enseñar a los niños la magia de la robótica, sus posiblidades.

«Basándonos en una experiencia directa, hemos observado la demanda, necesidades y características de cada centro educativo, alumnos, docentes, etc. Los presupuestos de los centros educativos son limitados y existe una necesidad urgente de renovar los equipos informáticos necesarios para el día a día en las aulas. Cada vez son más los contenidos en formato digital y por igual la cantidad de problemas para trabajarlos en el aula», dice Jorge Pérez. Por erso la Raspberry-Pi.

Configurar y utilizar este minicomputador forma parte del curso de verano para niños que Jorge Pérez impartirá en el centro Peñacorada —que ha aportado por la robótica para sus alumnos— pero abierto también a estudiantes que no pertenecen a este centro. Es la mayor novedad del campus, la introducción del del Hacking ético para que los alumnos aprendan los principios básicos de funcionamiento de un sistema operativo, creen sus pequeños programas ejecutables a través de Batch y Python y dominen la Raspberry-Pi.

«Esta es una actividad totalmente novedosa e inédita. El objetivo de este taller es que los alumnos aprendan a realizar pequeños programas mediante aplicaciones prácticas y de esta manera sean capaces de crear un archivo que apague un equipo informático, crear un USB autoejecutable que copie los documentos de una determinada carpeta al introducirlo en un ordenador, etc. Todo ello para un uso adecuado y responsable, concienciando siempre acerca de los riesgos en cuanto a la privacidad a los que estamos sometidos», explica el ceo de Robotics.

Eso y la construcción de drones partiendo de aviones de papel para conocer las nociones básicas de la aeronáutica al que añadirán un motor y un módulo bluetooth para su manejo con una app en un dispositivo móvil.

«El segundo paso será la fabricación del avión definitivo, sirviéndonos de cartón, materiales de aislamiento ligero y elementos fabricados con nuestras impresoras 3D, los alumnos del campus montarán un avión al que posteriormente colocarán los diferentes elementos electrónicos para su vuelo», explica este profesor de robótica.

«Nuestros alumnos no se limitan a montar sino que el diseño es personal, el proceso es completo, diseño, fabricación, montaje y vuelo», apostilla.

Jorge Pérez incluye también este año actividades vinculadas a la lucha robótica o Robowars y la programación de videojuegos.

Todo, dice Pérez, de una forma divertida. Porque el lema de la robótica es que el límite está donde llega la imaginación

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