Diario de León

Publicado por
Vanessa CArreño
León

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Conoce usted a sus personajes? Sí, esas voces interiores que se van turnando el micrófono en sus pensamientos. ¿Les tiene fichados? Son como aquel ángel y aquel demonio que aparecían a cada lado de la cabeza en los dibujos animados. ¿Los recuerda? Pues todos los tenemos, sólo que en vez de dos tenemos muchos más.

Puede que usted tenga un personaje perfeccionista que le exige hacerlo todo muy bien y no equivocarse nunca. O puede que tenga uno inseguro que le dice que es un inútil incapaz de conseguir nada. O puede que tenga uno negativo que lo ve todo negro y siempre está pensando en lo peor que podría pasar.

Son sus Yoes, y no todos son limitantes, también los hay potenciadores. Por ejemplo, el Yo disfrutón que le anima a pasarlo bien, el Yo seguro, que le empuja a asumir nuevos retos y a superarse, o el Yo positivo, que le ayuda a ser optimista y a ver el lado bueno de las cosas.

Todos tenemos un ejército de personajes en nuestro i?nterior, y todos ellos tienen su intención positiva, ya sean limitantes o potenciadores. Lo que pasa es que algunos han adoptado formas que a día de hoy ya no resultan beneficiosas. Por ejemplo, puede que su Yo inseguro llegara para protegerle del peligro, o puede que tenga un Yo sumiso que esté ahí para que los demás le quieran. Y no se trata de rechazarles, sino de entender su función y de enseñarles a cambiar la manera en que le hablan. De decirles que ya puede protegerse solo, o que ya no necesita vivir pendiente de que los demás le sigan queriendo.

Reconocer a sus personajes es fácil, porque siempre suelen decirle lo mismo y se presentan en las mismas situaciones. Algunos sólo aparecen de vez en cuando, como los actores secundarios de una película. Y otros tienen un papel más protagonista, tanto que a veces llega a identificarse con ellos. Ese es uno de los grandes errores que cometemos: identificarnos con nuestro personaje. Porque por encima de todos ellos está su Yo auténtico, ese al que debe darle el micrófono para que los otros se callen.

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