Diario de León
Todo un referente estilístico: el color ‘Naranja Papaya’ que lucía el Audi TT de primera generación. ad

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León

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J. F. Z.

Un cuarto… de siglo. «Una escultura en movimiento», no se para en barras Torsten Wenzel, diseñador de los ‘Cuatro Aros’ a la hora piropear a ‘su’ criatura.

Veinticinco años… tres generaciones: con el TT, Audi escribió la historia del diseño. Desde su debut en 1998, este deportivo ha calado hondo en el ánimo de los aficionados de todo el mundo: diversión al volante y un lenguaje de diseño único.

A mediados de los noventa, la lujosa berlina A8 elevaba el listón de Audi, a la vez que iniciaba un cambio gradual en la denominación de sus modelos: el 80 se convertía en A4, y el 100 pasaba a llamarse A6.

Presentado en 1994, el A4 fue el primer modelo en adoptar un nuevo estilo en los catálogos de los ‘Cuatro Aros’, al que seguiría el compacto A3 (1996) y la segunda generación del A6 (1997).

Con la idea de añadir más emoción a la marca merced a una estética fresca, el diseñador estadounidense Freeman Thomas, a la órdenes del entonces jefe de Diseño Peter Schreyer… creaba el TT, un deportivo en estado puro, cuya denominación rendía —y rinde— culto al legendario «Tourist Trophy» de la Isla de Man, una de las carreras más antiguas del mundo, donde las motocicletas NSU y DKW cosecharon grandes éxitos. La denominación recuerda también al célebre deportivo NSU TT de los años sesenta.

En 1998, Audi arrancaba la producción en serie del TT para, un año después, lanzar la versión Roadster basados, como el inicial ‘show car’ y el A3, en la plataforma de motor transversal de la cuarta generación del VW Golf.

Inicialmente fabricado en Hungría, desde donde las carrocerías pintadas se transportaban por ferrocarril, de un día para otro, entre la casa madre de Ingolstadt y Györ, donde se realizaba el ensamblado final; todo un innovador método, este de ‘producción cruzada’, en su momento. Así, Audi Hungría —filial de Audi AG— celebra también su trigésimo aniversario en este año 2023; cuya fundación data de febrero de 1993, originariamente sólo como planta de fabricación de motores y que, en cooperación con Ingolstadt, se hizo cargo de la producción del TT en 1998. En 2013, la evolución de Audi Hungría acabaría convirtiéndola en una fábrica de automóviles con, desde su fundación, ha superado los 43 millones de motores y casi dos millones de vehículos.

Tan amplia como deportiva, la inicial gama motorística del TT contaba con propulsores tetracilíndricos turboalimentados de entre 150 y 225 CV, además de un V6 de 250 CV. El tetracilíndrico de 240 CV que montaba la versión Quattro Sport, fue uno de los que más aceptación tuvieron en su día: 1.168 unidades vendidas. También los clientes del TT de primera generación tenían muchos equipamientos especiales para elegir: exclusivas tonalidades ‘Naranja Papaya’ o ‘Azul Nogaro’; accesorios especiales montados de fábrica, diseño «guante de béisbol» para los asientos de cuero del TT Roadster.

A lo largo de ocho años de producción, se lanzaron 178.765 unidades del TT Coupé de primera generación (Tipo 8N) hasta 2006; entre 1999 y 2006, el TT Roadster contabilizó 90.733 ejemplares.

En las dos siguientes entregas, los diseñadores mantuvieron la filosofía de «reducción a lo esencial»: apariencia minimalista y un elegante interior; las formas redondeadas, y el motivo circular, continuaban caracterizando los rasgos de la gama TT, a la vez que se daba protagonismo a otros elementos exteriores e interiores: tapón de aluminio para el depósito de combustible, redondeadas salidas de aire en los aireadores de climatización, el marco embellecedor de la palanca de cambios y su característico pomo.

Aquel TT de segunda generación, se lanzó en 2006 con carrocería Coupé y en 2007 el Roadster, basados en la también segunda generación del A3; se utilizaban opcionalmente, y por primera vez, amortiguadores adaptativos para ‘leer’ continuamente el perfil de la carretera y al estilo de conducción personal de cada ‘piloto’. En 2008 aparecía la versión deportiva TTS (2.0 litros turbo de 272 CV) y un año después, el TT RS, dotado con un motor 5 cilindros turbo de 2.5 litros de 340 CV, que subiría hasta los 360 CV en la versión TT RS Plus; también en 2008 se lanzó el TT 2.0 TDI Quattro, primer deportivo del mundo que se producía en serie con un motor diésel.

Presentada en 2014, la tercera generación reducía sensiblemente su ‘romana’: 1.230 kilos para el TT Coupé 2.0 TFSI, cincuenta menos que la generación anterior. Para los nuevos TT y TT RS, los diseñadores reinterpretaron la inconfundible estética original del TT de 1998, incluso enriqueciéndolas con detalles que recordaban deliberadamente al diseño de la primera generación.

Técnicamente, la tercera entrega del TT aportaba innovadoras aplicaciones: el debut de virtual cockpit, y un digitalizado cuadro de instrumentos con pantallas versátiles.

En 2016 arrancaba una nueva era para la iluminación del automóvil: Audi utilizaba faros LED en el TT RS con, además, un cumplido abanico motorístico de 4 y 5 cilindros y potencias entre 310 y 400 CV consideraba, esta última, como una de las versiones más emocionales del modeolo.

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