Diario de León
Publicado por
Andrés Aberasturi
León

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Ignoro si es verdad que nueve de cada diez dentistas consultados recomiendan una determinada marca de pasta dentífrica, pero cada día compruebo sin ser el CIS que nueve de cada diez ciudadanos coinciden en una cosa: «les importamos un bledo, ellos van a lo suyo». Y naturalmente «ellos» son los partidos políticos y sus líderes y «lo suyo» es llegar al poder o estar lo más cerca posible. Y esa sensación cada vez se va generalizando más entre la gente no fanática e incluyo en ese desencanto a muchos simpatizantes —no sé si con carnet o no— de formaciones de toda la vida pero también de eso que hemos dado en llamar emergentes que despertaron la ilusión de un cambio pero que una vez instalados parecen formar parte de lo ellos mismos denominaron una y otra vez «la casta».

Y es que el paisaje que se ve desde la calle después de la batalla de las urnas, no invita ciertamente al optimismo. No es necesario repetir una vez más —llevamos echando cuentas desde hace muchos días— las imposibles alianzas de unos y de otros, no es necesario reflexionar sobre hasta qué punto los partidos son capaces de desdecirse de lo dicho con tal de conseguir sus objetivos ni es necesario ahondar en las hemerotecas, hoy al alcance de cualquiera gracias a las nuevas tecnologías, para parpadear ante los cambios de discurso de los líderes y sus afines. Comparto con nueve de cada diez ciudadanos ese sentimiento de vergüenza y, lo que es peor, de abandono y traición por parte de quienes nos prometían unas cosas y ahora están dispuestos a hacer casi lo contrario. ¿Cómo creer que Rajoy quiere acabar con la corrupción cuando blinda a la ex alcaldesa de Valencia cuya corporación está prácticamente toda ella imputada en un presunto escándalo de financiación ilegal? ¿Cómo pasar de puntillas por el segundo registro de la policía en la sede del PP?

Hay quien lo fía todo a una nuevas elecciones, pero será más de los mismo y, mientras, la inversión paralizada, la prima de riesgo subiendo cada día, el IbexBEX que no levanta cabeza y los nacionalistas, como quien no quiere la cosa, siguiendo su hoja de ruta y poniendo un precio cada vez más alto a sus apoyos.

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