Lo que esconden los depredadores de la sierra de Gistredo
Un pequeño ayuntamiento del Bierzo, Páramo del Sil, se ha convertido en el David contra los gigantes de la nueva economía que tratan de lograr por tercera vez consecutiva devastar la sierra de Gistredo y esquilmar miles de hectáreas de un territorio con una riqueza natural indiscutible. En juego, la riqueza medioambiental y el futuro sostenible de toda la comarca
Miles de hectáreas en una zona virgen en la que la naturaleza atesora especies únicas, como el oso o el urogallo. Esta es la extensión que afectaría el megaproyecto industrial de aerogeneradores que Repsol pretende ‘plantar’ en la sierra de Gistredo. No es nada nuevo. Hace ya diez años, el TSJ declaraba nula la propuesta de Unión Fenosa de levantar el conocido como parque Quintana, compuesto de 27 aerogeneradores de 99,5 metros de altura. Siete años más tarde, en 2021 era Green Capital, una filial de Capital Energy, la que ponía sobre la mesa los polígonos Tureno y Acario en el mismo lugar. Fueron desestimados por el Miteco y la publicación en el BOE se produjo en marzo de este mismo año. Sin embargo, los espacios bercianos de Igüeña, Toreno Noceda del Bierzo, y Cubillos del Sil en los que se preveía instalar la megaplanta —con 13 y 14 aerogeneradores respectivamente— siguen a merced de los vientos de una nueva empresa. 2023 — ¿A la tercera va la vencida?— es el año en el que vuelven a la carga. En esta ocasión será la sociedad Cefiro Holdco la que, a través de Asterion Energy (ambas compañías de Repsol) presente dos nuevos planes para esta zona: Alto Bierzo Sil —20 aerogeneradores de una altura de 200 metros— y El Páramo —catorce gigantes. El último en unirse al grupo ha sido Ampliación El Páramo, también de Repsol, con nueve aerogeneradores. Todos ellos juntos suman una potencia de más de 200 megawatios y con el último entra en juego el que, hasta el momento, es el único ayuntamiento contrario a la infraestructura, Páramo del Sil. Una investigación dirigida por Javier Fernández López alerta de que las propuestas de las promotoras eólicas en la sierra de Gistredo han intentado sortear las orientaciones de la sectorización del Miteco con el fin de evitar que los aerogeneradores pisaran el área definida como sensible por la Red Natura 2000. Los ecologistas lo perciben como una «añagaza» para hacer creer a la administración que se cumple la norma sin considerar el alcance espacial de sus efectos.
Por el momento, León está cosido por 300 aerogeneradores activos, pero la amenaza real es que hay más del doble en proyecto, 350, una cifra que muestra a las claras el peligro que corren las especies de animales, los espacios naturales y la economía turística, agrícola y ganadera de las comarcas leonesas que tendrán que convivir con las gigantescas aspas.
La Cordillera Cantábrica es una de las zonas que más energía produce de toda la península. En su entorno existen actualmente 433 complejos eólicos con 8.410 aerogeneradores. A ellos se sumarían otros 380 proyectos en tramitación, con 3.986 turbinas de nueva generación, más impacto sobre la biodiversidad y el paisaje por su gran tamaño y la necesidad de grandes infraestructuras asociadas, como líneas eléctricas y pistas de acceso. Y es que la cornisa no tiene fronteras. «Es un ecosistema único y, por lo tanto, la amputación de uno de sus miembros afectará al resto», destacan en la Plataforma en defensa de la Cordillera Cantábrica. No se puede perder de vista que en la actualidad más de seis mil aerogeneradores se extienden por todo el macizo, desde Galicia hasta Euskadi, y el nuevo Plan de Energía prevé triplicar esta cifra para 2030, extremo que supondría un enorme impacto sobre los ecosistemas y paisajes. Por ello, desde la entidad advierten de que el impacto sería «catastrófico». «No discutimos la necesidad de abordar una transición energética con renovables pero ésta debe hacerse cuidando la biodiversidad y el paisaje; apostemos por los usos y valores que atesoran estas áreas de montaña únicas», aseguran.
Los conservacionistas barruntan que la nueva sentencia del Ministerio de Transición Ecológica se dicte antes del mes de febrero y advierten del peligro que se cierne sobre esta zona única si finalmente se pone en marcha este conglomerado industrial. Aerogeneradores, pistas y redes de evacuación que, según asegura la plataforma serían demoledoras. «No habría medidas compensatorias porque un proyecto así no puede compensarse con nada», destaca Ernesto Díaz, coordinador de la entidad, que añade que, de llevarse a cabo, el plan de Repsol supondrá la liquidación del valor natural de la Sierra de Gistredo. Este lugar alberga entre sus valles, laderas y cumbres una flora y fauna de excepcional valor. Las perdices pardillas, las liebres de piornal, los rebecos, el pito negro, el águila real, el halcón peregrino, el águila culebrera, el oso pardo y el urogallo encuentran en este espacio un hábitat idóneo. «Se nos olvida que lo que tenemos que valorar en un caso como este es la alternativa cero», defiende Ernesto Díaz, que tiene esperanzas en que los dos parques que ya están en información pública no salgan adelante por encontrarse en una «zona crítica». De hecho, incide en que en el contexto de la Cordillera Cantábrica Occidental, la Sierra de Gistredo es un último bastión meridional del oso y el urogallo, desde donde pueden extenderse hacia el sur a través del corredor occidental de la cuenca del río Tremor.
El presidente de esta asociación, Emilio de la Calzada, muestra el tapiz del destrozo medioambiental que ya se ha producido en el norte de España: «La falta de ordenación territorial se traduce en que la mayoría de los aerogeneradores activos y en proyecto en la cordillera (51%) se sitúan a menos de dos kilómetros de Reservas de la Biosfera o espacios Red Natura 2000». Un 23% se encuentran en el interior de las Reservas de la Biosfera y un 15% dentro de esos espacios Red Natura 2000. Además, y según el Mapa de sensiblilidad ambiental del Miterd, un 30% de los aerogeneradores están situados o se proyectan en zonas de sensibilidad máxima, y un 17% en sensibilidad alta o muy alta. Y todo ello sin contar con la certeza de que León corre el riesgo de acabar como un mar de residuos industriales puesto que la capacidad de producción energética es superior a la que se demanda.Con las empresas vinculadas hasta ahora al plan en la sierra de Gistredo puede entenderse el mátrix con el que se teje la red de las energías limpias en España. Unión Fenosa, Capital Energy y Repsol son tres compañías líder en el desarrollo de parques industriales de aerogeneradores, desarrolladores de la política RechargeUE, recargar Europa, con la que se pusieron en marcha subvenciones a fondo perdido para estimular la producción de energías limpias. Y eso a pesar de que se produce más energía de la que se consume. En Castilla y León, por ejemplo, se produce el 180% de lo que se consume.
De ahí que se haya empezado a utilizar el anglicismo curtailment, en español restricción técnica. El curtailment, para los generadores de energía de la red eléctrica, es la reducción de la producción por debajo de lo que se podría haber producido. Y esto se debe a que la red de transporte no es capaz de soportar la producción de total de la generación renovable. Por eso hay parques eólicos parados y por eso mismo lo que parecía apenas tres años atrás que se convertiría en un boom cada vez se parece más a una burbuja económica. El ejemplo se explicita en las operaciones que Capital Energy ha realizado en los últimos tiempos. En 2022, esta empresa tenía proyectados 3.126 MW, distribuidos en 37 parques que se ubicarían en Aragón, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Galicia, País Vasco y Asturias. Un año después, ponía a la venta una cartera de más de 4,3 gigavatios (MW) de proyectos eólicos en avanzado estado de desarrollo en España con la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable, así como con las autorizaciones administrativas preceptivas.
La alcaldesa de Páramo del Sil, Alicia García Tejón, es la única regidora que se ha opuesto a la ocupación de la sierra de Gistredo. Lamenta que Repsol haya logrado aunar a los ayuntamientos de Igüeña, Bembibre y Noceda en un proyecto que, según asegura, supondrá el fin de los recursos naturales del territorio. «Las relaciones con el resto de ayuntamientos son inexistentes», asegura García Tejón, que subraya que, a pesar de las habladurías, nadie del PSOE le ha llamado para reconvenirle en su oposición al proyecto de la petrolera. Recuerda que al poco de tomar posesión hubo una reunión en Bembibre con el resto de implicados. «Envié a uno de mis tenientes alcalde, Vanesa Peña, y al presidente de la junta vecinal, Marcos Leonardo», explica y añade que le aseguraron que había sido el alcalde de Igüeña el que llevó en todo momento la voz cantante. «Se mostró favorable al parque eólico aludiendo a los beneficios económicos, como ha hecho en otras ocasiones, pero lo realmente curioso fue que el regidor de Noceda, Andrés Nogaleda, sugirió que yo debía dejarme guiar por ellos puesto que acababa de llegar a la Alcaldía». Alicia García Tejón sospecha que antes de su victoria electoral ya se habían producido conversaciones con el anterior alcalde, Ángel Calvo, y el presidente de la junta vecinal, José Acevedo. De hecho, hay que destacar que fue el regidor popular el que decidió qué superficie del municipio debía quedar protegida por la Red Natura y cuál no lo merecía. La pregunta que queda en el aire es la razón por la que una parte del territorio es más merecedora del escudo que otra. «Desconozco por qué no se amplió la Red Natura, pero yo tengo la firme intención de solicitar el incremento de la Red», destaca Alicia García Tejón. Ángel Calvo, que también ha defendido el proyecto de Geninvest —empresa relacionada con Victorino Alonso— que habría acabado con La Recuelga, hoy declarada Bien de Interés Cultural, habría mantenido reuniones en el ayuntamiento para perfilar los planes de Repsol. «Nosotros somos clave y si nos oponemos, los parques no fructificarán», advierte la alcaldesa de Páramo. Y es que 14 aerogeneradores estarían en su territorio, además de dos torres de medición permanente, una subestación elevadora y una línea de evacuación que ronda los 15 kilómetros, con un trazado aéreo sustentado por 41 torres de alta tensión. Todo ello implica 1.656 hectáreas en una zona con graves afectacciones medioambientales.
Alicia García recomienda a Repsol que abandone toda esperanza. «La única manera que tienen de lograr su objetivo es la expropiación y no creo que estemos dispuestos a llegar a este límite», advierte. Y es que el horizonte de la alcaldesa para sus conciudadanos no tiene nada que ver con el dinero fácil. «No podemos olvidar que este ayuntamiento percibía al año con la central térmica 800.000 euros. ¿Dónde están?», se pregunta. Defiende que hay que empezar a pensar y gobernar de otra manera, una que de verdad ayude a crear riqueza, empleo y apego al territorio porque no olvida que las estaciones eólicas no crean trabajo más allá de los meses que dura su construcción y, en cambio, dejan la naturaleza yerma para las iniciativas de futuro. «Repsol ofrece 60.000 euros, una nimiedad que nos invalida además para desarrollar el turismo de naturaleza y la ganadería en extensivo que queremos emprender». Añade que está a punto de poner en marcha un obrador para transformar los productos de la zona y que es el modelo de la economía productiva por la que apuesta para su municipio. «En este tipo de inciativas, los aerogenradores y toda su infraestructura no encajan», avisa.
Alicia García se barrunta que el empeño por instalar los polígonos industriales de las eólicas en esta zona se debe al hecho de que el Gobierno ya no concede nuevos permisos para crear subestaciones. «Se fijan en las capacidades de las subestaciones que están completas, pero ¿Cuantos parques eólicos hay parados? Ahí tiene Ancares como ejemplo. La gente tiene que saber que esto no es más que un entramado para conseguir las subvenciones».
Pone el foco también sobre la empresa Taxus, responsable del estudio de impacto medioambiental. «Les he llamado para que me informen y me remiten a Repsol. Pues bien, les recuerdo que se tienen que ceñir a la realidad y en 2023 había urogallos en esta zona», advierte.
Informe medioambiental
De hecho, un informe publicado este mismo viernes alerta de que la protección del hábitat potencial de las especies es clave para su conservación porque, más allá de que pueda estar ocupado por más o menos individuos (su número puede venir condicionado por otros factores, como la caza, depredación, enfermedades…), es garantía de su presencia actual o futura en un territorio dado. Los expertos José Luis Tellería, Estrella Alfaro, Luis Santiago Cano-Alonso y Javier Fernández-López demuestran que constituye, además, el sustrato sobre el que puede extender sus poblaciones y recolonizar las áreas desocupadas tras siglos de retroceso. «Esto parece estar ocurriendo con el oso y esperemos que pueda ocurrir pronto ante la crítica situación del urogallo», destacan al tiempo que recuerdan cómo la conservación del hábitat es, por lo tanto, una estrategia obvia en el mantenimiento de las especies en un territorio dado. Por ello, concluyen que el megaproyecto eólico en la sierra de Gistredo y Alto Sil supone un grave atentado a la integridad de hábitat de las dos especies estudiadas. Una agresión ambiental que viene a sumarse a «la lista de parques eólicos mal instalados en la cordillera Cantábrica». García Tejón va más allá y concreta la necesidad de cambiar el chip y ser conscientes de cómo se vivía en estas zonas antes de la llegada de la minería que, recuerda, no va a volver. «¿Quién se hará cargo de restaurar el medio ambiente cuando el ciclo de los aerogeneradores se acabe? Tenemos ya experiencia en este tema y en el caso de la minería degradaron el territorio y se fueron. ¿Quién nos dice que ahora no va a pasar igual?»