Diario de León

CANTO RODADO

El vals

se critica que usa prefiera a un machista frente a una mujer y en españa nos parece normal que rajoy defiendA su gobierno sin paridad

León

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Hegel dijo que todos los grandes hechos y personajes de la historia se repiten dos veces, pero se olvidó de agregar que la primera vez es como tragedia y la segunda como farsa». Karl Marx, en su libro El 18 Brumario de Luis Bonaparte, reflexionaba sobre este personaje y su antecesor Napoleón.

Aquí y ahora, en la capital del imperio, y en las provincias también, hemos pasado de la tragedia a la comedia. Y si la irrupción de un payaso en la Casa Blanca puede tener también consecuencias trágicas, un nuevo Gobierno del PP tras cuatro años de austericidio, ¿qué creen que nos deparará?

Echarle la culpa a los obreros del Midwest de lo que ha sucedido en Estados Unidos esta semana, o sea, lo que predijeron los Simpson hace casi 15 años, es tan simplista como pretender que Hillary Clinton fuera votada por el 57% del censo electoral, todas las votantes femeninas, por ser mujer.

Parece que han identificado el problema: esos malditos obreros; ahora la beautiful people occidental, los socialdemócratas, deben proponer soluciones. Pero mientras no se produzca una subida de salarios o se afronten fórmulas para combatir la escasez de trabajo en las sociedades tecnológicas (desindustrializadas por la globalización) el desencanto político seguirá galopando hacia el fascismo.

En el infierno

L a gente no sólo quiere comer. Quiere ser ese ciudadano o ciudadana al que le prometen el paraíso y se ha quedado literalmente en las calderas de Pedro Botero, la versión cómica, pero bien trágica, del infierno.

Hubiera sido bonito que la primera potencia mundial —¿lo sigue siendo a pesar de China?— se estrenara con una mujer en la presidencia, aunque no sería el primero. También en esto, como en la pólvora, se adelantó Oriente a Occidente.

En el paraíso

E n 1960, un pequeño país al sur de la India y rodeado por las aguas del Océano Índico elegía a la primera mujer presidenta del mundo: Sirimavo Ratwatte Dias Bandaranaike. Fue en Sri Lanka, donde cuenta la leyenda que estuvo el paraíso terrenal. Al igual que Hillary Clinton, quien lleva el apellido de su marido, sexista costumbre arraigada en los países anglosajones y muchos europeos, la ‘Señora B’ antes fue primera dama.

Pero Hillary Clinton quedó a seis millones de votos de distancia de Obama. Los votantes, el sistema electoral y la abstención han inclinado la balanza hacia un hombre zafio, racista y machista. Un modelo masculino que abunda en nuestro entorno, no nos engañemos, y es más aplaudido que mi amigo el que cuida a su madre por la mañana y por la tarde se ocupa de sus hijos.

La hipocresía, como la pereza electoral, nos juega malas pasadas. Quizás muchas de las personas que ayer se manifestaban en las calles de Nueva York y otras ciudades se olvidaron de ir a votar el martes. Las conquistas de la clase trabajadora, como las de las mujeres, no se ganaron en un día. Se pueden perder con un sólo decreto si nos tapamos los ojos como han pintado a la estatuta de Libertad estos días.

En provincias

A Hillary Clinton no le benefició ser mujer, como tampoco a su contrincante democráta Berni Sanders le dio apoyos su edad. El mundo ha puesto el grito en el cielo por la hecatombe, mientras el fabricante de las New Balance —esas zapatillas que tanto nos gustan— afirmó en las redes sociales que «vamos en la buena dirección».

Y aquí, en las provincias, nos da igual que Mariano Rajoy defienda que su gobierno no paritario responde sólo a criterios de «mérito y capacidad», o sea, las mujeres capaces y con méritos son muchas menos que los hombres. Menos mal que nos queda tu música, Leonard.

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