Diario de León

EL CÓDIGO POSTAL DE LA EXCELENCIA

El esfuerzo y la determinación se entrenan en Lancia

Son pocos los que se atreven. Saben que al cruzar el umbral solo les espera trabajo y dedicación, pero el esfuerzo compensa y, al final, todos se sienten resarcidos de haber dado un paso que les convertirá en mejores personas y profesionales. El Bachillerato Internacional del instituto Lancia presume de haber formado ya a catorce generaciones de los mejores currículos de España

La profesora de Matemáticas avanzadas, Ana María Pérez Cubillo.Ángelopez

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Cristina Fanjul
León

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No es para todos, pero todos los que se esfuercen pueden realizarlo. Es un tema de talento pero también de voluntad. En un sistema educativo que premia el refuerzo de la mediocridad y la defensa de la fragilidad mental como un derecho, este instituto es el exponente del elitismo mejor entendido, el del esfuerzo y la perseverancia por superar la infantilización en la que la sociedad parece empeñada en mantenerse. Tan solo 29 alumnos —18 en segundo y 11 en primero— cursan en León el Bachillerato Internacional, que se imparte en el centro educativo Lancia desde el curso 2011-2012. Al desconocimiento social — no se le da la publicidad necesaria— se une el lógico temor de parte de los estudiantes ante una formación que consideran demasiado exigente. Sin embargo, y según expone la directora del instituto, Camino Factor, «aquí lo importante es la organización». Para entrar en el BI la nota mínima exigida es un siete y medio, pero la responsable del centro deja claro que los alumnos deben tener capacidad de trabajo, ser responsables y saber organizarse. No es para menos. Las ventajas que ofrece la obtención del título son proporcionales a su exigencia porque en realidad los estudiantes deben superar dos bachilleratos, el español y el internacional, con lo que pasan siete horas diarias en clase. Y es que a las asignaturas normativas hay que añadir la realización de una monografía, CAS —creatividad, actividad y servicio— y Teoría del Conocimiento.

Imagen de los alumnos de Bachillerato Internacional con algunos de los profesores.Ángelopez

— ¿Os compensa?

Podría ser una de las preguntas que se plantean en Teoría del Conocimiento, la asignatura que unifica el resto, como el anillo del universo de Tolkien, solo que en este caso la pretensión es que sean los jóvenes los que dominen la capacidad crítica, quienes logren poner en relación todos los saberes para alcanzar un conocimiento profundo del mundo al que tendrán que enfrentarse. «El conocimiento es la materia prima de Tdc», destaca Iratxe Romillo. «Por ejemplo, si en Física los estudiantes conocen el sentido del experimento del gato de Schrödinger, con la que el científico explicaba el concepto de la física cuántica conocido como dualidad onda-partícula, en la clase de Teoría del Conocimiento podemos plantear preguntas relativas al papel jugado por los experimentos mentales y otros tipos de experimentación a la hora de adquirir conocimiento». La reflexión, como camino hacia la madurez, es imperativa en la asignatura, que se evalúa a través de una exposición y un ensayo escrito sobre una cuestión conceptual.

Detalle de una de las clases en el laboratorio.Ángelopez

El Bachillerato Internacional tiene seis grupos de asignaturas y ofrece a los alumnos cursar cinco: Lengua y Literatura, la adquisición de Lenguas, Individuos y sociedades, Ciencias, Matemáticas y Artes. «Los alumnos tienen que elegir una asignatura de cada uno de esos bloques menos del sexto, en cuyo caso pueden hacer una segunda materia de cualquiera de las demás», explica la directora. Además, tres de ellas deben ser de nivel superior y otras tres de nivel medio. El diploma no se articula como el Bachillerato español, sino que es un bloque común que dura dos años. Los alumnos realizan los exámenes —que corrigen examinadores externos del BI— a finales del segundo, en el mes de mayo y las asignaturas se califican en una escala que va del 1 al 7 y, además, pueden conseguir hasta tres puntos adicionales por los resultados combinados del TDC y la Monografía.

Durante la consecución de un experimento.Ángelopez

La monografía forma parte del tronco común del programa, una especie de Trabajo de Fin de Grado que en ocasiones supera a los realizados en la universidad. De hecho, el coordinador del Bachillerato, Roberto de la Fuente, muestra su satisfacción ante el hecho de que alguna de las investigaciones que han realizado los estudiantes han sido publicadas en revistas internacionales.

Las alumnas Elisa Llamas y Ángela Paniagua.Ángelopez

Ángel Ibáñez es uno de los alumnos de segundo. «El título de mi monografía es Valores de las piezas de ajedrez como parámetros de modelos logísticos. Mi idea fue utilizar una serie de datos de partidas de ajedrez jugadas en una plataforma en línea y con varios cientos de millones de partidas entrenar unos modelos de IA, los modelos logísticos, que toman de cada posición las diferencias en el número de piezas de cada tipo de ambos jugadores. Por ejemplo, que el blanco tenga un alfil más y también si gana, pierde o la partida queda en tablas. Obviamente, esa tarea es muy difícil porque hay muchos más factores involucrados en el resultado de la partida, además de esas diferencias de piezas —que es lo que se conoce como el material—. Pero si usamos las tendencias generales, al final los parámetros de esos modelos logísticos dan cuánto influye una variación de una de esas diferencias de piezas en el resultado. Es decir, obtenemos unos valores de las piezas similares a los que tradicionalmente recomienda la literatura ajedrecística, pero independientes de esa teoría establecida, la investigación prueba que para niveles bajos y ritmos de juego más rápidos, los valores estimados de estas piezas sn más próximos a los tradicionales y al aumentar el nivel de los jugadores o el índice de juego para que haya más tiempo en la partida, se observa que los valores tienden a alejarse porque el valor del peón se aprecia respecto de los demás. El peón se hace más valioso. En mis conclusiones defiendo que puede ser por un juego más posicional de los jugadores más fuertes».

El estudiante Ángel Ibáñez.Ángelopez

La de Ángel no es una excepción. Manuel Gómez Arias, profesor de Biología, ha dirigido ya 53 monografías y asegura que los estudiantes proponen trabajos que exceden a la capacidad que generalmente concedemos a esta edad. Más si cabe porque la mayoría de ellos los realizan por las tardes —salen del instituto a las tres— y durante las vacaciones. Solo así han logrado obtener competencias científicas que no desdeñarían los alumnos de postgrado. «Recuerdo una monografía cuya conclusión fue descubrir qué microorganismos causan las caries u otra en la que se analizó de qué manera los aceites esenciales pueden usarse como plaguicidas de hongos». Pero los estudiantes también realizan estudios sobre la música en el cine o las matemáticas aplicadas a la danza.

Detalle de un ejercicio de Biología.Ángelopez

El Bachillerato Internacional nació con el fin de ofrecer una educación unificada a los hijos de los diplomáticos y de los trabajadores de las oenegés que, debido a la movilidad de destino de sus padres, se veían obligados a cambiar su plan de estudios con frecuencia. Es el mismo que realizó en Gales la princesa de Asturias y que ahora sigue la infanta Sofía. La diferencia que hay con el que imparte el IES Lancia es que estos alumnos se tienen que examinar también del Bachillerato LOMLOE. Pero no solo. También los profesores. De hecho, invierten su tiempo libre en lograr que su apuesta sea exitosa. Ninguno de ellos se queja. Al revés. Saben que son la forja de un grupo de profesionales que devolverá a la sociedad lo que ellos, con la receta de Unamuno, han brindado de manera generosa.

Para lograrlo, uno de los pilares de este sistema es CAS, acrónimo de creatividad, actividad y servicio, que complementa la formación académica con un perfil que da al alumnado herramientas para enfocar su vida de manera ética y siempre con ayuda de la cultura y la belleza. La creatividad permite explorar y ampliar las ideas para adquirir una representación original o interpretativa de las cosas. La actividad se basa en desarrollar el esfuerzo físico que contribuya a un estilo de vida sano. Por último, el servicio conlleva comprometerse con la comunidad para dar respuesta a las necesidades de los que más lo necesitan. Los bachilleres se involucran en un intercambio voluntario y no remunerado que repercute en el aprendizaje en el respeto a los derechos, la dignidad y la autonomía de las personas. Ayuda a niños desfavorecidos, visita a pacientes de Alzheimer, colaboración en los economatos de Cáritas o en el Banco de Alimentos... La labor de los estudiantes les permite ver la realidad que les rodea y hacerse responsables reforzando así la importancia del papel que cada uno juega en el crecimiento de la sociedad.

Imagen de la directora del instituto, Camino Factor.Ángelopez

Elisa Llamas y Ángela Paniagua dirigieron un plan para diseñar chapas con las que ayudar a las víctimas del terremoto de Turquía. Esta actividad también les sirvió para cumplir parte de creatividad. Recaudaron 500 euros. «El proyecto nos permite ver lo que antes pasaba desapercibido y pensar de qué manera podemos solidarizarnos», destacan. Ángela Paniagua vive en Valencia de don Juan, con lo que cada día suma al menos una hora de viaje a las clases y actividades. Su familia tiene una explotación agrícola y ganadera y su ambición es continuar el legado. Por eso, la monografía la realiza acerca del efecto que los abonos inorgánicos tienen sobre la agricultura. Por eso, estudiará ingeniería agrícola y medioambiental y Administración y dirección de empresas agroalimentarias. «Yo es que soy una joven agricultora y ganadera», dice con orgullo al tiempo que lamenta la desmotivación que cada vez percibe más entre la juventud con el trabajo rural. «Los abonos inorgánicos tienen un impacto en toda la sociedad, no solo en el campo. Afectan al clima, las aguas y, por lo tanto, a la salud».

El profesor de Biología, Manuel Gómez Arias.Ángelopez

El coordinador del BI, Roberto de la Fuente, incide en que los exámenes que realizan los alumnos al final de Segundo son troceados y cada una de las partes es examinada por profesores que se encuentran en distintos países, un método para lograr que la evaluación sea lo más objetiva posible. Al final, los alumnos deben lograr un mínimo de 24 puntos —la máxima puntuación es 45— y cada asignatura se califica de 1 a 7 mientras que la monografía y TdC puntúa entre 0 y 3 puntos. Los alumnos no tienen que realizar la Ebau, pero la mayoría lo hace porque la nota del BI llega en julio y así pueden elegir entre la mejor calificación de las dos. Las universidades, tanto públicas como privadas, tienen una serie de plazas que guardan para los estudiantes del Bachillerato Internacional. «Estos jóvenes tienen que ser conscientes de la suerte que tienen», advierte Camino Factor, que subraya el coste por alumno que tiene esta formación. «Es un programa muy caro — sufragado por la Consejería de Educación— y a veces lo olvidan». Hasta ahora, el programa se ofrece en Soria, Burgos, Palencia, León y Ávila y los profesores están empeñados en darlo a conocer en los diferentes centros educativos. «No hay número suficiente, por ejemplo, para hacer un grupo de BI de Humanidades y es una lástima», se queja la directora, que recuerda que la responsabilidad no solo hay que pedírsela a los alumnos sino también a sus familias. «Nadie conoce a los niños como sus padres —recalca— pero son ellos los que tienen que tomar la decisión final». En cualquier caso, y si bien es cierto que el nivel ha bajado en los últimos años, los profesores coinciden en que la mayoría de los estudiantes obtienen el mejor resultado, extremo que demuestra su determinación y perseverancia. «Y, además, el ambiente en clase es buenísimo».

La profesora de Teoría del Conocimiento, Iratxe Romillo.ANGELOPEZ

Cuando vemos los reportajes de los college británicos y americanos, experimentamos cierta envidia. El profesor se sienta entre los alumnos, ocho o diez a lo sumo, y la clase se desarrolla como una lección casi particular, en la que la intimidad permite una enseñanza personalizada. Así es en Lancia. En la clase de matemáticas avanzadas hay cinco alumnos y, ante el enigma planteado con números complejos, los estudiantes proponen y corrigen con la maestra, Ana María Pérez Cubillo.

El coordinador del Bachillerato Internacional, Roberto de la Fuente.ANGELOPEZ

— El módulo de z +16.

Una buena idea

— z puede ser x+iy.

— Claro, ahora se puede calcular el módulo.

— Es la raíz cuadrada de la parte real al cuadrado sumada con iy al cuadrado.

Y varios alumnos se dan cuenta del error.

— Solo tenemos que operar con los coeficientes.

— Claro, y el otro módulo de la igualdad se puede calcular igual.

Nos retiramos, pero ellos siguen, siguen con sus propuestas y crecen en su conocimiento, siempre orientados por Ana María, hasta que finalizan con la respuesta a la pregunta planteada al inicio de la sesión. No hay posibilidad de quedarse atrás. Es una hora de clase, pero se aprovechan como si fueran dos. No hay alumnos que se despisten, que estén a otro nivel y, por lo tanto, el aprendizaje es máximo. Son cinco alumnos de primero de BI, los cinco son chicos porque las mujeres se decantan más por la especialidad biosanitaria. La siguiente clase es en el laboratorio. Hay diez estudiantes y realizan el experimento de dos en dos. Casi un equipo para cada uno de ellos.

Imagen de la clase de Lengua inglesa.Ángelopez

El alumno con ganas de trabajar encuentra un grupo en el que todos sus compañeros están centrados en el estudio y es acogido en un ambiente de trabajo propicio para que aprendan a investigar en un clima de integridad académica y a desenvolverse en un mundo global en el que la expresión oral y escrita, correcta y eficaz, tanto en español como en inglés, se ve incrementada por el arte de la persuasión y la retórica.

El proceso de selección para el próximo curso escolar se abre el 14 de marzo y se prolonga hasta el 31 en el centro. Toda la información está accesible en la web del instituto.

— ¿Por qué te merece la pena tanto esfuerzo?

Paloma González Fanjul reflexiona. «El bachillerato internacional me ha enseñado a aplicar los estudios en la vida real. Hay asignaturas que nos ayudan a desarrollar el pensamiento crítico y a saber que incluso en la etapa de nuestra vida que tenemos que estudiar mucho, tenemos mucha más vida fuera de los estudios. Es una etapa dura, pero los profesores están atentos para ayudarnos y entendernos. Además, el ambiente de trabajo no puede ser mejor. Todos queremos trabajar y sacar buenas notas para entrar en carreras con una alta nota de corte y eso nos ayuda a avanzar mucho más rápido y de forma más eficaz. Sé que, aunque es un camino más duro, tendré recompensas a largo plazo, y estaré mucho mejor preparada tanto para el resto de mi vida académica como para la real».

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