Diario de León
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fernando mañueco
León

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Los mercados esperan que la Reserva Federal de EE.UU. ponga en marcha sin demasiada tardanza un nuevo programa de estímulo económico. Una nueva inyección masiva de liquidez para luchar contra los síntomas de enfriamiento que ha desgranado en las últimas semanas la economía estadounidense.

Los analistas de Goldman Sachs han recortado su previsión de crecimiento para Estados Unidos del 1,5% al 1,4%. El horizonte parece cada vez más sombrío. Cuando la situación empeore un poco más, la Reserva no dudará en adoptar nuevas medidas expansivas. Es el llamado QE3 (quantitative easing), o tercera ronda de expansión cuantitativa. Los analistas de Bankinter Bolsa consideran que en EE.UU se producirá un QE3 entre septiembre y diciembre. Los de Bank of America Merrill Lynch creen que llegará pronto ese QE3 si las cifras de desempleo continúan sin mejorar en EE.UU.

La agencia Fitch ha mantenido la calificación máxima de triple A para Estados Unidos entre otras cosas, precisamente, por la flexibilidad de la política monetaria de la Reserva Federal. Por su parte, el Banco de Inglaterra, en su último consejo, decidió ampliar su programa de compra de deuda en 50.000 millones de libras esterlinas. Ya va por los 375.000 millones de libras, unos 465.000 millones de euros. El PIB británico se contrajo un 0,3 por ciento en el primer trimestre después de haber bajado un 0,4 en el último cuarto de 2011. Paralelamente, el Banco de Japón ha incrementado su programa de compras de activos en 5.000 millones de yenes, hasta 45.000 millones. El Banco de Brasil, el de Corea del Sur y el de Australia han bajado el precio del dinero y estudian nuevas medidas de estímulo. Las autoridades monetarias chinas tampoco se quedan atrás. La economía del gigante amarillo ha crecido un 7,6% en el segundo trimestre, frente al 8,1 del trimestre anterior.

Es el nivel más bajo desde 2009. El Banco de China ha reducido un par de veces el precio del dinero en las últimas semanas. Y se espera que vuelva a hacerlo en breve, junto con otras medidas para potenciar la actividad económica. Mientras tanto, el Banco Central Europeo sigue sin decir esta boca es mía. Ninguna alusión en su último consejo a posibles medidas no convencionales para reanimar la maltrecha actividad económica y para tranquilizar los crispados mercados de bonos, que tanto están perjudicando a Italia y España.

El BCE, de momento, se limita a hacer el Don Tancredo. Esa antigua suerte taurina que consiste en quedarse inmóvil en un pedestal, en la esperanza de que el toro respete al que no se mueve. Pero el toro de la crisis no va a respetar el don Tancredo el BCE. De hecho, las cosas se complican más y más cada día que pasa sin que la autoridad monetaria europea tome cartas en el asunto e intervenga en el mercado de deuda.

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