Diario de León

Doctor, tiene un e-mail

El Gobierno británico estudia que los pacientes se puedan comunicar por Internet con su médico ¿Oportunidad o amenaza? La telemedicina es una herramienta para ensanchar los horizontes de la sanidad, pero también tiene el riesgo de ser utilizada

Publicado por
antonio paniagua
León

Creado:

Actualizado:

Esta misma semana el Gobierno británico anunció un experimento para que los pacientes se comuniquen con el médico por correo electrónico para ahorrar costes. El objeto no es otro que evitar visitas innecesarias a la ya de por sí ruinosa sanidad del Reino Unido. Pronto han surgido las voces de alarma y las dudas: ¿puede un paciente percatarse de la gravedad de su estado?, ¿advertirá un médico el alcance de una enfermedad por medio de un simple mensaje?

Según publica el Daily Mail, con el nuevo sistema se pretende ahorrar mil millones de libras (unos 1.200 millones de euros). El primer paso del proyecto, que se encuentra en fase embrionaria, ha consistido en enviar a miles de pacientes pequeños aparatos electrónicos de fácil manejo para que los pacientes puedan enviar por correo electrónico los datos sobre su presión sanguínea, sus niveles de glucosa en sangre y su fiebre. La primera en considerar escandalosa la medida ha sido la directora ejecutiva de la Asociación de Pacientes, Katherine Murphy, quien alega que esos planes son «peligrosos» porque nadie puede fiarse ciegamente de las lecturas que del aparato haga un enfermo poco avezado en el uso de los dispositivos electrónicos.

En España, el presidente de la Unidad Tecnológica de la Organización Médica Colegial (OMC), Joan Camps, subraya que la tecnología no puede erigirse en la «excusa para abaratar costes y poner en riesgo la seguridad y la confianza en la relación entre el médico y paciente». Camps arguye, eso sí, que la telemedicina es un «complemento para un seguimiento más personalizado del paciente»

Un ejemplo es la receta electrónica, un servicio que permite a los usuarios obtener los medicamentos que le prescriba el facultativo presentando la tarjeta sanitaria. Se supone que así se evitarán los botiquines caseros, pero la medida es más ambiciosa. No se trata solo de buscar comodidades al usuario, sino de facilitar la labor del prescriptor, a quien el sistema alertará de la interacción negativa de medicamentos gracias a los datos almacenados en la historia farmacológica. Médico ejemplar La tecnología es neutra, sus virtudes dependen del uso que se haga de ella. El caso de Miguel Melguizo, médico de atención primaria del centro de salud de Almanjáyar (Granada) es ejemplar

Muchos de sus pacientes le escriben por correo electrónico para concertar citas, tramitar una baja laboral y solicitar informes clínicos. No solo se vale de Internet, sino también del teléfono para atender a enfermos inmovilizados. «Hay personas que me escriben desde Melilla y Guadalajara y que se dirigen a mí porque quieren que siga siendo su médico», argumenta. Para Melguizo, el uso del e-mail comporta muchas ventajas, por cuanto reduce la burocracia y ahorra costes. No obstante, también tiene sus inconvenientes, como la preservación de la confidencialidad de los datos clínicos. El facultativo tiene mucho cuidado en no proporcionar la contraseña de su ordenador ni siquiera al médico que le sustituye en vacaciones

Gracias a la informática Melguizo resuelve trámites que no requieren la presencia física del paciente, aclara a sus enfermos complicaciones de su tratamiento, informa de los efectos adversos de las interacciones de ciertos medicamentos y aconseja los analgésicos más adecuados para síntomas menores. No obstante, Melguizo sabe que el correo electrónico tiene sus limitaciones, como abordar problemas agudos. «Esta tecnología no sustituye el contacto personal. No me meto en camisa en once varas y ni se me ocurre diagnosticar por e-mail. Hoy, por ejemplo, he dado ánimos a un paciente con leucemia mieloide que está a la espera de un trasplante y que no se puede desplazar a la consulta». Camps comparte una postura parecida. No cree que la telemedicina aboque a una deshumanización de la praxis médica. «No se trata de sustituir al médico», argumenta Camps. «Si acaso las visitas periódicas se espaciarán. En vez de una vez por semana puede que se celebre cada quince. La telemedicina, contra lo que pudiera pensarse, permite un control más cercano del paciente»

Las ventajas de la telemedicina son múltiples. Con un aprovechamiento informático de datos se ahorrarán duplicidades de pruebas diagnósticas. Un paciente de una aseguradora que se ha hecho una resonancia en la sanidad privada no tendría que hacerse una segunda en caso de que acudiera a un hospital público

Lo que sí preocupa al dirigente de la OMC es la confidencialidad de la historia clínica electrónica. Si en papel hay que ser prudente, con los formatos digitales hay que incrementar la vigilancia. No en vano, con los nuevos medios se puede disponer de datos de tres generaciones de un paciente. Saber, por ejemplo, de las posibilidades de contraer una enfermedad hereditaria, como la diabetes mellitus o la hemofilia. Una información con la que la que cualquier seguro privado de salud nunca suscribiría una póliza. En la sociedad de la información, el alud de información se convierte en desinformación. Internet es un tesoro, pero también una trampa mortal para los hipocondriacos. Facebook o Twitter no se presentan como redes sociales pertinentes para el manejo de información sanitaria, pero hay otras muy útiles para los facultativos, como BiomedExperts, que permite el contacto con investigadores de cada especialidad, o para los usuarios de la sanidad, como Patientslikeme, ideada para que los pacientes con dolencias o síntomas similares intercambiar experiencias.

tracking