Diario de León

azerbaiyán

Bakú, la ciudad del viento

un rincón muy original, de gentes sencillas y amables, de preciosas vistas, de magníficos edificios y, sobre todo, de sorprendentes rincones

Una parte de la mítica ciudad vieja.

Una parte de la mítica ciudad vieja.

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León

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La ida a este misterioso lugar se presenta compleja: para visitar el país es necesario un visado que sólo se consigue solicitándolo de forma presencial en la embajada de Azerbaiyán en Madrid y tras la espera de quince días hasta que ese trámite se resuelva. No hay vuelos directos de Madrid a Bakú. Las alternativas de escala son tres: Estambul, París o Moscú; con ello la puerta a Oriente lo que se abre ante tus ojos.

El nombre de Azerbaiyán o Azerbaycan, proviene del origen del pueblo Azerí y de la terminación «can» o «tan», frecuente en los nombres de los países de la zona, que se relaciona con el Paraíso. Azerbaiyan sería el Paraíso de los Azeríes. La palabra Azerbaiyán también puede significar Tesoro, o Tesorero del Fuego; para otros sería la Tierra del Fuego, que, a tenor de la cantidad de pozos petrolíferos y refinerías con chimeneas ardiendo, bien puede servir para hoy en día. Hay que destacar que a principios del Siglo XX Bakú producía la mitad del petróleo del mundo. Por otro lado, aunque se trata de una república musulmana, es secular y tolerante. Hay más mujeres con velo en España que en Bakú, otra cosa es en los enclaves rurales.

¿Y cómo es Bakú? Su nombre viene del persa, Bad-Kube , y significa ciudad del viento, y también Montaña de Dios. Damos fe de lo apropiado del primero de los nombres: a pesar de las dobles ventanas del hotel y de su confortable aislamiento, en la noche se escuchaban poderosos silbidos y hasta aullidos del dios Eolo. Su emplazamiento es muy antiguo ya que hay constancia escrita de la ciudad desde el año 885. Pero Bakú produce asombro desde el primer momento: comenzando por la ciudad vieja, declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 2000. La entrada a ese casco antiguo, magníficamente restaurado, permite visitar la Torre de la Doncella, de origen persa, también llamada Torre del Ojo (actualmente en obras), del siglo XII, o posiblemente anterior, que originariamente estaba situada junto al mar, y formaba parte del palacio de los Shirvanshah.

En la actualidad la ciudad le ha ganado al mar una amplia carretera y el no menos vistoso y amplio Bulevar cuyos pies son bañados por el Mar Caspio. Esta Torre es el monumento más emblemático del país y se representa en las monedas o billetes azeríes de Manats (la moneda oficial), en sus documentos oficiales y en sus souvenirs . Fue el lugar elegido para dar las puntuaciones del Festival de Eurovisión celebrado en Bakú en el 2012. El nombre deriva de una doncella que se arrojó desde lo alto de la Torre, para encontrar la muerte en el mar.

Una de las visiones de Bakú que más impactan, desde cualquier lugar de la ciudad, son las Flame Towers, tres inmensos y altísimos edificios situados en la colina que forman entre sí una especie de corola de tulipán, de tan gran altura que casi siempre están cubiertos por las nubes. Para conseguir una foto hay que aguardar a que pasen y descubran su graciosa forma y su conjunto armonioso y ultramoderno. A su lado se encuentra el Martyrs Lane , el Cementerio de los Héroes de la guerra de 1992. Se trata de un memorial móvil para los que perdieron la vida en el rompimiento con la URSS. La llama eterna que abre el espacio es preciosa ya que está en la zona alta de la ciudad y las vistas desde allí son espectaculares.

Bajando de la ciudad vieja se encuentra la Fountain Square, o Plaza de la Fuente un sitio tranquilo, peatonal, con negocios de ropa, de souvenirs, cafes, bares, restaurants, plazas y fuentes. En el área central de la plaza hay unas fuentes bonitas y una galería que tiene negocios bien conocidos como Zara, Aldo, Stradivarius, Mango, y MacDonalds, que nos hacen encontrarnos como en casa. Pero Bakú está además bien dotada de tiendas de marcas exclusivas, casi todas mirando al Bulevar que da al Caspio: Dior, Armani, Versace, Karen Millen, etc,. lo que implica un alto poder adquisitivo, de al menos una parte importante de sus habitantes. Los grandes centros comerciales se reparten por toda la ciudad: en el Bulevar, cerca de la Estación del tren, en las grandes plazas, etc.

El Bulevar es otra de las atracciones de Bakú: se extiende durante cuatro kilómetros sobre el Mar Caspio, dejándose besar literalmente por el suave oleaje y permitiendo tocar el agua en casi todos sus puntos. Su amplitud, su exotismo y su magnificencia permiten encontrar plantas de diversos países y procedencia: encontramos una palmera de las islas Canarias con 80 años de antigüedad y un olivo argentino de 150 años. En el Bulevar todo es exquisito: los bancos y las papeleras de diseño, los cafés y restaurantes camuflados como grandes hongos en el paisaje, el suelo, las farolas, los larguísimos y amplios paseos, los parques para niños, la vista de la Bahía…, y en lo alto de la colina se divisa la llama eterna de sus mártires y la corola de las Flame Towers, los tres edificios con forma de tulipa velados a ratos por las nubes y saliendo resplandecientes en cada nuevo claro meteorológico.

A unos cincuenta kilómetros de Bakú se encuentra la ciudad de Gobustan de gran interés histórico. Nos sorprendió en ella gratamente la visión de lapidas romanas y sobre todo de miles de pretroglifos que se pueden contemplar en los antiguos muros de la ciudad. Algunos de ellos de asombroso parecido a los encontrados y documentados por Juan Carlos Campos en la Maragatería: figuras humanas, animales, caza y barcas con remos. En suma, un país muy original, de gentes sencillas y amables, de cultura musulmana muy abierta, de preciosas vistas, de magníficos edificios y, sobre todo, de sorprendentes rincones. El viento en la ciudad es un acompañante sibilino y constante, abriendo en girones las nubes y gozando de su caricia en los lugares más insospechados.

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