Diario de León
Publicado por
Enrique Vázquez
León

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La vieja diatriba contra el centro político se basa en su pretendida condición de burladero donde se refugian quienes no desean correr riesgos ni parecer amarrados a una dogmática previa, progresista o reaccionaria, pero esta sabida constatación parece cuestionada por la conducta del nuevo presidente de la República francesa (un cargo ejecutivo: es el centro y el depositario del poder diario, aunque hay un primer ministro). El no se ha dicho nunca centrista y parece claro que Emmanuel Macron es, y quiere serlo deliberadamente, inclasificable. Es decir, asume casi explícitamente la condición de un técnico de la política-administración alejado de la cruda batalla partidaria y bien de acuerdo con el aserto de Talleyrand, para quien «en política, todo lo que es exagerado es insignificante» y entiende presentarse como un independiente por definición obligado por la fuerza de las cosas a crear un partido (En Marche) para poder concurrir. Lo probable, para decirlo suavemente, es que este constructivo planteamiento, sin aristas, integrador, discreto y muy atento a las formas, sea más pronto que tarde obligado a tomar decisiones que irritarán a una parte grande de la sociedad francesa. El calendario, de hecho, está marcado por las elecciones legislativas (11 y 18 de junio) y la formación del nuevo Parlamento.

Más pronto que tarde se presentará lo que Ortega llamaba gráficamente «Su Majestad la Vida» y hará los estragos correspondientes, los inherentes a la necesidad de gobernar y afectar con decisiones difíciles la vida y los intereses de los ciudadanos. Macron parece imperturbable y tiene una ventaja: no debe nada a nadie, no deberá pastorear sensibilidades diferentes en un partido antiguo, sin una organización veterana y sin servidumbre a una ideología precisa, él parece libre de ataduras… pero deberá hacer aprobar en la Asamblea Nacional sus decisiones cruciales, empezando por las económicas.

El presidente ha observado a rajatabla la paridad de géneros y en departamentos menores hay personas de menos peso. La derecha clásica (»Los Republicanos») ya ha hecho saber que cualquiera de los suyos que se integrara en el Gobierno se autoexcluía del partido…. Se afilan educadamente los cuchillos con vistas a las casi inminentes legislativas.

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