Diario de León

Cupra, dos leones… un ADN

Con la competición en sus genes, el Cupra León VZ puede presumir de unas excelentes condiciones para las carreras. La versión TCR del modelo, se convierte en una singular ‘herramienta’ deportiva para la marca.

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De la calle… a la pista. Con el desembarco en una de las más prestigiosas deportivas de Estados Unidos (IMSA Michelinn Pilot Challenge), el Cupra León VZ TCR afronta una temporada plena de retos.

Al verlos rodar juntos en el trazado barcelonés de Montmeló, queda claro el marcado espíritu ‘racing’ de Cupra; y no se trata sólo de una mera declaración de intenciones: «El Cupra León VZ tiene las especificaciones perfectas en cuanto a potencia, chasis, dinámica de conducción y diseño para servir de base de un coche de carreras». No le duelen prendas al director de Cupra Racing Xavi Serra a la hora de piropear a la versión TCR. Ambos coches, el de calle y el de carreras, comparten idéntica mecánica: el tetracilíndrico de 2.0 litros —EA888— que rinde 340 CV en la versión TCR frente a los 333 CV del modelo de estricta serie, merced al ajuste de algunos parámetros en el ‘software’ de la centralita del motor. Nuevo lenguaje estético. El diseño se ha convertido en el punto de unión entre ambos modelos, alineados ambos con la evolución del nuevo lenguaje de la marca. En el coche de carreras, la innovadora ‘mirada’ Cupra está bien presente con una inconfundible firma lumínica: tres triángulos y, en general, un diseño exterior acorde con las necesidades puramente deportivas: «El modelo de serie ya luce un diseño muy adecuado para un coche de carrera —sostiene Serra—, las diferencias son básicamente estructurales».

 Exteriormente, el TCR es más ancho y largo; en el habitáculo es donde más se aprecian las diferencias: drástico aligeramiento de la ‘romana’, obviando elementos innecesarios como los asientos —excepto el del piloto—, además de añadir todos los elementos de seguridad obligatorios para cumplir con las normas deportivas de la FIA (Federación Internacional del Automóvil). 

Con el mismo motor, carrocería e idéntica base estética, resta por saber sin son equiparables las sensaciones al volante: los dos coches comparten la cremallera de la dirección y los dos ejes, de forma que el ‘tacto’ de conducción es muy similar; lógicamente, con los ajustes inherentes a la competición. El Cupra León VZ Sportstourer —familiar— cuenta con el sistema ‘Torque Splitter’, que funciona con dos embragues independientes con control electrohidráulico, lo que le otorga mayor agilidad en condiciones exigentes.

 Las experiencias obtenidas en competición, incluso durante el desarrollo del modelo de serie, son bidireccionales, aglutinando así lo mejor de ambos mundos: de la calle… a la pista.

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