Amor, lujo y bohemia

Mujer independiente que en su día renunció a ser princesa, Diane Von Furstemberg siempre ha defendido que «una puede tener hijos, maridos, etcétera. Pero por encima de todo debe realizarse a sí misma». Ella cree haberlo conseguido, «incluso con mayor éxito del esperado». Pero no siempre fue así. En su biografía, Diane, A Signature Life, la diseñadora relata con gran sinceridad cómo, tras su divorcio, se enamoró de hombres que la influyeron y cambiaron por completo. «Mis hijos se reían de mí. Me criticaban por mi falta de personalidad. Con Paolo me dio por vestirme con ropa balinesa, y cuando me uní a Alain cambié mis tacones por zapato plano porque él me lo pidió». Se refiere Diane al novelista italiano Alain Elkann (otro Agnelli), con quien mantuvo en los ochenta un intenso y estimulante romance en un apartamento parisino por el que pasaron y hasta se quedaron ocasionalmente a vivir algunos escritores de renombre como Alberto Moravia. «Descubrí -”apunta Furstemberg-” que los escritores predican la bohemia, pero adoran el lujo».

Casada desde el 2001 con el magnate en comunicaciones Barry Diller, al que ella describe como «cálido y adorable», Diane afirma que nunca ha vuelto a dejar que un hombre le cambie los gustos. Ahora es ella la que marca tendencia con sus colecciones y sus iniciativas solidarias. «Para mí -”explica-”, el verdadero éxito radica en ser coherente. Yo quiero que cada faceta de mi vida sea un reflejo uniforme de lo que he sido y soy».