Diario de León

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¿Por qué se tiró?

El instituto general y técnico de león hubiera cumplido en este 2015 cien años desde que se acabaron las obras de su construcción. esta es su historia antes de su derribo.

Ponferrada

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No hay una respuesta objetiva para el interrogante. No hubo razones, con la mirada de hoy sobre el urbanismo leonés, para sustituir aquel «monumento», cuya fachada se utilizaba como bella estampa de una de las postales más conocidas de la ciudad, por un edificio administrativo más, como es el instituto ‘Juan del Enzina’ actual, sin querer con ello descalificar su proyecto funcional. Y así se criticaba en la información del diario Proa del 8 de julio de 1966 que dio cuenta de la noticia de que, «al parecer», se iba a tirar: «Creemos que la opinión prevaleciente no ha sido la más adecuada».

El Instituto General y Técnico, inmortalizado por Gracia y otros grandes fotógrafos leoneses, cumpliría este año 2015 el centenario de la conclusión de sus obras de construcción.

Fue, paradojas del destino, un logro de la sociedad leonesa después de que la sede del único centro de estas características de la ciudad pasara por varios edificios durante más de siete décadas: el seminario, San Marcos, Legio VII...

Representante de las nuevas corrientes de la arquitectura española de los inicios del siglo XX, sin embargo fue derribado. Simplemente, porque a entender de los responsables del Ministerio de Educación de entonces no era acorde con los tiempos del desarrollismo franquista de los años 60.

«Porque justo es que los edificios se rindan ante las exigencias del tiempo, y que las calles se abran y que las plazas se coronen de azoteas, pero ¡cuidado, por favor!... Que aquello que venga a suplir a resplandecidas piedras no sean torpes imitaciones; que lo que sustituya a lo noble y valioso, no sea mera purpurina de chafarrinón y música callejera, o percalina para flámulas de feria». Como siempre, Victoriano Crémer, de cuyo puño y letra son estas líneas días después del anuncio del derribo, dio en el clavo. ¿Por qué? fue la pregunta que no pudo responder.

De la decisión, y de todo el papeleo posterior para autorizar su desmonte, nada ha quedado. En el Archivo Municipal de León sólo figura el proyecto del nuevo edificio que lo sustituiría y la cesión de los terrenos que hizo la ciudad en 1904 para levantarlo. Fue, a la vista de los hechos y los testimonios de la época, una decisión más para la administración general del Estado, de la que entonces dependía la formación educativa, respaldada por la Corporación Municipal del momento, que no movió un dedo para salvarlo.

Las obras del Instituto General y Técnico terminaron en 1915 después de múltiples avatares. A primeros de abril de ese año, el arquitecto director de las obras se dirigió por carta a la Cámara de Comercio de León para dar cuenta de que «todo» había quedado dispuesto para la continuación de las obras, «siendo mi propósito y el de los contratistas el que para el otoño próximo quede totalmente terminado el edificio».

Y así fue, aunque el primer curso no se inaugurase hasta 1918. Diseñado por el arquitecto vasco José Luis de Oriol y Urigüen, su fachada se asemeja a la del Palacio de Comunicaciones de Madrid, hoy sede del Ayuntamiento de la capital de España, aunque como recuerda Guillermo Suárez, en otra argumentada crítica sobre su derribo que hizo años después en este periódico, en 1998, «cuando se convocó el concurso para el Instituto de León no se había comenzado el Palacio de Comunicaciones y ambas se terminan casi simultáneamente, con una demora de varios años», por lo que nadie puede decir que el edificio capitalino fuera una mala copia del madrileño. Oriol no sólo puso su firma en León; también es autor de importantes obras en varias ciudades de España.

La enseñanza media en la provincia de León tuvo una fecha de inicio: 1843. Ese año se aprobó la creación de un Instituto Provincial de Segunda Enseñanza, cuyo primer curso se abrió en 1846. Con el nuevo siglo XX pasó a denominarse Instituto General Técnico, no aquí; en toda España. «Hasta el curso 1907-1908 el instituto fue masculino, pero después se fueron matriculando alumnas en el centro, y pasó a ser un instituto mixto, hasta que en el año 1938 se aprobó un decreto-ley en el que se separaban ambos sexos», explican desde el actual ‘Juan del Enzina’ en su web, donde apenas se conserva una foto del viejo edificio coronado por una especie de pináculos, como si quisiera rendir homenaje a la Catedral. El 1966, cuando se anuncio su derribo, el solar donde se asentaba en pleno centro de León estaba tasado en 50 millones de pesetas, según el Ayuntamiento. Hace unos años, hubo voces en León que plantearon incluso derribar el actual edificio para hacer un gran parque en el corazón de la ciudad.

A la vista de su historia, no hay un único interrogante. ¿Por qué nadie tuvo en cuenta la trayectoria del arquitecto? ¿Por qué se ignoró que se trataba del único ejemplo representativo de la corriente arquitectónica monumentalista y modernista que tanto respeto había tenido, y tiene aún, en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia...? ¿Por qué nadie cuestionó edificios como Botines y sí el antiguo Instituto, por rizar el rizo?

El historiador Juan Carlos Ponga cree que razones, hubo. La primera, la concesión de dos institutos para León, que hizo que se levantaran casi al mismo tiempo: el nuevo edificio de Ramón y Cajal, que pasó a denominarse ‘Juan del Enzina’, y un segundo centro en la zona de Papalaguinda, el ‘Padre Isla’. «Nadie se negó porque había dinero para los dos proyectos», explica. No es la única «razón», entre comillas, a su juicio. En esa época, en los años 60 del siglo pasado, no existía la misma conciencia en León sobre la arquitectura contemporánea. «A mucha gente le pareció hasta normal. Era viejo y muchos de los que habían estudiado en León decían que no reunía las condiciones idóneas para la función educativa», añade. En octubre de 1966 empezó el derribo. Y ahí acabó su historia.

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