De térmica a museo estatal

La antigua central térmica de Compostilla I acaba de ser vaciada. Las naves de turbinas y calderas ofrecen en su interior un aspecto de búnker. Por fuera, la arquitectura racionalista recuerda que los años 40, y más en concreto entre 1943 y 1946, fueron sus años de construcción. El franquismo buscó en la producción de energía térmica una solución a la «pertinaz sequía» que, como atestigua la prensa de la época, desabastecía de luz a las grandes ciudades como Madrid.

La recién creada Empresa Nacional de Electricidad buscó en el Bierzo el emplazamiento para su primera central térmica y lo hizo muy cerca de la central de MSP. Puede que la elección de los terrenos que había ocupado la ermita de Compostilla respondiera a un deseo de santificar el proyecto energético. O no. Puede que fuera simple pragmatismo. El carbón estaba cerca y hasta las mujeres trabajaban en las minas en aquellos años de posguerra.

«En tres años la central será capaz de producir 50.000 kw /hora y esta estación ha de convertirse en el primer núcleo de una gran línea de energía. Galicia y Asturias y la red nacional de ferrocarriles vendrán a conectarse a Ponferrada. Valladolid y La Mudarra reciben ya energía de esta central térmica», relata el cronista de La Hora Leonesa en 1949, pocos días después de su inauguración el 28 de julio. La central funcionaba desde 1947.

En este espacio se pretende levantar ahora «un museo de ciencia moderno, participativo e interactivo». Además de la fachada, se conserva la tolva donde se despositaba el carbón en la nave de calderas y los bancales de los turboalternadores en la nave de turbinas. El resto ha sido derribado.

De aquí saldrán los 9.000 metros cuadrados para las tres exposiciones permanentes del Museo Nacional de la Energía. En la nave de turbinas irá la primera exposición -"La energía en tu vida-" que explica el progreso de las sociedades a través de las energías y cómo el ser humano ha ido progresando en su uso hasta llegar a la electricidad.

En la nave de calderas se explicarán las fuentes de la energía, desde el big bang , el sol como motor de la vida y las energías en la naturaleza. Habrá explicaciones y experiencias para conocer cómo se producen los terremotos, los volcanes, la fotosíntesis y la energía en el cuerpo humano.

Pero si éstas son la cara de la energía, el museo no va a dejar de hablar de su cruz. De sus consecuencias sobre el planeta y de cómo en el siglo XXI se tiende a un modelo de sociedad más eficiente y menos contaminante. Aquí habrá hasta preguntas sin respuesta.

El edificio será un ejemplo de eficiencia energética con su planta de cogeneración. El museo quiere trabajar con todo el sector energético y buscar fuentes de financiación modernas para lo que se plantea la construcción de un edificio anexo de nueva planta con espacios que permitan a las empresas mostrar sus productos y realizar encuentros siempre bajo un discurso científico «riguroso» avalado por el museo.

Para que la financiación no sea sólo pública se piensa en espacios patrocinados por empresas como la información sobre el consumo energético de España en tiempo real. Otra opción es la coproducción de materiales con otros museos de la ciencia para compartir gastos.

La central de Compostilla I supuso en su día un revulsivo para la comarca. «Vinieron gentes de Galicia, Extremadura, Andalucía, Vascongadas...», comenta Antonio Mourenza Fernández, quien con catorce años entró en la Escuela de Aprendices de Endesa y se convirtió en fresador ajustador hasta que en 1974 se clausuró la térmica y cambió de puesto en Compostilla II. «Fui un gran profesional y llevo a Endesa en el corazón por ello», dice con emoción a sus 72 años.

Quien hoy está al frente de la Ciuden quiere que se recuerde que «fue un gobierno socialista», presidido por un leonés, José Luis Rodríguez Zapatero, quien puso en marcha el Museo Nacional de la Energía como un referente estatal. «Que el Bierzo se aproveche de esta oportunidad», señala Azuara.