Diario de León

REÑUBEIROS, TRONEIROS Y REGULARES

Señores del rayo

El reñubeiru es un genio mitológico que controla las nubes y provoca las tormentas. Nuestra tradición presenta a este ser con diferentes aspectos y un carácter ambivalente, a veces es malvado aunque puede mostrase agradecido

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nicolás bartolomé pérez
León

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En numerosas mitologías de la Antigüedad encontramos poderosas deidades celestes como el Zeus griego, el Júpiter romano, el germano Thor o el Taranis celta, que se manifestaban como dioses de la tormenta. En los folklores europeos e hispánicos también existen seres legendarios con capacidad para dirigir tormentas como es el caso del reñubeiru leonés, ente que recibe diversos nombres en las comarcas leonesas: renubeiru, renobero, troneiro o regular, entre otros.

La percepción de los reñubeiros como un numen sin apariencia concreta es quizá la creencia más extendida sobre este mito en León, aunque a veces nos encontramos con identificaciones muy singulares de estos seres que en ocasiones son presentados como «los diablos que amasan la piedra», esto es, que fabrican el granizo para descargarlo en primavera y verano sobre los campos, pero que se pueden conjurar con ciertos rituales como tocar las campanas, recitar conjuros o rezar. Este aspecto tan primario del reñubeiru tal vez sea el más antiguo por lo que es posible aventurar que en este personaje perviven trazas de viejas deidades vinculadas a los meteoros más dañinos; posteriormente la influencia del cristianismo relacionó este mito con el diablo por lo que la mayoría de rituales para exorcizarlo son de impronta cristiana.

Santiago Alonso Garrote nos dio en 1909 una de las primeras descripciones que tenemos en León de los reñubeiros indicando que son «como unos brujos o personajes fantásticos que las gentes sencillas pretenden haber visto caer de las nubes, y toma forma humana en tiempo de tormentas; su misión una vez tomada esta forma es hacer mal de ojo y llevar las calamidades a las personas y sembrados».

Magos y tempestades

Resulta muy interesante esta caracterización del reñubeiru como un brujo que cae de las nubes, dato corroborado en numerosas narraciones populares leonesas como una de Velilla de la Reina que cuenta que una gran tormenta hizo que un labrador subiera al campanario de la iglesia para tocar las campanas con el fin de alejarla, lo que provocó que cayera del cielo un «riñovero» muy pequeño que volvió a subir a la nube con un nuevo rayo. En Ancares un «renubeiro» al que dieron posada en una casa preguntaba todos los días por el tiempo que hacía y como tenían sol no podía marchar, hasta que empezó a llover indicando que para él eso era buen tiempo lo que permitió que marchara hacia las nubes. En otras leyendas es de manera más explícita un mago que alcanza esa condición estudiando artes mágicas, muchas veces en un seminario. La denominación del mito como «regular», propia de la comarca zamorana Sanabria, alude a esta creencia. En Avedillo, según nos cuenta el Padre César Morán, un cura que estaba conjurando una tormenta invocando a Dios para evitar que descargara y dañara a personas, vio como caía a su lado un hombre al que reconoció porque habían estudiado juntos en el seminario, pero del que fue expulsado por su mala conducta; el cura le preguntó qué estaba haciendo y el «regular» contestó que disponiendo la tormenta. El nombre de regular es una forma evolucionada o deturpada de «escolar», es decir, de estudiante de magia negra. En todo el occidente peninsular, era tradición que esas artes se enseñaban en la Cueva de Salamanca que estaba en los sótanos de la desaparecida iglesia de San Ciprián de esa ciudad. Una referencia muy temprana a este mito la encontramos en tierras de salmantinas en una obra de Lucas Fernández ( Égloga o Farsa del Nacimiento , del siglo XVI): Mas quiçiás qu’es l’escolar / que echó el nubrado y pedrisco / antaño en nuestro llugar.

El historiador y etnógrafo Juan Uría Ríu, en relación con una noticia medieval sobre una mujer que confesó que había llegado a Oviedo sobre una nube que descargó sobre la ciudad una granizada, planteó si el origen del mito del reñubeiru no estaría en la modificación de la noción del brujo o encantador de tempestades, que antaño para la gente tenían la capacidad mágica de meterse en las nubes para gobernarlas. Los datos leoneses sobre el mito del reñubeiru apuntan a que en esta figura se mixturan tradiciones diferentes, por una parte la del genio que domina la tormenta y los rayos, y, por otra, la del mago que aprendió a controlar la tormenta con artes oscuras y que nos remite a los antiguos hechiceros «tempestarios» de la Edad Media.

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