Diario de León

Inteligencia de impacto

DEBATE. Los ‘empleados digitales’ levantan las suspicacias de quienes consideran que destruirán empleo, pero son defendidos por sus creadores porque aumentarán la productividad y la creatividad al realizar las tareas más rutinarias, dejando más tiempo libre.

Amelia, un software conversacional que actúa como enlace de las empresas y los clientes a través de la Inteligencia Artificial.

Amelia, un software conversacional que actúa como enlace de las empresas y los clientes a través de la Inteligencia Artificial.

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álvaro celorio | nueva york
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El futuro del mercado laboral está en los «empleados digitales», programados con Inteligencia Artificial (IA), que abrirán la puerta a una semana laboral de solo tres jornadas, según los expertos participantes en un encuentro sobre esta tecnología celebrado en Nueva York.

La preocupación por el impacto que la automatización y las tareas programables es un runrún habitual cuando se trata de la IA, ya que sus detractores aseguran que supondrá una mayor destrucción de empleo que una creación de nuevas oportunidades laborales, algo discutido por los participantes en la tercera edición del Encuentro de Empleados Digitales.

Esta cumbre, que reunió en Nueva York a lo más granado del mundo tecnológico, estuvo auspiciada por la empresa IPSoft, líder en el desarrollo de interfaces de IA como Amelia, un software conversacional con «capacidades similares a las de los humanos» que funciona como un agente de enlace entre las empresas y el cliente final, generalmente para la resolución de dudas.

Sin embargo, a diferencia de los «chatbots» habituales, Amelia cuenta con una mayor capacitación contextual y flexibilidad que le permiten conversar fluidamente con los consumidores sin que sean conscientes de que la joven que responde sus dudas es un programa informático.

Para el consejero delegado de IPSoft, Chetan Dube, Amelia no pone en peligro el futuro del empleo, sino que supone un cambio en la cultura del trabajo donde se tendrá que apostar por funciones más creativas en detrimento de las rutinarias que serán ejecutadas por robots.

De hecho, su software permite «entrevistar» a estos candidatos computacionales para ofertas de trabajo, con 670 perfiles diferentes para tantas habilidades como ofrecen estos empleados en sectores que abarcan desde el bancario, los seguros o las telecomunicaciones.

«¿Cómo empezamos a educar a las mentes más lúcidas de que deberíamos empezar a hacer trabajos más creativos?», se pregunta Dube en declaraciones a Efe.

«¿No deberían las máquinas trabajar para nosotros? Dejar que las máquinas trabajen y que el hombre disponga de mayor libertad para dedicarse a lo artístico», asevera el fundador de esta compañía en 1998.

Según Dube, el empleo de la Inteligencia Artificial en estas tareas rutinarias supondría un aumento del producto interior bruto mundial del 40%, ya que trabajan veinticuatro horas, los siete días de la semana: «Debemos pensar cómo redistribuir esa nueva riqueza. Eso me preocupa. Debemos preguntarnos cómo evitar que quede en unas pocas manos».

En este último asunto coincide el profesor de la Universidad de Stanford (California), Christopher Manning, uno de los mayores expertos académicos en el campo del aprendizaje para máquinas y la inteligencia artificial.

«Hay dos asuntos que deben preocuparnos: el primero es que la velocidad del cambio se está acelerando y cada vez cuesta más a los humanos adaptarse a este nuevo entorno. El segundo es redistribuir estos beneficios, reinventar la manera en que funciona el mundo», reflexiona el docente de Ciencia computacional en conversación con Efe.

Si bien la preocupación es necesaria, afirma el académico, la inclusión de la Inteligencia Artificial no va a suponer solo desventajas, sino que podría suponer un nuevo entorno para las relaciones laborales.

«Creo que la actitud es ver que la tecnología mejora la vida de la gente. Si lo peor que puede pasar es que tengamos que ir hacia una jornada laboral de tres días porque la mayor parte del trabajo estará automatizado, eso no será algo malo, las vidas serían incluso mejores», explica el profesor.

Para ello, pone como ejemplo un desarrollo tecnológico que cambió por completo toda una profesión: las hojas de cálculo, que ahorraron muchísimo tiempo a los contables, tanto como para desarrollar nuevos métodos que a su vez aumentaron el empleo en el sector.

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