Diario de León

MGB / MG4. De ayer… a hoy

Del XX al XXI, distintas épocas… mismo espíritu.

MGB / MG4. De ayer… a hoy

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León

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Cien años… nos contemplan. Cuando Cecil Kimber se unió —1921— a ‘Morris Car’, y comenzaron a producirse las primeras versiones ‘trucadas’ de modelos Morris en el Morris Garage… arrancó la leyenda.

La conjunción ‘Premium for everyone’ con el carácter deportivo, ha venido siendo «marca de la casa» en MG con, además, la vocación de llegar a todos los públicos.

Desde su lanzamiento en 1962, el MGB supuso todo una revolución en la industria automotriz, a la vez que MG popularizaba el acceso al verdadero coche deportivo: un ‘roadster’ cuya tarifa partía entonces de 690 libras (más 260 de impuestos), muy por debajo del precio de sus rivales; un espíritu que se ha mantenido hasta nuestros días, con lo que los modelos de MG resulten ser de los más accesibles para los coleccionistas amantes de los coches clásicos.

Ahora, otro modelo de la marca, el nuevo MG4 puede presumir de ser el primer eléctrico accesible, por debajo de los 30.000 euros como precio de partida —dónde enchufarlo… es otro cantar—.

Volviendo al icónico MGB, uno de los ‘roadster’ más vendidos de la historia (523.836 unidades entre 1962 y 1980, en diferentes configuraciones), también fue el primer MG con carrocería monocasco, obviando la entonces tradicional construcción de bastidor con travesaños y largueros lo que, entre otras cosas, le permitía disponer de un habitáculo bien capaz, a la vez que reducía su longitud respecto a los modelos anteriores; sin tampoco estridencias estéticas, su atemporal diseño permitiría al MGB mantenerse durante 18 años, y sin apenas cambios, en catálogo: pocas veces un ‘roadster’ ha sido tan reconocible, a la vez que su variante coupé, dibujada por Pininfarina, mantiene todo el encanto deportivo, merced a un techo que lo convierte en elegante fastback de generoso portón zaguero: espacioso maletero y dos pequeñas plazas traseras.

Eso, por no hablar —que hablamos— de su contenida ‘romana’: menos del millar de kilos para 95 CV en los 1.8 litros de ‘carrera larga’ y tan elástico en sus recuperaciones desde regímenes bajos y medios: 12,4 segundos en aceleración de cero a cien; 3,9 de cero a 50 y 174 por hora de punta y, para redondear, la versión V8 —también la tuvo—, ‘sprintaba’ de cero a cien en 7,7 segundos y podía presumir —también entonces— de alcanzar los 201 de punta. Coches deportivos, emocionantes… divertidos de conducir.

La historia, la sugestiva historia de una marca que se remonta a 1924 y hoy ‘se enchufa’ a las modernidades de una época que no depara —ni deparará-… tantas emociones. ¡Lástima!

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