Diario de León

CANTO RODADO

Pe(da)lean

No son Gutiérrez, Herrera ni Rajoy, figurantes de películas pasadas, son protagonistas de sus vidas, gente que se moja en el ágora, gente que pedalea

León

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Cada vez más personas se suben a la máquina de la libertad. Para conducir sus vidas. Reclamar su espacio en la ciudad. Su derecho a deslizarse por las calles sin ser coches y a cruzar por el casco antiguo sin llevar chófer. En León se juntan los últimos jueves de cada mes, sin llamadas a rebato de partido alguno. Sonríen y pedalean. Pelean a pedales. Van sin prisa, mujeres y hombres, niños y niñas. Van sin pausa.

No se quejan ni se lamentan. Pedalean. No son cinco mil que salen un domingo al año. Pedalean a diario. Son rebeldes con causa y sin ruido. Sin malos humos. No son Emilio Gutiérrez ni su alter ego, el superhéroe local que vuela a Madrid a hacer maniobras de rescate de León de las fauces del PP. Esta semana regresó con un tren de vía estrecha en la mano. Y nos vendió como oferta lo que es foro.

Como quien trae a casa una estatuilla en tiempos de festivales de cine. El alcalde peleón versus Coge el escaño y corre, la película muda con protagonistas como Alfredo Prada, Eduardo Fernández y Arantxa Miguélez. La bancada popular de León guarda silencio.

Figurantes

No son Herrera, el Bravo de ocasión. El que aparenta que reta a Mato y dice que Castilla y León no aplicará el copago de medicamentos en los hospitales el 1 de octubre a enfermos de cáncer, renales, diabéticos, sida... Diga cuándo, cuándo, cuándo, presidente. Porque no hay duda de que lo hará. No cuela su papel de rebelde. Tal vez uno de figurante en El impostor.

No son Rajoy, Mariano, el salvador de España, según Moncloa y la vicepresidenta; el de las Cosas que nunca te dije, según Bloomberg, que quiso censurar sus meteduras de pata en Nueva York al contestar a un periodista sobre el caso Bárcenas: «Hay cosas que no se pueden demostrar» y ordenó maniobras orquestales en la oscuridad para que eliminaran su torpeza. No tuvo conciencia de que había salido de España. O pensó que era Felipe II y que había regresado a la época en la que el sol no se ponía en Imperio.

Peligrosos

No son el director del Parque Nacional de Picos de Europa, Agustín Santori, que después del incendio en Caín abre la ruta del Cares y deja a los senderistas Solos ante el peligro: «Por seguridad se recomienda no pasar», dice un cartel en varios idiomas. El tren de Feve —del Ave, ni hablar, advierte Pastor— no iba a llegar a León por problemas de seguridad y para caminar por el Cares da lo mismo que lluevan piedras. Las cabezas no rodarán. No hay cuidado.

Ni un paso atrás

No son nada de éso. Son mujeres y hombres que pedalean por sus derechos frente a un ministro que quiere tutelar nuestros cuerpos. En el siglo XIX portaban los carteles de Votes for women y se abrían paso entre tranvías, con sus faldas largas y sombreros rimbombantes. En el siglo XXI pelean y pedalean para que en España no se de un paso atrás en los derechos sexuales y reproductivos. En bicicleta o a pie. Sin aceptar recortes en la libertad conquistada día a día. Año a año.

Son mujeres y hombres que toman la plaza con poesía. Gente que se moja en el Ágora. Como Hipatia en Alejandría. Que reclama el placer de ampliar miras frente al recorte de la realidad y de un futuro con las pensiones devaluadas. Son mujeres y hombres de palabra suave frente a la ruidosa palabrería. Son gente que pe(da)lea. Como quiere pedalear la niña saudí de La bicicleta verde. Wadjda quiere una bici para echar una carrera a su amigo, aunque la bici para la mayoría de las mujeres (y muchos hombres) no es un deporte de competición. Es un estilo de vida. Una conquista limpia.

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