Diario de León

REVISTA / El lado más oscuro

Peligro en la mina

La nueva exposición temporal del museo de la minería de Sabero acerca al visitante los peligros de trabajar en un sector en el que los accidentes son una de las notas dominantes

Una de las galerías del museo minero de Sabero.

Una de las galerías del museo minero de Sabero.

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Este año llevamos ocho muertos, no seas tú el noveno». El cartel de chapa con letras fosforescentes brillando en la oscuridad avisa del peligro que espera a quien se adentra. El ruido lejano de maquinaria que llega del fondo de la galería es la única señal de vida. En unos segundos la vista se acostumbra a la ausencia de luz, ayudada por leves resplandores que salen de lo que parecen galerías secundarias que desembocan en la principal.

Caminando por su interior, totalmente entibado en madera, la sensación de soledad y ahogo se hace presente entre el humo, que aún no se ha dispersado del todo, de lo que seguramente ha sido una explosión terrible.

A la derecha, al fondo de otra galería, entre penumbras se ven las consecuencias de un derrumbe. La fuerza de la tierra ha sido más fuerte que la madera, y las mampostas están totalmente quebradas sobre un enorme montón de escombros, bajo el cual tal vez todavía alguien respire. Los ecos de las voces de los mineros que intentan huir aún se oyen. A la izquierda, también al final de una nueva galería, dos tablas en forma de aspa impiden el paso. El ruido del agua al caer por mil agujeros anuncia que esa zona también ha sucumbido, aunque esta vez a la fuerza arrolladora del agua que se oculta en grandes bolsas subterráneas.

El humo se va asentando y deja ver su procedencia. Las maderas totalmente ennegrecidas y el polvo y la ceniza que llenan esta galería, junto con un martillo de barrenar, un explosor y otras herramientas de los artilleros y los barrenistas, anuncian que el grisú se ha interpuesto en su trabajo.

Al fin una presencia entre tanta soledad, pero el saludo no obtiene respuesta. Una vagoneta traicionera ha aplastado al minero descuidado, ahogando sus ganas de vivir contra un cuadro recién puesto.

Ahora entiende el visitante de la exposición temporal Danger. Peligro en la mina que el riesgo del trabajo minero y el valor de estas personas que se juegan la vida cada día en el interior de la tierra, no es una exageración ni una leyenda forjada de las historias a veces increíbles contadas por los mineros.

Éste es el objetivo de esta nueva exposición temporal del Museo de la Siderurgia y la Minería de Castilla y León, ubicado en Sabero, dar a conocer el riesgo y el peligro que entraña el trabajo minero.

Para ello se ha recreado fielmente todo un entramado de galerías mineras, simulando en cada una de ellas un tipo distinto de accidente común en la mina. Así se puede entender que es un derrumbe y un derrabe, una inundación por aguas colgadas, una explosión de grisú o un atrapamiento. Estas galerías de madera han sido realizadas por los expertos mineros que forman el Club de Entibadores Palentinos, de Guardo, colaboradores habituales del museo y que ahora prejubilados dedican su tiempo libre a fomentar el conocimiento del trabajo y la cultura minera. Un panel explicativo del tipo de accidente, con sus causas y consecuencias y dos paneles que recogen casos reales, ayudan al visitante a entender lo que puede suceder en cualquier momento cuando se trabaja en condiciones tan adversas como las que se dan en una mina.

Fernando Cuevas Ruíz, del Centro de Interpretación de la Minería de Barruelo de Santullán y gran conocedor de la historia minera es el comisario de la exposición.

Una vez que el visitante es consciente del peligro del trabajo minero, la exposición le muestra las graves consecuencias de éste y también los intentos que desde la administración, las empresas y los propios mineros se han hecho para tratar de evitarlas.

Portadas de periódicos con catástrofes mineras a toda página, conducen a una proyección de fotografías con un guión simple: mineros sonrientes antes de entrar al tajo, accidentes, entierros multitudinarios y viudas e hijos desolados pero con rostros cargados de dignidad. De fondo, «La planta 14» de Víctor Manuel, himno a la pérdida del marido, del hijo, del compañero.

En un cuarto negro, vacío, antiguos trabajadores relatan graves accidentes, algunos propios. Entre estos testimonios, el de Maripaz, viuda de la mina, es suficiente para entender la épica de un trabajo tantas veces denostado.

La exposición hace un repaso de las principales normas que se han ido implantando a lo largo de la historia para regular esta profesión y sus riesgos, que se remontan al 1897, año en que se aprobó en España el primer reglamento que establecía las prescripciones de Policía y Seguridad en las explotaciones mineras con la función de inspección, vigilancia y prevención de accidentes.

En 1910 verá la luz el segundo Reglamento de Policía Minera, en 1920 una nueva modificación y en 1934 un nuevo reglamento, que salvo por puntuales ampliaciones en 1960,62 y 64 siguió vigente hasta que los continuos progresos en la técnica minera y el gran desarrollo en la maquinaría utilizada obligó a modificar su contenido, viendo la luz en 1985 el Reglamento General de Normas Básicas de Seguridad, desarrollado con las Instrucciones Técnicas Complementarias (I.T.C.) que irán derogando los anticuados artículos del Reglamento de Policía Minera de 1934.

En el apartado destinado a los EPIS (Elementos de protección individual), sorprende la evolución sufrida desde los primeros «uniformes» de los mineros, pantalón de pana, camisa de franela, una boina como casco y unas madreñas de calzado de seguridad, a la moderna equipación actual, calzado de seguridad, guantes, cascos , mascarillas…

BRIGADAS DE SALVAMENTO

La exposición dedica un amplio espacio a las Brigadas de Salvamento Minero, que figuran en los Reglamentos de Policía Minera como brigada de choque formada por trabajadores entrenados para intervenir de inmediato en situaciones que lo requiera. El Reglamento General de Normas Básicas de Seguridad Minera en su artículo 18 regula las estaciones de Salvamento como medida necesaria para actuar en caso de accidente, provistas de aparatos de respiración autónoma y de los materiales y herramientas precisas para hacer frente a las situaciones de emergencia, así como de medios de transporte de aparatos de respiración autónoma. Dispondrán también de detectores de gases nocivos, aparatos para practicar la respiración artificial y suministro de oxígeno a los accidentados, así como de lámparas eléctricas.

Un grafiti del artista Da2 recupera una vieja imagen de la Brigada de Salvamento de Hulleras de Sabero, acompañada de una abundante muestra del material utilizado por estas brigadas que tantas vidas salvaron y de una selección de fotografías de las brigadas más emblemáticas de León, Palencia y Asturias.

DETECCIÓN DE GASES

Aunque lo más seguro para evitar atmósferas potencialmente peligrosas es una buena ventilación que evite que los gases mortales se encuentren en una proporción que convierta el entorno en asfixiante, explosivo, tóxico o inflamable. No siempre era posible tener controlada de forma segura la composición de la atmósfera y por ello se hizo necesario encontrar métodos para detectar los gases y medir su concentración en el interior de la mina.

Cada gas tenía sus métodos de detección. El grisú se empezó a detectar con las lámparas de seguridad que fueron sustituyéndose por metanómetros de lectura directa y con el tiempo se ha empleado la telegrisumetria. El dióxido de carbono se medía por tubitos colorímetros o interferómetros (medidor de lectura directa). El monóxido de carbono por tubitos colorímetros, medidores de lectura directa y antiguamente con canarios. Los tubos colorímetros también servían para detectar otros de los gases potencialmente peligrosos en la mina como el dióxido de nitrógeno o el sulfuro de hidrógeno.

Tan importante como tener controlada la proporción de gases en la corriente de aire de la mina es controlar el polvo de carbón que se encuentra suspendido en el aire ambiental. El polvo de carbón puede llegar a provocar fuegos y explosiones. Para controlar la cantidad de polvo de carbón en suspensión en la minas se tomaban muestras con los elutriadores. Los más primitivos se combinaban con lámparas eléctricas y los más modernos eran conocidos popularmente por los mineros como «planchas».

Todos los detectores y medidores utilizados en las minas deben mantenerse en buenas condiciones de funcionamiento y para asegurarse deben ser periódicamente sometidos a exámenes o calibrados.

Cascos de protección. CASTRO

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