Diario de León

Establecimientos monacales

El último refugio leonés de la orden premostratense es un gran desconocido en la provincia pese a que gozó, en su día, de privilegios reales

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León

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Cuando los monjes de San Norberto consolidaron su Regla y comenzaron la expansión europea desde Prèmontré, su amplio sentido del apostolado les condujo a un pronto arraigo a tener nada menos que 32 establecimientos monacales. Entre ellos, el último, fundado en el año 1243 en el pueblo de Villoria de Órbigo, y que hoy protagoniza el comentario de este Retablo.

Bien es verdad que los Norbertinos o Mostenses, que así fueron conocidos en España, tuvieron una época dorada entre el siglo XII y el XIII, hasta contar en Europa con la bonita cifra de 1.300 monasterios o conventos masculinos y 500 comunidades de monjas. San Norberto, con una oportuna visión del momento que le había tocado vivir, y amparado por su gran prestigio de arzobispo de Bragdeburgo, supo adaptar, más que adoptar, la Regla de San Agustín y el estilo cisterciense al ordo Novus para instituir desde Prèmontré una de las Órdenes medievales con más garra, pero que no pudo mantenerse boyante mucho tiempo, pues a partir del siglo XIV, su propio esplendor material ahogó los principios de la sabia combinación de vida claustral litúrgica y de apostolado que habían inspirado a su fundador.

Los primeros premonstratenses españoles fueron los nobles castellanos, Sancho de Ansúrez —sobrino del conde Pedro, tan ligado a la historia de Valladolid— y Domingo Gómez de Candespina, hermano ilegítimo de Alfonso VII. Ambos habían sido monjes profesos en San Martín de Laón (Francia), y parece ser que oyeron las predicaciones de San Norberto en aquel país hasta sentirse impulsados, por la suave persuasión de este santo, a la fundación y expansión de la Orden en España. La condesa doña Mayor, hija del conde Ansúrez, y por lo tanto prima hermana de Sancho, donó a éste el lugar llamado Fuentesclaras para erigir un monasterio, que fue poblado con canónigos procedentes de La Casadieu en 1146. Sancho fue nombrado su primer abad y bendecido como tal por el obispo diocesano de Palencia. Este monasterio, matriz de la Orden Premonstratense en España, fue conocido más tarde como Abadía de Retuerta.

Los premonstratenses

Después de la fulgurante expansión de los norbertinos en la mitad norte de España, el Superior General de la Orden, tal y como se venía haciendo en otros países, concede una cierta autonomía a las fundaciones enclavadas dentro de un territorio unitario. De esta manera, todos los conventos y monasterios situados en el área hispana, pasaron a formar la circunscripción conocida como Circaria Hispaniae ». En la «historia de la Iglesia en España» de García-Villoslada (1979), en el capítulo correspondiente a «Los Premonstratenses de San Norberto», se puede leer: «…y en 1243, bajo la titularidad de La Asunción, se funda la última abadía de la Circaria Española, la de Villoria, junto al Órbigo, en la Diócesis de Astorga, como filial de Aguilar, por el conde imperante en el territorio asturicense, Rodrigo Fernández de Valduerna».

La escritura de fundación de este monasterio, tan desconocido del pueblo leonés, se encuentra en Retuerta, y las monjas actuales conservan una copia enviada en 1802, cuyo encabezamiento transcribimos: «En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén. Conocida cosa sea a los que son, a los que han de venir que yo don Rodrigo Fernández de Valduerna por remisión de mis pecados y de mi madre y de mi padre, mujer doña Teresa Fernández y por las almas de mis parientes y de los fieles de Dios y de Santa María su Madre y de todos los santos, ofreciéndolo a Dios y Santa María y a la Orden Premonstratense y a García Gutiérrez el abad de Aguilar de Campoo y al convento…»

Los privilegios reales con que se vio favorecido este monasterio por los Reyes Enrique II en 1371, y Juan II en 1409, le confieren categoría suficiente para que a finales de la Edad Media sea conocido como Real Monasterio de Santa María de Villoria de Órbigo. A principio del siglo XVI (1505), como consecuencia de la falta de vocaciones masculinas que aqueja a la Orden, doña Elvira Conejo, Abadesa de Santa María de Toro —único monasterio femenino en España a la sazón— logra anexionar este convento al de Toro, adquiriendo muy pronto la autonomía, pues en el año 1511, aparece el monasterio dirigido por la Abadesa doña Mencía, Duquesa de Colmenares.

La actualidad del monasterio

A pesar de que algunos de los documentos originales, relacionados con la fundación y privilegios concedidos al monasterio de Villoria, se conservan en la actualidad por encontrarse en archivos oficiales que recogieron en su día los protocolos y legajos de las abadías matrices, el propio archivo del monasterio no conserva más que copias simples o documentos de los tres últimos siglos. La gran riqueza documental y artística que poseía la comunidad, fue pasto de las llamas en el voraz incendio que este monasterio sufrió en el año 1665.

Por este motivo la actual fábrica del convento de Villoria, se remonta en su parte más antigua al siglo XVII, y tan sólo se conserva un retablo anterior al incendio, que situado a la entrada del templo, muestra la siguiente cartela: «Este retablo mandó hacer Martín Pérez, cura de Estébanez y mayordomo de las monjas del monasterio de Billoria a su costa. El que falleció a honce días del mes de junio. Año 1569».

Nuestro comentario, forzosamente tiene que terminar con la duda de la supervivencia de esta comunidad, pues cuando estuvimos allí, hace unos años, las monjas sobrepasaban en su mayoría los 75 años de edad.

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